Material de Lectura

Nota introductoria
 


Los textos narrativos de Alejandro Rossi lo convierten tal vez en uno de los autores más representativos del nuevo cuento mexicano, precisamente por la dificultad de considerarlo cuentista en el sentido más tradicional. Nació en Italia, sus cuentos suelen ser publicados en España, y es considerado por algunos críticos como el mejor cuentista venezolano. Sin embargo, Rossi vive desde hace muchos años en México y aquí ha escrito gran parte de su obra literaria.

Su Manual del distraído (1978), publicado sucesivamente en España (Anagrama), Venezuela (Monte Ávila) y México (FCE) reúne relatos, sorpresas, minucias, residuos y protestas radicalmente personales: relatos de la historia familiar contados con el fin de mostrar su irrelevancia; sorpresas descritas con el orgullo de un coleccionista resignado; minucias cotidianas observadas con sarcasmo por artistas y escritores; residuos de investigaciones más sistemáticas sobre filosofía o sobre el lenguaje; protestas por el empleo de un término anacrónico o por lo excesivo de ciertas explicaciones. Algunos textos se balancean entre la anécdota y la epistemología (“Por varias razones”) o entre el cuento y las disquisiciones sobre el proceso de escribir un cuento (“Un preceptor”, “Sin sujeto”).

Esta coexistencia de elementos diferentes es también característica de sus libros de relatos: Sueños de Occam (UNAM, 1983), La fábula de las regiones (Ediciones del Equilibrista, 1988) y El cielo de Sotero (Anagrama, 1987). (Este último incluye los cinco relatos de Sueños de Occam, el primer relato de La fábula de las regiones y dos relatos inéditos.) En ellos, la descripción de lo inmediato y el tratamiento de lo cotidiano se presenta con imágenes originales y ausencia de metáforas, y la anécdota se resuelve con la vaguedad de la incertidumbre, lo cual muestra a un verdadero escéptico, inteligente y lúdico. Basta leer “Un café con Gorrondona” o el fragmentario “Diario de guerra” para comprobar su declarado gusto por el juego, por la moral, por la amistad y “sobre todo, por la literatura”.

La fábula de las regiones contiene tres relatos en los que se propone una mitología particular acerca del enfrentamiento entre la Nación y las Regiones. En este espacio narrativo, los conjurados, generales y sobrevivientes de misteriosos levantamientos populares recuerdan a sus héroes, mártires y benefactores con desprecio por los héroes oficiales.

En esta fábula memoriosa, más irónica ante la arrogancia del centralismo que deliberadamente visionaria, los protagonistas creen en la patria, sin por ello aspirar a comprenderla.

Leer la prosa de Rossi significa correr el riesgo de instalarse en un mundo enrarecido, donde todo es visto desde una perspectiva extrañamente distante, con el leve asombro que convierte en aventura irrepetible el simple acto de cruzar una calle o visitar el consultorio de un dentista. Cada libro de Rossi es, como el descrito por uno de sus personajes, “un libro acumulativo, desordenado, que, sin embargo, deja una incómoda sensación de inmensidad”.


Lauro Zavala