Material de Lectura

Los dos paisajes

Al paisaje azul,
mujer, te incorporaste.
Tu cuerpo era más desnudo
que los cristales más puros.
¡Numeroso animal,
suma de armonías!
Mis manos se hacían
redondas y tocaban
esferas incompletas.
Mi amor era tanto
que brotaban lágrimas.
Y era tanta la alegría
de estar contigo en Génova
que yo ya no sabía
cuál era el mejor viaje:
si a solas contigo
o junto al paisaje;
si en un cuarto de hotel
o descendiendo en ciudades.