Material de Lectura

 

Nota introductoria


Acaso convenga hacer al menos una precisión acerca de la noción de literatura magrebí de expresión francesa, en la que se inscribe la obra del célebre escritor marroquí Tahar Ben Jelun.

La etiqueta conjunta dos referencias: una a la identidad, la magrebí,1 la otra a la lengua, la francesa, referencias que geográfica y culturalmente tienen raíces diferentes. No evocaremos aquí pormenores del proceso que, desde los años cincuenta2 y en las generaciones más recientes, condujo a no pocos escritores del Magreb a crear una rica y pujante literatura en la lengua del colonizador. El análisis de esta evolución impondría un mínimo intento de respuesta a interrogantes tan delicadas, debatidas y siempre abiertas como: ¿para quién se escribe?, ¿se puede escribir sólo en la propia lengua?, ¿las raíces y la identidad pueden expresarse únicamente en la propia lengua?...

Lo cierto es que la producción literaria en francés debida a la pluma de magrebís de incuestionable identidad árabe-musulmana o judeo-árabe vive una fase de plena expansión y reclama que nos acerquemos a ella ya no tanto empujados por una especie de curiosidad sociológica y aplicando nuestros esquemas occidentales, sino por el interés de descubrir los modos en que estos pueblos se sitúan frente a la escritura, en que ésta les permite rescatar una memoria cultural secular e interrogar una realidad presente cambiante y desafiante.

La tradición literaria en árabe sobresale en los géneros de la poesía y del cuento. En la narrativa, la novela es importación europea, misma a la que se asocian inquietudes y expectativas ideológicas nunca antes manejadas en la lengua del Corán. Ciertamente éstas son sólo explicaciones parciales a la abundancia de novelas que apoyándose en una lengua ajena se propusieron denunciar, interrogar, ahondar, cuestionar y valorizar una cultura maravillosa y asfixiante, y que ahora orientan sus búsquedas existenciales y estéticas hacia un futuro en el que todos nos vemos concernidos por las mismas amenazas.

Tahar Ben Jelun nació en Fez en 1944. Concluye su formación universitaria en la capital marroquí y participa muy activamente, a fines de los sesenta, en la revista Souffles. Son los años inmediatos a la independencia de Marruecos y esta publicación juega un papel de suma importancia en la apertura de las nuevas perspectivas literarias. En 1975, ya en París, Ben Jelun sustenta una brillante tesis en psiquiatría de la que derivarán dos libros estrujantes: La réclusion solitaire (1976) y La plus haute des solitudes (1977), en torno a la miseria afectiva y sexual de los trabajadores magrebís inmigrantes en Francia.

Mas los temas relativos al desarraigo, al exilio, a la desposesión, a la soledad, no son únicamente la materia de la obra ensayística de Ben Jelun. La primera etapa de su obra poética, cuya estructura es marcadamente onírica, los incluye ya junto a otros de corte más simbólico y mítico. Tras la fase poética correspondiente a las colaboraciones en Souffles, Ben Jelun incursiona en la prosa, en el teatro y en el periodismo, igual número de formas de las que se vale el escritor para denunciar las injusticias cometidas por el sistema colonial, por el racismo y por las diversas y sofisticadas formas de opresión practicadas por las sociedades contemporáneas. Nuevo filón temático que dejará una huella profunda en su producción literaria y periodística.

Pero Ben Jelun descubre desde joven a figuras clave del pensamiento y de la estética occidentales como Baudelaire, Verlaine, Rimbaud o los poetas surrealistas; como Nietzsche, Maiakovski, Buñuel y Fellini. Él mismo confiesa y reconoce sentir y moverse sin problema en la sensibilidad europea que, por su formación francesa, asimiló desde antes de dejar su tierra natal. Aunque se le ha considerado como el intelectual del diálogo y de la mediación, Ben Jelun no renuncia por lo mismo a denunciar el lado opresor del universo musulmán, como tampoco calla sus protestas en contra de las violencias y las cicatrices infligidas por el sistema colonial.

En su obra narrativa y poética los temas del desgarramiento del cuerpo arrancado a sus raíces, de las fisuras y pliegues de la memoria, de la evasión y el retorno al nido materno, del imaginario, del sueño, del deseo, de la palabra punzante de los marginados, en fin de la búsqueda de sí mismo, tejen una vasta red de claroscuros a través de la cual descubrimos un universo misterioso y fascinante, doloroso y prometedor, presente y eterno.

Poeta por definición, Ben Jelun considera que escribir es una experiencia gozosa aunque su móvil sea la angustia y la obsesión, pues la palabra le permite anclarse en la realidad. Las rupturas discursivas que dejan penetrar las voces de los excluidos, de los olvidados o proscritos, que dan cabida a los ecos del sueño y de la imaginación, abren espacios privilegiados a los sentidos, a la afectividad, a los valores de una cultura en la que el hombre, cuerpo y espíritu, y la naturaleza, ocupan los sitios centrales.

Tahar Ben Jelun obtuvo en 1987 el premio Goncourt por su novela La nuit sacrée —crónica discontinua de la identidad imposible— segunda parte de L'enfant de sable (1985).

Los textos que a continuación se presentan forman parte de tres libros de poemas y prosas poéticas que en 1978 fueron reunidos en un sólo volumen con el título del último de ellos: Los almendros murieron por sus heridas, los otros dos son: Cicatrices del sol y El discurso del camello.


Laura López Morales




1 Perteneciente al Magreb, que en árabe designa el punto por el que se oculta el sol, por oposición a Mashrek, que es por donde despunta el astro solar. Geográficamente el Magreb corresponde hoy día a Marruecos, Argelia y Túnez.
2 La presencia francesa en la franja norte de África duró de 1830 a 1962 en Argelia (régimen de colonia), de 1881 a 1956 en Túnez y de 1912 a 1956 en Marruecos (protectorados).