UNA LLAMARADA DE moscas verdes ha nacido encima de la tierra, encima del agua que bebemos, ha poblado el aire que respiramos. Se quiere que el hombre ya no viva de pan, se le cerca siempre de ruidos iguales, de cosas hechas, se quitan los nombres propios, se dan emociones preconstruidas a quienes pretenden emocionarse, cuando el dolor se defiende, cuando la fatiga estalla, se pone aceite de máquina en las junturas de los pensamientos y las entrañas. ¿En dónde ha quedado la tristeza? ¿En dónde, el amor? ¿Cómo es posible que se niegue tanto, que se soporte que se niegue tanto? ¿Dónde han quedado la violencia, el alma, la sangre? Si está la verdad en lo que digo las cosas que digo serán buenas. Que los que se sienten desesperados conozcan que estoy pensando con ellos. Hay moscas por todas partes, hay hombres en los que morimos sin sentirlo; entre las costillas de todos hay un corazón que nos pertenece, que sangra en nosotros. Está doliendo.
Los demonios y los días, 1956
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