Material de Lectura

Raúl Renán



Selección y presentación de Daniel Téllez



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Nota introductoria

Raúl Renán: Heterónimo de sí mismo

 

 

Poeta, escritor de cuentos breves e inusitados, minificciones y epigramas, editor, narrador, maestro, coordinador de talleres literarios y promotor de vastas generaciones de poetas y colecciones sui generis en el panorama de las letras mexicanas, Raúl Renán (Mérida, Yucatán, 1928), dispone al lector su excepcional oficio de la poesía. Hay una imagen recurrente, cuando de Renán se conversa, la del poeta yucateco con el lápiz en ristre, incendiario, pleno de texturas, al acecho de la palabra.

La obra poética renaniana trasluce experimentación como búsqueda y transformación de la materia prima: el ritmo, los acentos, la forma, la valía de las vocales y las consonantes, la disposición visual en la página, el albedrío del verso libre. Reconceptualiza los códigos del poema, atribuyéndole a este un diálogo particular entre el organismo de palabras y la interpretación que al lector se le revela.

En la poesía de Renán pulsa la semiótica experimental del poeta, donde las pericias visuales empleadas se corresponden con la estructura del poema. El poeta avista el gozo en el continente de la disposición gráfica y sonora de las palabras; desafía la estructura del soneto; zarandea el signo, lo dispersa y multiplica en espacios tridimensionales fonéticos y visuales, onomatopeyas y silencios: artificios que se truecan en actos violentos, frisos, dice el poeta, arriba de la página, en medio y al pie de página.


Conciencia vanguardista la de Raúl Renán, por ejemplo, en el "Canon del salmón", donde propone la lectura del poema de abajo hacia arriba; angustiosa travesía del salmón que nada corriente arriba a velocidad promedio de 6.5 km por hora. Esta convicción, transmitida a su obra, encuentra al poeta perpetuamente en contramarea, contrarío, contrario a la corriente, deshacedor de formas hasta la experimentación de lo nuevo. El poeta peninsular matiza el poema con los registros dúctiles de su cortejo verbal, hoguera de la línea. Habla el poeta: Poesía es una palabra que emociona. Experimentación es una palabra que modifica. Los dictados de su línea son las palabras, líneas del cuerpo de la escritura que nacen de su educado trazo. Anda aquí la cuadratura de Gilberto Owen, la línea de Booz y Ruth, Perseo y Andrómeda; allá la tradición emparentada con Safo, Catulo, Villon, Saint-John Perse, Williams Carlos Williams, Pound, Homero.


En el profundo interior de Raúl Renán, convertido en memoria, arbolece un Fernando Pessoa, "fingidor de sí mismo"; quimérico, con quien Renán se encuentra de sí mismo en éxtasis, por vez primera en el tradicional barrio del Chiado, en Lisboa. Heterónimo de sí mismo, Renán es un Pessoa que se despliega con un nombre distinto, verdadero, sigilosamente en cada línea. Sufre la transfiguración de su todo, como la línea, para permanecer. Renán es dueño de una energía poética susceptible de encarnar en algo más que una Idea hasta ser Palabra, Logos, lo Inefable.


Ronda, en estas páginas, el virtuosismo renaniano del hombre que a sus anchas nos ofrece su decir experimental desemejante y próvido. Lector del ardid justo, en cada gramo de su trazo halla la transparencia. Cuando Raúl Renán hecha de ver su Voz ésta revela del poeta: En mi voz me instalo / y mi rostro se oye. / El discurso de los astros / es un poema infinito. Efectivamente, transparentes y sencillas —como un niño— corren sus palabras como arroyo de montaña, afirma el poeta Rubén Bonifaz Nuño.


Los libros Catulinarias y Sáficas, Viajero en sí mismo, De las queridas cosas, Henos aquí, Los silencios de Homero, Parentescos, A/salto de río (Agonía del salmón), Educación de la línea, El cadáver exquisito de un pez, Emérita, Mi nombre en juego, Rostros de ese reino, entre otros, dan cuenta del frescor inacabable, entre la tradición y el asombro, que el poeta Raúl Renán dota al cuerpo de la poesía mexicana, situándolo, sin lugar a dudas, como uno de nuestros poetas mayores.

 

 

Daniel Téllez

 



De Catulinarias y sáficas (1981)


CATULINARIAS
SÁFICAS




CATULINARIAS

III

¿Por qué te digo, Virtus,
que también es un feo vicio el vivir?
Porque es tentación de disolutos,
ocasión de ruindades,
espacio de contiendas,
valle de tentaciones,
jornada de crueldades,
tiempo de malicias,
lapso de muerte.

XII

Una línea parte el horizonte
si viene de luz;
y si viene de ti, Aura Cárdena,
sostiene el horizonte.

XXII

Se sabe que tu amor
acuna fiebre,
aflora coito,
y que no puedes
aplacar tu lecho
cuando hierve
bajo el sueño inocente
de tu hermana,
Claudio Incesto.

XXVII

No, Neo Nefario,
no viniste como supones
a pisar el ombligo
de este vientre errabundo
y sembrarlo con tus cerdos pesares.
No viniste a cambiar
tus nobles sandalias
por el estropajo que regenera
en la cima de tus semejantes.
Escoge la rama que habrá de ventilar
las luces de tu cráneo privilegiado.

XXXIV

Con la tibieza de tu clámide
alfombras oficioso
el paso de la corte.
Pero eres afortunado, Laméculo,
no tendrás que guardar tanto sigilo
para cuando llegue la muerte:
tu alma basta.

XLIV

No tienes madre, Huérfana,
ni perro que le ladre
a tu fría soledad
sin pan, sin leche
que has tenido que esperar a grande
para tomarla entre las piernas.

 

 


 

Sáficas


VI

Sin los brillos del oro de tus dientes
alumbras luces ciegas, Auro Lelio.
Un solo rasgo al poeta le ha bastado:
quemar los siglos.

IX

Lisonja canta un himno a la belleza
de mi nariz tronchada y mi joroba
y elogia el heroísmo de mi tumba:
incienso inútil.

X

Del cordel del amor la torcedura
tiene el odio enhilado entre la trama,
igual que en el andamio de la rama
la alterna altura.

XIII

En el túnel del ojo los fantasmas
derraman sus plegarias, casi flores.
Ayuntan confundidos con los sueños
que hablan callados.



De De las queridas cosas (1982)


Neosonetos



Soneto para rima izquierda
Soneto a la cáscara de la naranja
Soneto en tres términos
Soneto monorrimo
Soneto ruido
Soneto Blas



Soneto para rima izquierda


Carcomida pasión impuso
marino con la mar adentro,
salino el verso de su oleaje,
barco que en abordaja queda

parco, sin vigía, con el am-
barino timbre de sirena,
al tino con la que nos llama:
marco de trépido durmiente.

Iremos de la mano de Neptuno,
callado el tiempo, casi ronco el yodo.
Viremos contra el haz de la tormenta,

llamado que obedece porque abrasa.
Tiremos de los hilos horizontes,
flamado el sol, quemada la ceguera.

 

 


 

Soneto a la cáscara de la naranja


Para Pierre Alechinsky

Cintillo amargo,
venda que envuelve
la sin embargo
dulce que absuelve

borla de azúcar.
Tantas mordidas
succionan su car-
ne de amor. Midas

cambia sus oros
por el de jugo
que arde en los coros

del limbo. ¿Plugo
a dios tesoros
como este yugo?



Soneto en tres términos


río
llora eterno
eterno llora río
río llora río eterno

eterno
llora río
río eterno eterno
llora llora llora río

río
eterno río
llora

llora
eterno llora
río

 

 


 

Soneto monorrimo

 

Escabullizo
erizo
se hizo
monoliso.

Así lo quiso:
rojizo
al rizo
coquetizo;

friso
inciso
y cacarizo,

y el viso
trizo
y circunciso

 

 


 

Soneto ruido

 

Zaz
Tan
Pan
Raz

Tras
Talán
Ran
Pas

Zum
Rin
Pum

Tilín
Cajum
Chin

 

 


 

Soneto Blas


Do
vas
Blas,
do.

No
das
más,
no.

Res
sos
vos.

Ves?
Res
Sos.



De Viajero en sí mismo (1991)



Yo
Nombre
Palabra
Circo



Yo

Una y griega me une con quien me quiere
y una o me separa para elegirme a mí,
a otro.
No hay más que deletrear,
este soy yo.

Un letrero en la espalda
me marca
para no perderme entre millones.
YO.

 


 

Nombre

 

Mi nombre es el pendón.
Lema y escudo.
Etiqueta en la camisa
de mi genio y figura.

Los mayas labran los signos de su nombre
en el envés de las piedras.

 

 


 

Palabra

 

Mi palabra no tiene nada de verdad.
A penas unas pocas letras
y un sonido de familia
con el que se da a entender.
Se me abrazó a un dedo
cuando nací;
casi un amuleto
para espantar a las alimañas
que pululan en el espacio sin nombre.
Se me subió a la voz
y le dio por pedir las cosas del pecado.
Se enroscó sobre el papel
como el ovillo en broma
que tira un lazo al verso
para darle humor.
Que calle mi palabra, letra por letra,
sin desaparecer.

En su caja sonora
guardo una astilla
del hígado de Prometeo.

 

 




Circo


¿Quién soy dentro de mí?
¿Quién me sonsaca
y me inculca que diga?
¿De dónde viene este viaje
que se liga a otro camino
y a otro que prepara huellas
venideras,
para qué pies?
¿A dónde va este ir,
esta cansada güeva?
¿Dónde está la terminal?
¿Quién lleva la estafeta,
cuál es la contraseña
para salir de este circo
de fieras y payasos?

 

 



De Henos aquí (1993)

 

Como sobre rieles
Dibujo del sufrimiento



Como sobre rieles


Corre la tarde a 80 km por hora. Como sobre rieles va dejando su luz y cada vez es más gris su cuerpo. Le espera un túnel negro –agua flota en el techo–. Los fantasmas quieren detenerla a sustos. Pero ella los deja aplastados, con su peso, sin tentarse el corazón. No sabe que en su carrera se voltea como un calcetín. Mañana tendrá, un claro azul en la frente, un sol.







Dibujo del sufrimiento


Una línea sigue a otra línea, se iguala a otra línea; repiten el surco las líneas vecindarias. Unidas dan un tono gris, a veces oscuro, otras negro. Estos trazos, en su conjunto, sugieren un húmero, dos húmeros dejando en medio un campo abierto en donde caen tendidas como alambres para secar la ropa entre edificios; líneas holgadas que se convierten en un pellejo suelto, sin tono; y otras que sueltan sus cabos y se mecen por el temblor de la rotación de la tierra; las líneas todas congenian en un clamor doloroso de hambre y tortura: previa imagen de los desencarnados, de los endemoniados, en un dibujo conducido por el sufrimiento.

 


 

De Los silencios de Homero (1998)

 

 

Cantos de musas
Gloria gozosa
Muerte por diluvio
Artes de la tentación



Cantos de musas


Los cantos que entonaban las Musas con timbres de todas las gargantas, iban alados hacia los héroes que blandían las espadas en defensa de su tierra. La cítara de Apolo no auxiliaba en modo alguno a las voces, porque su música la inventaba para las mujeres que desde sus aposentos tejían los dedos con muslos apretados. En el campo de batalla los combatientes sentían concentradas sus fuerzas en el ángulo de las piernas, e inspirados arremetían contra el enemigo.

 

 

 


 

Gloria gozosa


Criseida proclamó que daría gloria gozosa a Agamenón y no odio sangriento, por lo cual la prefirió abandonando a su legítima esposa; era superior en belleza, talento y habilidad. Clitemnestra entendió que se refería al ejercicio del lecho; ofendida se refugió en la poesía trágica de Esquilo donde fue más radiante su fama y perversa su venganza.

 

 


 

Muerte por diluvio


Una ninfa tenía esculpido en un brazo un eclipse de luna, y en el otro uno total de sol. Tierra recibió el mensaje como propio, quejándose de ver menguadas las sombras de sus días y la luz de sus noches. Este relato, similar a los que inventara Hipnos, lo escuchó Aquiles de quien le enseñó el arte de la profecía: una encantadora mujer que no ocultaba su virtud de hermosura ni sus labios de palabras redondas. El discípulo tenía que mirar los signos para interpretar el alba destinal. Aquiles se acercó a su mentora, le dijo en un oído una mentira oscura, y en el otro una verdad. Ella argumentó tener el cuerpo adornado con las tierras infinitas y los océanos embravecidos de la luna devorada. Aquiles aceptó el engaño y tomó el cuerpo dispuesto a morir ahogado en un diluvio.

 

 


 

Artes de la tentación

 

Junto con sus grandes pupilas manchadas de humedad, encantó a Júpiter para distraerlo de las artes tentadoras de diosas que le mandaban visiones desnudas y lúbricas. Liberado se acostó con ella, pero el sueño hermano de la muerte se apoderó de su vigilia, metiendo debajo de sus pestañas una vivencia imaginada con las dos mortales más bellas: a Briseida la ciñó con sus piernas y a Helena la incrustó en su costado. Júpiter dormido emitía risitas femeninas que sin tregua transformaban su rostro de una mujer morena a una rubia.

 

 



De Parentescos (2003)

 

Escher
Felis catutus
2001
Malapata
Letramantía



Escher


Los pasos en los escalones suben o bajan. Sajan el silencio del cubo de la escalera. Llevan en sí los golpes que a veces su hastío repite subiendo o bajando. Ando, dice la escalera, para no oxidarme. ¿Y el andante que se va o el que viene pujando para subir? Sub ir quiere decir ir por debajo como ciertas escaleras de Escher: dejan ver sus espaldas, nadie nunca las pisará. Hará que los escalones sueltos de la hilada jueguen a hacer vacío por quien se destrozara el que arroja sus pasos al ir y venir. Ven, Ir, no me dejes caer en tentación aunque siempre tires a ascender y sin advertirlo la escalera me descienda. Senda de Dios si subo, senda del diablo si desciendo al rojo ardiendo.

Salgo morir
vivo hasta
del urbano
seno el ojo
repto me enguye
voyme
repto me enguye
seno el ojo
del urbano
vivo hasta
salgo morir


( )

 

 


 

Felis catutus


Permítaseme hablar de mi gato
antes que la rutina ecológica
lo extinga.
Es negro apanterado.
Se interna en la noche para llenar
los espacios de luz impertinentes
al sueño humano.
Camina entre sí y no
en el alambre curvo del silencio.
Ronronea a cambio de los mimos
que adiestro sobre su lomo.
Sube a la cómoda de la cama
para mirar mejor desde mis pesadillas.
(Debe erizar su espalda horrorizado).
Se encuclilla ante un plato para gruñir al día
se lo come con tripas, huesos y todo.
A veces lo atrapa en el vuelo
y hace de sus plumas un edredón sutil.
Corcovea enredando mis pasos con sus gracias
y yo caigo a sus devaneos con un manjar
en forma de alas de ratón.
Cuando reposa y me siente pasar
entorna lo amarillo de los ojos,
como guiña el escote una mujer.
Duerme arrebujado en su borla negra
con la cruz rosa de su hocico hacia arriba
para espantar la malignidad ambulante.
Discreto mira desde abajo el tráfago de casa:
los tropiezos y los sigilos.
Llegada la noche sale a pringar los muros
con los llantos previos
por el amor que vendrá.
Después regresa sin tacha de ruido
tal cual camina detrás de la sombra
a la que plantará susto de órdago.
En la libreta de los visitantes
de este mundo, quedará inscrito.
(Felis Catus. Mamífero, carnívoro, de la familia de los Félidos.)
( )

 

 


 

2001


La ciudad se va se fue
llevándose mis días sueño
cual puse en ellos vida
que te vaya bien amor
en cruel infortunio adiós

Yo era igual que hoy era
pues no es lo mismo ser
que fui / tampoco como soy
seré en el deterioro que viene


Preparemos del alma las preguntas
y hagamos las valijas
en tempranas dádivas
colmadas en las manos
pues ya vacías la mejor
levantará los dedos: índice
y cordial santificados, y anular
y meñique al pulgar unidos
para cruzar la bendición


No toquen la campana
pues nadie volverá
si vio ya no verá
ciudad que fue temprana
ciudad enferma y sana.
( )

 

 


 

Malapata


(la caída del pie
en un paso mal dado)


Caminar organiza pie tras pie
la ruta de la especie…
una cuerda en el piso
es invisible y quien la pisa
y logra eslastizarla
puede morir de aire fulminante.
En pedazos queda, lejos de la cuerda,
un trozo aquí entero pataleando,
la mitad más allá sin el zapato
que salió volando
después de cometer traspié imaginario.
Juntarlas nuevamente
pataleantes en la cama,
otro asunto trasfondan
con otras dos ajenas.
(doncella en medio
piso al aire
ni quien diga,
esta pata es mía
a la hora
de estirar la andada)
dos a dos luchan
a pierna partida
como si alguna diera más de sí
para llegar primero
y no es manera
correr al aire cara al techo
es caminata ciega
y todo para qué,
para soñar que aquella
cuerda que impuso la caída
no fue de Orfeo
sino Morfeo núbil
el de la pierna suelta.

Coda renca

duerme la pata fea si entumida
sueña caliente víspera, denota
poca gracia como de hormiga rota,
del hervidero desunida
—fabulante figura
una y otra y otra dan confusa
pieza de pernil patidifusa
que sin moverse evoca la negrura-.
Pata de peso fino
sin roncura
no obstante que no apura
ni escaso ni abundoso vino
pues como sea es malo
para una pata que nació de palo.

( )

 

 


 

Letramantía


Abro la letra y veo
la araña de tinta que amenaza.
Sus fulgores me hacen su convicto.
Siento una muda claridad por dentro
mientras afuera la verdad engaña.
Resbalan en cascada letras muertas
por la conjura de los adjetivos. De nada
sirven los pronombres: marcas
de no sé qué materia articulada.
Sin el velo en la página del limbo
los verbos desternillan en tropel.
El libro donde pasto, no deplora
su tormento elevado en el atril.
Apasionadas sufren las rodillas caídas
de lo alto del nombre. Hombre y fervor.
Declinada virtud de la letramantía
que a veces nos endulza con su palábrica
y otro nos amarga con la letra infame.

( )

 

 


 

De Educación de la línea (2007)

 

Y se hizo la línea para acogerse al mando del trajín de las cosas móviles e inmóviles

Cuando la línea está de ida libera su acontecer. Se conoce por su grosor que reduce cuando está de vuelta, allegada a mi mano.
Aeníl se llama el revés de la línea, representa el regreso del movimiento ciego de la luz.
Línea se parece a liana aunque es lo mismo porque crecen sin mirar a quien.
Línea duele, línea enferma, la línea degrada el mar revuelto del laberinto.
Sube la línea y es el horizonte, baja la línea y es el eje mortal del Universo.
Sube oblicua, cae, extiende el impulso, regresa, inclina el extremo, crece vertical, goza el aire fresco, envidia al horizonte, imita a una colina, desciende al pozo, la agota la humedad, a oscuras una isla desconocida, inexistente, es la línea que un día despertó con el alma exploradora.
HABLA LA LÍNEA: en mi calidad de línea que alguna vez fue palabra manuscrita se me hizo fácil imitar
una flauta, ensarté sucesivos anillos, anillos con dedales, me hice aplastar en el principio la boquilla y me puse a la corriente del aire que alguien soplaba y a sus dedos que gesticulaban. La música no se oyó porque corría de un extremo a otro de mi posición transversa. Fue una fantasía porque sigo trazada en el aire de un silbido.
Implicada con la soledad la línea viaja para cortar el terso cordón del pensamiento.
Hay una línea invisible en la que el sagrado equilibrista nos observa.
Ondulando, las líneas de la frente marcan la edad que rodean los ojos con estrías del pleito con los años.
Quebrada la línea duda entre subir o caer, avanzar o retroceder, allanarse o despuntar. El pintor la suaviza con furia sensual.
A la hermosura la sostiene la alabanza de una línea vertical que disuelve el amor.

Colgada
queda
la línea
en el
v a c í o
alguien se quitó la vida.

 

 



De Rostros de ese reino (2007)



[Como un rumor...]
Auto / retrato a líneas de San Juan de la Cruz



 


 

Como un rumor
ardiente
la mano del milagro
agita la
mansedumbre
del aire.
 
Sólo tres dedos
surcan
la imagen
de la cruz
en vuelo.
Uno repinta
el agua
del borde
de la noche-
otro, cordial,
rasga
el lamento
del pecho
apagado-
y el tercero,
sana al pecador
con un guiño
del ángel
altísimo.

 

 

Los tres dedos
andantes
son la araña
invisible
que Dios el hombre
ignora
si es para urdir
el fuego
opone luz
donde lo oscuro
es una rosa
negra.

 

No necesitaba el Magnífico ajustarse las mangas de la túnica para bendecir y salvar de los daños al alma, a los que clamaban al cielo. Le era suficiente reunir sus dedos pulgar, índice y medio en un gesto recogido y elevar su piedad al Padre. En la elevación de sus gestos emitía gemidos roncos y ahogados como de agonía y éxtasis doloroso. En sus manos el mudra se llenaba de hilachos de miseria como enredadera marchita.

 

 


 

Auto / retrato a líneas
de San Juan de la Cruz

 

Desde tu dedo, Señor, una línea redonda orla mi cabeza y llega a mí una frente ondulada en dos y en tres como una perfecta revelación, la penitencia. En mi tez de alteza trigueña, una línea de ancho fulgor contorna minuciosa la santidad. Otra, calza la nariz dándole curva ansiosa de águila que atada a las oriclas asevera las arcadas cejas. Trazos duetos emparentan los pómulos hundidos. Y los ojos surcando una línea horizontal, la mirada se extiende suave y cariciosa. De donde una espiral recoge los labios de la boca desprendida de palabras en una noche oscura, con ansias en amores inflamada. Perfiles bordando gris se acentúan en torno del mentón y afinan la señal peregrina, sin cabello, de la cenital tonsura. Las líneas colgantes mellan la pobreza remendada de los hábitos en vuelo espiritual. Tu dedo cordial unido al índice y al menor contiguo alumbra —canto vigilante— la vera efigie de la poesía.


 

DE MI NOMBRE EN JUEGO (2008)



Borrador
Canon del salmón

 



Borrador

 

Detrás
las letras solas
transparentan,
del código
del alma
lo que es de
revelar.
Encima
de la hoja
la escritura
descubre un
poema
que en nada
articula
con las máculas
del códice
de primer intento.
Uno
y otro poema,
espalda con espalda
palimpsestas,
siendo el mismo,
niegan la poesía A punta de
inserta estupor
en los giros la inclemente
encendidos pasión
de la mente. disuelve
el mantra
sagrado
partiendo
Voy
oso.
del
dientes
entre
roja
fruta
peligrosa
la
salvando
ascenso
mi
contra-río
contrario
en contra
Inicia
mar.
vuelca en el
líquida que
una sábana
que semeja
aplanada
en el agua
dándome impulso
la cola y las alas
vigoroso mueve ágil
Mi cuerpo de salmón rosa

 

 

 


 

Canon del salmón

 

Poema inverso: Se lee de abajo hacia arriba, de abajo hacia arriba, de abajo hacia arriba, de abajo hacia arriba

cae
que
poder
osa
tormentosa
cumbre
plano
al
arriba
ump
arriba
más
ump
arriba
ug
abierta
boca
(oxígeno
denme
branquias
oh)
hundo
me
alto
salto
arriba
hacia
pujo
empujo
ay
ciegan
que
normas
espumas
copiosas
desgajando
y
enteras
olas
volcadas
 
Minitexto Rex
Reino de Salmonia, azulado y plateado
habitado
nuevo
reino
el
en
Hados
Desovados
In nucce.
vida
fragmentópico
cosa
palabrafilosa
frase
poema, ensayo, letra
mini-ficción
breves
aquestos
los textos
sembrar
para
esta
la cresta
vencer
intente
que
al
impiadoso
abate
del río
El genio
lo embisto.
y yo
desbordado

 



Fernando Pessoa toma café
en A Brasileira

 


[A la entrada del café...]
Tren del verbo


 



A la entrada del café
A Brasileira de Lisboa,
el invierno ya viejo de Portugal
acomoda a Fernando Pessoa
en su silla de fierro verde.
Pessoa toma su café,
y sale a cumplir su destino
con la vida y sus dificultades;
asienta su cuerpo endeble
de ave negra que
se extiende a secar,
cruza las piernas
y las manos las une en un saludo
de mí conmigo,
del poeta al poeta,
sin salirse de sí
no obstante los otros poetas
a otros versos suyos de distancia.

 

Soy el no soy
cuando soy trato de parecerme a mí
si no soy mi parecido me agobia
me parezco más al gusano
haciendo surco en la sal,
que la nota en Mi
rondando mi pecho inútilmente.
Soy todos en todos
aunque me vaya desprendiendo
de quien nunca he sido.

 

Pessoa, bajo la capa del frío
se duerme en sueños y todo
lo que pasa sale de su cabeza como
una oda terrestre
terriblemente triste.

 

 


 

Tren del verbo

 

Los rieles
pareados
no dejan
que se
descarrile
el ánimo
del verbo
en
poética circunstancia–


Suave
entonado
no debe
chirriar
en la raya sublime
el roce
de
las
consonantes
de vientre
metálico–


Una
vocal
basta
para
darle
muelle–


En una
estación
del
viaje

las
rodantes
minúsculas
no
advierten
los
puentes
atareados
silbando
de estupor–


Los
hablantes
van
al frente
de
la
procreación
alineada
dejando
a su
paso
durmientes andadores–


Calza
el
rumor
de la
escritura
el
resplandor
de
la
pulpa
sensible
al


oído
tonal–

Y si
de pisar
se
trata
las
puntillas
sigilan
al
verso
no
para
verse

expuestos
al
sol
borbota–


–dicción
Implantada–


El sol
lo
ponen
los
ojos
que
repiten
el surco
queriéndolo
extraer
de la
superficie–


Lo que
quiera
decir
lo
escrito
está
en
el suspenso
al resguardo
de lo
físico
sutil
al tacto–


Nadie
mueva
la sombra
del cuerpo
so
pena
de
restarle
sentido
al
anhelo
concorde–


Se irá
la sombra
con
el
silencio
entre líneas
demudando
lo escrito
en el tiempo


y quien lea
a ojo de letra
se quedará
con
la paja
en el soslayo–


Esta escritura
es el órgano
del espíritu
que a todo rasgo
caligráfico
convierte en memoria–


Memoria
de sentido
sin
las patas
alas
y
antenas
de la pronunciación–

Corrijo
el desliz
del lápiz
caduco
y
el ruido
del rasgueo
en la hoja,
así
se aplaca,
acá
aquí
y aquiallá

o
donde
sea
que la
sonoridad
lleve
verbo
en las venas
adjetivas
al revés
y
al derecho
del
aliento
gramatical–

Quédese sentado
en la
silla
H
el viejo
verbo
indigesto
de acentos
comas
y
guiones
encerrados
en paréntesis
de cuatro
ojos
para
que no se
fugue
el elixir
de las palabras
contenidas–

Verbo
en gracia
sobre
el caído
para
la
anunciación
de los hechos
y la formación
del
tiempo
en las cosas
del
tierricielimar
y
la
pasión
hundida
en el alma
como
un
clavo
ardiendo.


 

DE POEMAS VISUALES (INÉDITOS)

 

[piedad para la sed...]
[a saltos trata el pez...]
XLII
Geometricaligramada
[Al cubo lo...]
[Me vuelo...]
[Amistoso abraza...]



Pluvia.
Caída y charco


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