Material de Lectura

 

Nota introductoria

Algo se ha escrito en el Río de la Plata sobre la poesía de Idea Vilariño, uruguaya, nacida en 1920. Casi siempre se coincide en destacar la simplicidad de un decir que, aludiendo a hondos espacios interiores, prefiere la sugerencia que propicia el eco enriquecido mejor que el límite claro de una emoción totalmente expresada.

Como la poesía es la más entrañable y auténtica de las manifestaciones, los poemas de Idea participan de un mundo suyo de dolor y gozo, de preocupación o angustia, de reflexión y conciencia. Y ocurre que el lector descubre que está siendo dicho en esa voz que se dice porque hay en Idea la frecuente comunicabilidad del artista verdadero, de aquel que, pronunciando su ser, pronuncia el de todos.

Poemas pertenecientes a los que declara sus únicos poemarios —aunque hubo otros— reúne esta antología: los hay de Nocturnos, cuyas ediciones se inician en 1955; de Poemas de amor, poemario que se publica por primera vez en 1957; de Pobre mundo, que aparece en 1966, y de No, de 1980. Suficientes son contemporáneos, en el transcurrir de un periodo de quehacer poético que, dilatado en el tiempo, se inicia en 1945 y aún no termina.* Los nuevos se van integrando de forma natural, por su temática, a los cuatro títulos aceptados, de manera que los materiales se han multiplicado desde la primera edición a la última y crecerán mientras hay vida y producción.

Sus títulos integran muchos poemas aunque no muchísimos. Es una poeta de decir escueto y certero que, paralelo a dudas profundas sobre su identidad, reflejadas a menudo a lo largo de sus testimonios, persiste en sus mismas obsesiones: muerte y amor las principales, preocupación social y política las que le siguen, negación de esperanza la que integra a todas. Ello da a su obra una incuestionable coherencia y obliga a olvidar los matices temporales de creación. De este modo, también, no sólo se abstrae de su propio tiempo de existencia sino que, por su temática, se aleja del tiempo único. Puede decirse que Idea Vilariño es una autora clásica: su discurso posee validez intemporal.

Pero surge la pregunta: ¿cuál sería la especificidad de esta poeta que la vuelve necesaria y permanente? Si bien sus obsesiones fundamentales son constantes en el individuo de todos los tiempos; si bien sus preocupaciones sociales o políticas son cotidianas en América Latina; si bien su desesperanza es un corolario razonable, su poesía vale por la particular manera en que se unen mensaje y forma de expresión. Destácanse el privilegio verbal, la pureza de imágenes, la perfección rítmica, las recurridas figuras retóricas en ella renovadas.

Por otra parte, es una voz femenina. En un continente en donde se han escuchado otras voces de mujer impactantes y abisales y de un país en el que, al decir de Ángel Rama, la mujer ha sido la que ha llevado el emblema de la poesía, Idea Vilariño describe el sentir de la mujer con desusada agudeza. ¿Quién si no una mujer podría haber escrito "Por aire sucio", "El encuentro", "El miedo", "Carta I" o "Carta II", por seleccionar pobre aunque significativamente?

Algo más hay que decir, que no compete a Idea misma o a su producto y que justifica con amplitud su difusión: América Latina vislumbra hoy su identidad. Por primera vez se vuelca honestamente sobre sí misma para conocerse. Su problemática común, que le exige el asumir sus lazos fraternos, le da la feliz alternativa de unirse en su cultura y de beneficiarse con la aprehensión de las distintas manifestaciones artísticas de sus creadores.


Susana Crelis Secco


* La primera edición de este volumen de Material de Lectura data de 1990. (Nota del editor.)