Voces nuevas

El razonar de la verdad es demencia.
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Creías que destruir lo que separa era unir. Y has destruido lo que separa. Y has destruido todo. Porque no hay nada sin lo que separa.
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Todos mis pensamientos son uno solo. Porque no he dejado nunca de pensar.
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Visto así como te veo ahora, en ninguna parte. ¿Dónde estabas así como te veo ahora? Y como te había visto, ¿dónde estás?
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Hay caídos que no se levantan para no volver a caer.
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Y si lo anormal fuese realmente anormal no existiría.
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El sueño que no se alimenta de sueño desaparece.
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La noche es un mundo que la misma noche alumbra.
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Islas, puentes y alas: mis tres vidas separadas. Mis tres muertes unidas.
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Casi siempre es el miedo de ser nosotros lo que nos lleva delante del espejo.
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No perdonamos ser como somos.
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En vano se da a tus ojos cuanto se da a tus ojos si no tienes a quien agradecerlo.
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Porque saben el nombre de lo que busco ¡creen que saben lo que busco!
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Dos cosas no iguales son la mayor desigualdad. Todas las cosas no iguales son la menor desigualdad.
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Cuando tú y la verdad me hablan, no escucho a la verdad. Te escucho a ti.
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Ahora el instante, luego lo eterno. El instante y lo eterno. Y sólo el instante es tiempo, porque lo eterno no es tiempo. Lo eterno es recuerdo del instante.
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No podrá esperarte más. Porque has llegado.
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Casi todo lo que el hombre necesita lo necesita para no necesitarlo.
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Mis venas, más allá de mi cuerpo, no son visibles.
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Y si ellos no te hicieran mal, el dolor de ellos sería demasiado dolor para ti.
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Quieren que me haga diferente. Y sin ellos hacerse diferentes y sin nada hacerse diferente. ¿Y de qué me haría diferente?
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A veces lo que deseo y lo que no deseo se hacen tantas concesiones que llegan a parecerse.
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¿Por qué te pido tanto que me ayudes? Es que te estoy ayudando.
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Antes de las cosas, sólo el milagro no puede ser. Después de las cosas, sólo el milagro fue.
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Acaban de ahogar al torrente de lágrimas que venía a ahogarte, dos lágrimas.
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Las distancias no hicieron nada. Todo está aquí.
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Fragmentos de mis días, salvados de mis noches, prolongan mis noches.
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¿Qué diría de la humanidad de hoy? Diría que sus calles son amplias.
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Quería conquistar. Pero no conquistaba. Porque quería conquistar sin derrotar.
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En tanto uno aprende, ignora por dónde aprende.
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Prefiero al mejor de los refugios las puertas de cualquier refugio.
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Lo que hay fuera de mí es una imitación mal hecha de lo que hay dentro de mí.
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Hay cosas que no caben en lo infinito. Y cabrían en mis manos, si las tuviese en mis manos.
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Sí, he hecho algunas cosas que cuando puedo no decírmelas no me las digo, para no ofenderme. Porque yo no quisiera ofender a nadie.
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Comprendo que tu poco de no me importa es un poco de suicidio, pero es lo que te salva del total suicidio.
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Y si el amor es el amor perdido, ¿cómo encontrar el amor?
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Porque crees que me has comprendido has dejado de comprenderme.
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Pequeño es aquel que para mostrarse esconde.
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Todo acercamiento es acercarse a un cuerpo, donde termina todo acercamiento.
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Cuando alguna voz me llama, respondo a ella, pero antes me respondo a mí.
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La vida comienza a morir por donde más es vida.
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Siento que me repito cuando repito al otro, no cuando me repito a mí.
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Creen que moverse es vivir. Y se mueven, no para vivir. Se mueven para creer que viven.
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Mi alma tiene todas las edades, menos una: la de mi cuerpo.
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Comprendo que la mentira es engaño y la verdad no. Pero a mí me han engañado las dos.
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Cuando uno comprende que es hijo de sus creencias, pierde sus creencias.
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Siempre me fue más fácil amar que elogiar.
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Lo que no se convierte en recuerdo no fue. Y tal vez no es. Porque no fue.
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Lo que hice o no hice, creo que pasó. Y lo que haré o no haré creo que también pasó.
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Cuando no sea más nada, ¿no seré más nada? ¡Cómo quisiera no ser más nada cuando no sea más nada!