Antología de la |
Nota introductoria 1. El modernismo japonés (1925-1960) |
El modernismo japonés surgió como una manifestación de rebeldía contra la poesía tradicional (tanka, haikú y la poesía surgida a partir de la Época Meidyi —1868—) que ya no funcionaba en su tiempo. Sin embargo, si el modernismo japonés se considerara sinónimo del esprit nouveau francés, tendríamos que buscar su origen en el movimiento surgido en Europa a principios de siglo, y cuyo espíritu fue desarrollado por aquellos 'ismos' tales como cubismo, futurismo, dadaísmo y surrealismo. En el Japón, el modernismo se manifestó en un movimiento artístico que coincidió con la publicación de la revista Poesía y teoría poética (Shi to shiron) en 1928, aunque esos 'ismos' habían entrado al Japón unos años antes. El futurismo fue introducido por Renkichi Hirado en 1920; también en ese mismo año el dadaísmo llegó al Japón; en 1925 se publicó la antología de la poesía francesa Un rebaño bajo la luna, traducido por Daigaku Horiguchi, donde se incluyeron traducciones de poemas cubistas de Apollinaire. A tales antecedentes se une el surrealismo para florecer como un movimiento modernista japonés en 1928. El propósito modernista japonés consistió en un rechazo rotundo del lirismo espontáneo que inevitablemente había predominado en la poesía japonesa tradicional. En el primer número de la revista Poesía y teoría poética, Yukio Haruyama, editor de la misma, decía: El modernismo (japonés) consiste en la adaptabilidad a las circunstancias. Elegimos la disciplina racional y tratamos de descubrir la selección circunstancial y la adaptación a las circunstancias. Aunque existan diversas críticas adversas acerca de este movimiento, en resumen podríamos afirmar que el modernismo dejó una huella profunda en posteriores poetas, vivos hasta el presente. Conforme al cambio político y social que se operó debido a la aparición del ultranacionalismo japonés en la década de los años veinte, los poetas tuvieron que definir su dirección artística: algunos buscaron refugio en su propio mundo estético, otros entraron en la mecánica militarista, y aun otros abandonaron la poesía. 2. La poesía de posguerra (1945-1960) En 1894 Rubén Darío decía dirigiéndose a los poetas japoneses: "Era vuestro país uno de los últimos refugios de los poetas..." En 1945 el Japón perdió la guerra; y los poetas japoneses perdieron su refugio, ¿qué pasó con aquéllos que sobrevivieron? Ésta es la pregunta que surge cuando se piensa en los poetas jóvenes que fueron a la guerra, lucharon, perdieron y regresaron a su patria. La principal corriente de la poesía del periodo 1945-1960 está dolorosamente marcada por la experiencia de la Segunda Guerra Mundial. Las consecuencias de la gran guerra ayudaron irónicamente a un florecimiento sin par de la poesía japonesa; es en esa época cuando muchos poetas japoneses por vez primera en su historia tratan de asimilar la realidad histórica a su poesía. Casi todos los poetas que aparecieron en esos años habían iniciado su carrera poética antes y durante la guerra, y habían pertenecido al grupo modernista. Entre los diversos grupos surgidos a partir de la terminación de la guerra, el que manifestó con más claridad su postura coherente fue el grupo "La Tierra Yerma" (Koochi) formado en 1948, en el que participaron los nacidos entre 1919 y 1923, generación digna de ser llamada lost generation del Japón. Este grupo publicó una revista anual titulada Colección de poemas del grupo. La Tierra Yerma (Koochi-shishuu) a partir de 1951. En la introducción del primer número publicaron un manifiesto que decía: Nuestra actualidad nos presenta una tierra yerma. Salvarnos del caos y protestar contra la devastación explican nuestra voluntad rebelde ante este destino, y nuestra militancia con la vida. Si es que aun existe para nosotros futuro alguno, es porque no hemos perdido fe en la vida actual. Y añadían que seguirían caminando por la tierra yerma "con los ojos abiertos y los oídos afilados para indagar la realidad de nuestra época." La guerra les mostró los límites del humanismo, les impelió a la pérdida de la visión del mundo moderno materialista, la pérdida de valores éticos y religiosos, y, sobre todo, los hizo reservados hacia la palabra, reserva producida por la destrucción de la tradición y por la crisis de autoridad en que se sumergió el país. En todo caso los poetas japoneses de esa época lucharon por la reivindicación de la totalidad de la poesía. Algunos cantaron tenazmente el dolor y remordimiento de la guerra, otros expresaron la angustia de vivir en la ruina bajo la ocupación norteamericana, y otros levantaron en sus poemas gritos de protesta contra la bomba atómica. La poesía japonesa que tradicionalmente siempre había girado alrededor de la naturaleza, cantando a los fenómenos naturales: las plantas, la luna, las nubes, las montañas, los murmullos de los arroyos, los cantos de los pájaros, se enfrentaba ahora a la realidad severa de la época moderna, y de una humanidad en peligro de aniquilación. |
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Nota biográfica de los autores |
Dyunzaburo Nishiwaki fue el primero en introducir el surrealismo al Japón. Nacido en Niigata en 1894, luego de obtener el título de licenciado en economía en la Universidad de Keio, viajó a Inglaterra donde estudió literatura inglesa medieval en la Universidad de Oxford. Durante su estancia en aquel país publicó el libro de poemas Spectrum (1925). A su regreso se hizo profesor de literatura inglesa en Keio. Nishiwaki trató de convertir aquel mundo poético creado por los surrealistas mediante la subconsciencia, en un mundo de belleza poética creado por su propia conciencia y voluntad. Publicó dieciséis libros de poesía. Fue uno de los críticos literarios más importantes del Japón. Falleció en 1988. Fuyuhiko Kitagawa nació en Shiga en 1900. Se graduó en el Departamento de letras francesas de la Universidad de Tokio. Vivió su adolescencia en Manchuria, antiguo territorio japonés en el continente chino. Participó como miembro de varias revistas de poesía; presentó por primera vez "El manifiesto surrealista" de André Bretón en 1929. Fue uno de los líderes del movimiento Poesía y teoría poética. Después de la guerra editó la revista La Poesía Contemporánea. Publicó al menos siete libros de poesía. Murió el 12 de junio de 1990. Shiro Murano, nacido en Tokio en 1901, empezó a escribir poemas desde que era estudiante en el Departamento de Economía de la Universidad de Keio. Colaboró en varias revistas literarias y fue editor de la revista de poesía Mugen (Infinitud). Muchos de sus poemas, en forma tácita, expresan una sutil denuncia contra el militarismo japonés. Murió en 1975. Katsue Kitazono nació en Mié en 1902. Estudió economía en la Universidad Chuuoo; participó activamente en los movimientos vanguardistas de artes plásticas y de teatro. En 1923 publicó su primer poema en una revista. En 1927, junto con Nishiwaki y otros, inicia el movimiento surrealista en el Japón. En 1935 fundó la revista VOU; colaboró en varias revistas extranjeras. La estructura de sus poemas es el resultado de sus tentativas poéticas para una ruptura con la semántica, en que las palabras se tornan primitivas y se convierten en simples signos. Murió en 1978. El líder del movimiento modernista japonés y editor de la revista Poesía y teoría poética, Yukio Haruyama, nació en Nagoya en 1902. Desarrolló la primera etapa de sus actividades poéticas principalmente en la región de Nagoya, y posteriormente siguió escribiendo en Tokio para varias revistas literarias. Tradujo a Éluard y a Mallarmé. Murió en 1978. Azuma Kondo fue uno de los miembros más importantes del modernismo japonés. Nacido en Tokio en 1904, estudió leyes en la Universidad de Meidyi. Trabajó varios años en el Ferrocarril Nacional del Japón, donde organizó la Confefederación de Poetas Ferrocarrileros. Los poemas aquí presentados son ejemplo de sus intereses sociales. Murió en 1988. Iku Takenaka nació en Kobe en 1904. Estudió letras inglesas en la Universidad Kwansei Gakuin. Durante su época estudiantil empezó a publicar sus poemas. Fue miembro de varias revistas; asimismo, fundó y editó la revista de poesía infantil Jirafa en Kobe. Fue uno de los poetas más importantes que participaron en la "revolución poética" en la segunda década de los veinte. Falleció en 1982. Miyoshi Nagashima nació en Kanagawa en 1917. Después de participar en la edición de algunas revistas, se hizo miembro de la revista VOU. En 1937 se enlistó en el ejército; fue al frente del continente chino, quedó lesionado y regresó al Japón. Después de la guerra se hizo miembro del grupo Futuristas Japoneses. Publicó cuatro libros de poesía. Sankichi Toogue nació en Osaka en 1917. Trabajó en publicaciones y como periodista. En 1945 sufrió el bombardeo atómico en Hiroshima. Dirigió la Asociación de Poetas Víctimas de Hiroshima. En 1953 murió de tuberculosis. Tiene publicado un libro de poesía, Poemas de la Bomba Atómica. Masao Nakaguiri, nacido en Okayama en 1919, estudió en el Departamento de Arte de la Universidad de Nippon. Editó en Kobe las revistas LUNA y LE BAL que fueron antecedentes de la revista La Tierra Yerma. Trabajó para el periódico Yomiuri. Murió en 1982. Nobuo Ayukaua nació en Tokio en 1920; estudió letras inglesas en la Universidad de Waseda. A partir de 1937 publicó muchos poemas y ensayos sobre poesía en varias revistas. En 1942 se enlistó en el ejército, dejando sus estudios a medias. En 1944 regresó del frente de Sumatra. Después de la guerra siguió sus actividades poéticas. Fue miembro de la revista La Tierra Yerma. Murió en Tokio en 1986. Ryuichi Tamura nació en Tokio en 1923. Estudió la carrera de letras en la Universidad de Meidyi. Durante la guerra editó la revista La Tierra Yerma. Publicó varios de sus poemas en la Colección de poemas del grupo la Tierra Yerma, y un aproximado de treinta volúmenes de poesía en su lengua. Fue reconocido con el quincuagésimo cuarto Premio de Poesía de la Academia de Artes de Japón en 1998 y murió de cáncer en agosto de ese año. |
Dyunzaburo Nishimaki |
No volverá el viajero |
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Fuyuhiko Kitagawa |
La luna inflamada |
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Guerra |
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Ruinas |
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Shiro Murano
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Katsue Kitazono |
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Amigos, Apolo vuelve corriendo del mar Dejando que el arpa de lluvia reluzca En la concha se estanca un arrebol |
Maleza |
Más allá de la maleza, se desliza una nube como mandolina. Los muchachos imitan sandías en el agua todo el día. |
Noche de verano |
Cher ami Comamos melones en el jardín de la villa donde florecen las onagras. ¡Oh, qué placentero momento de despedida nos espera! En el instante en que salió la luna por el borde de la montaña el mar lució como un disco de música. |
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Semiótica |
Plato blanco Flor Cuchara Tres de la tarde en primavera Blanco Blanco Rojo * Arquitectura prismática Animal blanco Espacio * Bandera azul Manzana y dama Paisaje blanco * Flor e instrumento musical Ventana blanca Viento * Cielo azul No veo nada No veo nada Casa blanca * Lejano paisaje blanco Bandera rosada Desperación |
Yukio Haruyama
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Azuma Kondo
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Escarnecido, alguien ríe. Una dama vasta... Su vestido de baile elegante y lujoso. Un barco de guerra gigantesco. La proa del barco... Escudos. El costado del barco. La enorme cadera de la dama. Escarnecido, alguien ríe. |
Tarde de otoño temprano |
Así pues, yo caminando por una calle tranquila de muchos templos. Muros largos, las puertas de los templos alineados Arboles enormes que sombreaban la calle. El canto de las cigarras. Repentinamente, de la puerta de un templo salió un hombre. Al tropezar conmigo me miró con una cara como diciendo "¡Caray, ya me descubrieron!". Inmediatamente desapareció en otro templo. Ese hombre, ¿quién era? Ese hombre con un descolorido gorro de soldado, camisa verdeoscura, zapatos militares. ¡Ah, aquí también fantasmas de la guerra! ¡En un callejón olvidado, habitación de otro fantasma de la guerra! |
Bandera nacional |
Hijo mío, hoy es un día festivo ¿Por qué izaste una bandera blanca? Padre, de la bandera del Sol Naciente sólo expulsaron al rojo. |
Iku Takenaka
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Miyoshi Nagashimi
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¿Quién fue quien me compró, para empezar? En el mercado de esclavos azotado por el viento del norte aquel día, yo con cadenas en pies y cuello fui comprado solo y luego llevado al confín de la tierra donde ni siquiera florecían las dalias negras comprado por esos hombres cantores de cristianos himnos que gobiernan este vasto mundo civilizado. Soy un esclavo y los huesos del esclavo vitalicio tienen que moverse como pesadas ruedas oxidadas en esta alba civilización cristiana. Sea perro o buey puede darle alimento para gallinas. Era, para mí, una larga larga ruptura con la humanidad. Acostumbrada a habitar la tierra tenebrosa mi cabeza quedó seca como el trigo. De noche me acosté en el heno y conté las estrellas del mundo una por una. Eran más dulces que las cañas del azúcar liberadas del dolor, del vocerío y los látigos de cuero. Contemplé aquellas estrellitas remotas piedras frías hasta que se desvanecieron. Oh, esclavos para los hombres amarillos, tan diferentes esta civilización cristiana es demasiado cruel para nosotros. Cuando me desperté de repente un zapato enorme pisoteó mi cara como si fuera grava. "Ya está muerto... Compra otro". Oh, amigos, oh cristianos himnos. Oh, Merry Christmas. Compra otro esclavo nuevo. |
Sankichi Toogue
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¡Cómo podremos olvidar aquella centella! En un instante los 30,000 en las calles desaparecieron En el fondo de las tinieblas, aplastados los gritos de los 50,000 cesaron. Cuando el humo huracanado y amarillo se desvaneció los edificios estaban rajados, los puentes derretidos los trenes llenos de gente quedaron chamuscados vasto páramo de escombros Hiroshima. Con pieles colgando como tiras viejas con las manos en su pecho pisando líquido encefálico vistiendo pedazos de tela quemada en sus caderas lloraban hombres y mujeres desnudos caminando en procesión. Cadáveres como budas de piedra, dispersos en el jardín de una escuela. La muchedumbre se agolpó en la orilla del río, luego trepó a las balsas, y se convirtió en una pila de cadáveres bajo el sol abrasador. En medio de las llamas que se levantaban en el cielo crepuscular los barrios donde vivían mi madre y mis hermanos, aplastados vivos, fueron cubiertos por el fuego en un lugar lleno de excrementos muchachas escolares estaban tiradas; los vientres hinchados, los ojos arrancados, las cabezas sin pelo, los cuerpos descuartizados. El sol matutino alumbró a una masa anónima apiñada. Nadie se movía. En el estancamiento del hedor se oía sólo el zumbido de las moscas. ¡Cómo podremos olvidar aquel silencio que caía en la ciudad de 300,000 habitantes! ¡Cómo podremos olvidar aquella plegaria nunca pronunciada por las cuencas blancas y vacías de nuestras mujeres y nuestros hijos! |
Masao Nakaguiri
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Una cabeza de hombre, salpicada de arena. Un hilo de sangre que se alarga infinitamente. Metales que se diluyen, ojos que quedan entreabiertos. Mujeres semidesnudas. En el extremo del mundo creí haberlos visto. Hojas de caucho despedazadas y empapadas. Corrimos desesperados. Nos volvíamos locos. El índice de mi mano se crispó contra mi voluntad y tu figura desapareció; quiero decir: te maté. Un pedazo de plomo que ató mi dedo a tu corazón. Los dientes menudos, los pies pardos, y todas las cosas pequeñas. En el extremo del mundo creí haberlos visto. Pero, ¡Peter! ¿Por qué sonríes a quien te mató? De lejos llegas fluyendo dulcemente. Te acercas titubeando, amigo, No sé si te llamabas Henry O Robert. Sin embargo, ¿por qué no me culpas a mí, tu sacrificador? Por fin, regresamos a la patria en cuya belleza habíamos creído. Mis zapatos militares cubiertos de lodo pisan ahora las calles carcomidas de Tokio. Pero tú, ¿en dónde estás tosiendo? ¿En dónde estás lamiendo ese queso de sangre? Amigo, podrás mirar, lo sé, a este pobre hombre que mató a su amigo trepando como topo en el rincón del mundo. Y comprenderás que es mucho más penoso haber sobrevivido que estar muerto. |
Nobuo Ayukawa
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Por ejemplo, desde los pasos en la niebla o en todas las escaleras surge la imagen opaca de un testamentario. ... Es el comienzo de todo... Ayer lejano... sentados en una cantina oscura no sabíamos qué hacer con nuestras caras torcidas mirando el sobre de una carta "¿No habrá sombra ni forma?" ...Ya que fracasamos en morirnos, así estaban las cosas. Amigo, el cielo helado de ayer permanece en el filo de la navaja. Sin embargo, he olvidado dónde y cuándo te perdí. Fue una época de oro, tan efímera... jugábamos a ser dioses, a trastocar signos murmurando: "Ésta es nuestra antigua receta". Siempre era otoño, ayer y hoy "En la tristeza llueven hojas muertas" Esa voz, entre las sombras de la gente o en las calles ha seguido su camino de plomo negro. El día del funeral no había palabras ni asistentes. No había lugar para la ira, ni para la tristeza, ni tampoco quejas débiles. Alzando la mirada al cielo permanecías acostado tranquilo con los pies metidos en tus pesados zapatos. "Adiós, no vale la pena creer en el sol ni en el mar". Amigo que duermes bajo la tierra, ¿Aun duele la herida de tu pecho? |
Ryuichi Tamura
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Para que nazca un verso debemos matar muchas cosas, debemos acribillar, asesinar y envenenar a nuestros seres amados. Ved, en el cielo de los cuatro mil días y noches, por tanto codiciar la lengua trémula de un pájaro, hemos matado a tiros lo silente de las cuatro mil noches y el resplandor de los cuatro mil días. Escuchad, en todas las ciudades lluviosas y en los hornos de fusión, en todos los puertos y las minas en estío, por arrancarle lágrimas a un solo niño hambriento, hemos asesinado el amor de los cuatro mil días y la misericordia de las cuatro mil noches. Grabad en vuestra memoria tan solo por codiciar el miedo de un perro callejero con ojos capaces de ver lo que no vemos, con oídos capaces de oír lo que no oímos, hemos envenenado la imaginación de las cuatro mil noches y el recuerdo frío de los cuatro mil días. Para engendrar un solo verso debemos matar a nuestros seres queridos. Es el único camino para resucitar a los muertos. Habrá que seguir este camino. |
Mezcalero |
MEZCALERO:
CORTE: |
Emperador |
Hay ojos en una piedra, ojos enclaustrados en la melancolía
y el tedio. El hombre pasa frente a mi ventana, vestido con negros atavíos. Emperador de invierno. Mi emperador solitario caminando hasta un camposanto europeo con la sombra de la civilización en su frente blanca como de cera. Bañada su espalda por el sol, es doloroso verlo autoflagelarse. ¡Dadme una flor! Usted extiende sus manos. El invierno en el mundo está a punto de empezar, después de años de razones y progreso. La belleza occidental no es otra cosa que ilusión; ¿quién besaría sus palmas? ¿Habrá aun tierra fértil en esas manos devastadas por un destino de color del milano? ¡Dadme una flor, una herida como una flor! |