Material de Lectura

 

Game cube

 

Es igualito que en la película Ghost, y no soy el único que lo ha dicho. Traspasas una barrera de carne densa, como una gelatina muy cuajada (supongo que este detalle depende de la densidad de la carne de cada quien). Luego sientes las astillas de la puerta de tu habitación, que restriegan tus ojos (o una película de ellos) sin hacerles ningún daño. Hay cierto dolor, cierta sorpresa, cierto miedo al avance, pero también una curiosidad que termina venciendo cualquier barrera, de cemento, de vidrio, de madera, de lo que sea. Avanzas hacia el pasillo. Al final hay otra puerta que atraviesas como si nada, detrás de esa puerta empiezas a ver los primeros retos del juego. En realidad es un juego sencillo y divertido, todo depende de tu elección.

Encuentras una flor de siete pasillos. Mi elección fue un pasillo en cuyo final estaban dos mujeres sentadas junto a un hombre, el hombre las abraza fuertemente, el tipo es un ogro, gordo y feo, y las chicas bonitas son sus cautivas. Tú, con todas las armas a la vista, tienes que matar al ogro, cosa que es muy sencilla, mi elección fue lanzarle una patada a los testículos, con lo cual conseguí que el ogro reventara, de él salió un puñado de mujeres, todavía más guapas que las primeras, entre ellas tienes que escoger alguna, mi elección fue una reina oriental con unas nalgas lisitas, hay de todo en el puñado.

Después tienes chance de seguir el recorrido con la reina o dejarla por ahí y pasar por ella luego. Decidí seguir el camino con ella, nos encontramos con otra flor y elegimos un pasillo donde hay una playa. Es una playa de dimensiones infinitas hacia donde veas. Hay un montón de cosas que puedes escoger, yo escojo el mar, que está atestado de bañistas, todos tienen las cabezas piramidales, éstas asoman muy cerca del agua que es de un azul caribeño de otro mundo, los bañistas se ven muy felices, es un mar muy calmo, muchos ríen, se abrazan y se besan, otros contemplan la orilla.

Un bañista sale apresuradamente, lleva puesto un traje del mismo azul, en cuyo centro, justo a la altura del plexo solar, ubicado mucho más arriba que el de una persona normal, tiene un círculo en el que refulge el mismo azul, el bañista se te acerca y te saluda, con una naturalidad que te deja perplejo, se quita el disfraz y resulta que el tipo es un simple mortal con unos tatuajes muy feos y ojos de mariguano, te saca una lengua con piercing, creo que a este tipo también te lo puedes llevar, pero yo paso; el mariguano deja un traje de plástico tirado en la playa. Después te das cuenta de que aquel infinito cielo está poblado de trajes de plástico azul. Sigo viendo al mar y a los bañistas, siento ganas de meterme, el mar es también como una recompensa, me inunda por completo la alegría, voy dando saltitos hacia el agua. Trabar amistad con aquellos bañistas tan encantadores me pareció seductor, además me moría por chacotear un rato con la oriental. Cuando elijo entrar, el azul empieza a parecer de este mundo, noto que los bañistas van saliendo del agua, la mortificación se extiende conforme entro con mi chica. ”¡Se delató!”, grita uno de ellos y todos salen indignados. Si esto te pasa en el juego pierdes puntos. A mí me pasó. No siempre es bueno escoger el azul. Todos los juegos son distintos; a veces lo que parece ser un premio es una trampa.

Cuando esto pasa la reina oriental adquiere un aspecto distinto, deja de estar avionazo y se vuelve común y corriente. Los bañistas se quitan sus trajes y se van caminando, dejan una estela de trajes azules. Yo mejor me salí y me seguí caminando, aunque si eres tan imbécil puedes escoger quedarte chacoteando con tu mujer común y corriente en las aguas de este mundo.

Si escoges seguir caminando hacia el lado opuesto a los bañistas y te vas por la orilla del mar, vas a encontrarte con un ejército de cangrejos amistosos, todos muy pequeños, que tienen la piel jaspeada en rojo y arena, entre ellos puedes escoger uno, el que escogí yo sorpresivamente resultó ser una recompensa, al contacto con mi mano se transformó en una fotografía que se expandió hasta rodear mi entorno como una realidad, al fondo de la foto estaba una joven muy triste y muy hermosa que toma un libro en la mano. Te le puedes acercar, si te acercas mucho te das cuenta de que eres su recompensa, porque ella quita intempestivamente su rostro de abatimiento y te sonríe y te abraza y te besa, sus caricias son bastante convincentes al principio. Te puedes quedar ahí todo el tiempo que quieras, pero es mejor que te retires cuando sientas que la chica empieza a perder puntos, porque entonces, traicioneramente, puede transformarse en una trampa y dejarte sin reservas. Si sigues caminando y abandonas a la chica del libro, como yo hice, te tienes que topar con una estación donde recargas reservas, esta estación tiene varias subestaciones que tienen facha de espás, yo escojo el que se ve más respetable y económico, ahí me olvido totalmente de la chica. Decido salir del juego, pues con el masaje y los ejercicios de relajación me entró sueño. Para ir a mi habitación tengo que recorrer un camino largo.

Si te da flojera y decides regresar, como yo hice, te vas a encontrar que la chica del libro, la que te dejó sin reservas, aquella a la que te cachondeaste durante el tiempo que quisiste, ya está con otro tipo y lo abraza y lo besa con amor convincente. Ella ya no te parece ni mínimamente hermosa. Te sigues de largo, hay entonces un pasillo que no viste de ida y que te llama, del fondo sale una música como de centro comercial, eso te atrae, te acercas y te encuentras en la puerta de un centro comercial, precisamente, y la chica del libro firma autógrafos ahí, cuando pretendes entrar y ver las tiendas, otra música te atrae desde el estacionamiento, en él vas a descubrir a unos cangrejitos inflables que cantan Under the sea, si te acercas un poco a ellos una linda chica con una minifalda de elastano azul te da la recompensa, la recompensa es una botella de agua Ciel y un beso en la mejilla, esa botella no te sirve para nada, tú no tienes sed, sólo quieres llegar a tu recámara. El estacionamiento del centro comercial se vuelve gigantesco como una playa. Llegas donde están tirados los trajes de los bañistas, yo nunca me he atrevido a recoger uno, por miedo a delatarme otra vez, aunque ahora sólo se ve al bañista del piercing besando a una turista fresa, en esta etapa puedes rescatar alguna recompensa, a mí siempre me da flojera el tipo del piercing. Me sigo de largo y encuentro una extensión verde azul profundo, es un alfalfar, hay un sillón color amarillo sobre el cual reposa un amasijo de chicas avionazo en chiquito, el amasijo va cobrando la tesitura de un solo cuerpo hasta que se ve enteramente como un gordo bien feo, que es un ogro amarillo. Todas estas escenas pasan frente a mí con gran indiferencia, hasta que el gordo comienza a vomitar una teutona tamaño natural que está de recompensa. Elegí sin dudarlo una siestecita a su lado antes de llegar a mi cama, entonces me dispuse a matar al ogro para tenerla, mas en ese momento (el muy listo) se puso a vomitar a una mulata bastante apta para el chacoteo en la hierba, esperé, y cuando la mulata estuvo totalmente fuera de la boca del ogro, le metí un patín certero entre los güevos y ahí quedó. Las armas con que puedes luchar en este momento del juego son varias, yo siempre opto por el patín en los güevos.

Cuando el ogro se rompe te ganas una recompensa muy grande y cara, las dos viejas vomitadas te empiezan a aplicar un masaje que te deja quebradísimo en el sillón, con ganas de quedarte dormido ahí y olvidarte de tu cama para siempre. Al final las dos chicas se desvanecen en el cansancio. De alguna forma te arrastras hacia el pasillo, si no llegas pronto hasta tu cama pierdes otra vida, sigues por el pasillo que te lleva a la flor y si eres capaz, eliges el camino que te lleva a tu habitación, llegas hasta la puerta, atraviesas la densa barrera de astillas, te encuentras a un tipo desnudo en la cama, ese eres tú, te clavas en la barrera de carne, esa es tu última recompensa.