Material de Lectura

El automóvil en méxico


Ruidoso automóvil, causas risa,
pues en estúpido correr
llevas de un lado a otro, a toda prisa,
a los que no tienen quehacer...

Y del Jockey Club a los socios
y a las “Nanás” de treinta estíos,
estiras mil elásticos ocios,
y ahondas subterráneos hastíos.

A la Venus de mucosas reacias
y áridas como un esmeril,
¡y al banquero que erupta a sus gracias
gleroso madrigal senil!

Dragón hecho por un cubista;
caricatura mecánica de una bestia apocalíptica;
saurio de alígeros afanes;
alcoba itinerante y sicalíptica
de prostitutas y rufianes...

Puente recto y fiel
entre la taberna y el burdel,
estuche donde la enteca
preciosa y vesperal mundana,
mece su periódica jaqueca
soluble en valeriana...

Y con ojos hipnóticos,
al fin soltera, al fin mujer,
decora con tatuajes eróticos
las espaldas de su “chauffeur”.

Automóvil, ataúd dinámico
para entierros al por mayor,
a la lumia es epitalámico
himno, tu áspero estridor...

Y sobre el asfalto resbalas,
reptil que quiere tener alas,
dejando estelas de humo obscuro
y flatulencias de carburo...