Reportajes sobre la realidad Escuela o movimiento al cual pertenece La última cena o el juego de lo posible Descenso a los infiernos dantescos Manipulación de los genes Cristóbal Colón Fasten seat belt Observaciones climatológicas El cuadro dentro del cuadro Los lapachos han vuelto a florecer Textos y contextos Ya no hay lugar para la frivolidad
Reportajes sobre la realidad
Al ver caer las flores rosadas del lapacho sobre las [imágenes de este árbol que anuncia en sus cielos la actividad de la mirada sentimental, el elogio simple de un espectáculo [que no es sintáctico, cualquier novelista diría que ellas (las [flores) son personajes delicados, seres emergentes de voces que [descubren la realidad de los objetos, en este caso hermosos para la [escritura de las estaciones del año, el recuerdo guardado en el [pecho de sus criaturas inventadas. El poeta que transgrede los géneros literarios cerraría los ojos y en sus frases respondería con otros [resultados a la ansiedad de sus lecturas compartidas en un reportaje circular: ¿qué es lo que veo, qué es lo que quiero ver, [qué es lo que no puedo ver de estas flores del lapacho sobre la alfombra rosada de la vereda, que aquí se ha formado [hoy como una metáfora de la vida o de la muerte? La idea simple de una alfombra tejida de rosadas flores [volátiles es una antimonia de la realidad, una respuesta posible al [cuestionario, una metáfora de la imaginación o de la inteligencia, [quizás, simplemente, un homenaje al amor distante de quien las [mira: —El significado de un poema sólo puede ser otro poema, [pero ¿cómo diferencia usted a la poesía de estas flores del lapacho? —Es muy simple, porque el poema tiene el aspecto [geométrico de la poesía. —¿Y cómo la reconoce? —A primera vista, por el sonido mental de ese momento, [y además porque la poesía nos enriquece la realidad, como el [lapacho.
Escuela o movimiento al cual pertenece
Pertenezco a la escuela o movimiento denominado [“Repentismo”, inventado por mí que por supuesto en este instante no soy Huidobro ni menos aquel francés ladrón de fuego, sino argentinamente (simplemente) un poeta repentista: una especie de ebrio momentáneo que después corrige [sus (alcoholes) —lo que está entre paréntesis se puede intercambiar y las comillas indican otro texto: “la energía verbal de un hombre rechazado por tus hermosas piernas de gata complicada” un acuático camalote de la especie en una gran laguna del Gran Chaco que sinceramente les advierte: no tiren sobre el agua ni una hoja del infierno porque las ondas concéntricas son capaces de inventar [un Paraíso, y ya verán de pronto en esas selvas Roussonianas las razones por [las cuales la pareja es arrojada del Edén; así lo menos, para no explicar ahora a cuáles modos en el uso de las hojas pertenecen los vestidos desnudos de ella y él, o el rapidísimo festín de las imágenes que inventamos ahora en este cine. Perplejos y abismáticos espectros que la vida borra con el codo. Sí, yo también [entre ellas pertenezco solamente al movimiento de las hojas.
La última cena o el juego de lo posible
Yo cumplo un luminoso y secreto destino, lejos, en un país solar joven y extraño. Raúl Gustavo Aguirre
Aquella noche fue: (cómo diría) inolvidablemente dócil a los afectos porque nadie habló de la circulación de los planetas. Y la situación al terminar otro año era simplemente común a cualquier reunión de poetas que han crecido juntos según las condiciones de la época. Conversaciones en los espacios del departamento (también se habló de algunos premios que favorecían a las circunstancias, no a la poesía) lejanías que nos trasladaban hacia otros tiempos/oscuridades y también risas de la amistad que cuando es así nos dice todo sin preguntar desde afuera ¿quiénes son éstos? Espejos, organismos emotivos, borrosas fronteras de un país [político. Todos sentiríamos quizás el goce de esta certidumbre ¿no es acaso una forma [privilegiada de la edad no tener que explicar a los demás quiénes [somos? Por supuesto, había copas de vino blanco, una de pie entre los libros, otras con las piernas cruzadas, inocentemente desprevenidas entre los giros de la luz a la deriva, y al no sentarnos a una mesa, picábamos como pájaros esto y aquello, dando vueltas a la llave de las anécdotas o de la inteligencia vital del poema no [escrito. La alegría quizás fue la culpable, o la invención del porvenir la situación desventajosa porque sin que nadie lo [advirtiera ¿cómo podría habérsenos ocurrido? ella también estaba en esa cena, mirando entre el juego de lo posible esas cabezas —algunas medio calvas, otras canosas, más bien experimentadas— y entre la fusión de las palabras de la reunión que se iba terminando (cuando algunos amigos se despidieron con un beso de [hombre como se hace en la ciudad, porque uno nunca sabe si se [volverá a encontrar), ella, la oscura y desdeñada, eligió a uno de nosotros y dijo, con su dedo largo: éste. Creo que lo hizo delicadamente para que nuestras mujeres no se dieran cuenta. Cosa rara porque ellas siempre saben antes que nosotros, aunque sea en sueños. El cuerpo del poema en cambio, el organismo del [poema, la acomodación del poema en cambio, seguramente sintió un roce que ninguno de nosotros advirtió. El poema sabe más que nosotros de la vida y percibe antes que nosotros el dedo de la muerte.
Descenso a los infiernos dantescos
Cuando Beatrice se bajó de sus coturnos griegos de sus frívolos zapatos con plataforma y quedó balanceándose a la altura de mis hombros vi sin las trampas de las modas femeninas por qué razón Virgilio se quema en los infiernos
Manipulación de los genes
Los genetistas aseguran que dentro de unas décadas se [podrán programar, manipulando en los cromosomas, unos [huevos humanos perfectos, hacer un Charlie Chaplin, un Einstein, un [Valéry a voluntad, pero yo que los conozco por haber ido junto con ellos al [colegio y haber tomado con ellos la primera Comunión, podría, asegurar que algo fallará en esos proyectos [felizmente. ¿Es que el destino de esos genes se podrá manipular? Lo dudo porque Carlitos depende del bastón y la galera, porque Einstein tenía una sola idea fija, porque a Paul el [cementerio de Séte sobre el mar ya lo atraía desde chico. Además porque no [hay una costumbre única en este universo tan lleno de maravillas y exageraciones, [una forma sola de restaurar el equilibrio perdido y porque [—definitivamente— los huevos humanos tienen dos funciones: una [conservadora y otra rebelde.
Cristóbal colón
Avanzo lentamente porque los vientos del sur se cruzan [con los del oeste y las velas se inflan como globos aerostáticos y las nubes filmadas en cámara lenta o por el contrario, a toda velocidad, alteran los ritmos circulatorios saltan del camarote a la cabina de mando donde el timón sospecha las [tormentas. Trabajo en el autorretrato de unos mándalas de oleajes pero las aguas al partirse con la ceguedad de los torbellinos, sacuden ráfagas que el idioma sin variantes produce en la [inevitable información, por eso me atraen los museos: es allí donde aquellos [vientos de la navegación parecen haber cesado al fin, y donde todo está quieto el [alma logra inventar otro movimiento personal, el de los [delfines que van serenamente aunque saltan y brincan [en la superficie del cuadro musical. Y para colmo cuando observo o recuerdo los sueños [sospecho que el Diario de a bordo se traspasa de oscuridades aunque anote [fechas reales furiosas distancias reales o describa el color amarillo de los canarios que tienen los hombres salvajes de la costa, las vegetaciones [verdes que ahora flotan y hablan a los marineros [hambrientos, el éxtasis de olor de las gigantes [mujeres. (Cada navegante tiene su propia brújula —encantada, alucinante— y las agujas enloquecen porque abajo está una ciudad [moderna de energías revueltas). Yo creo que cada marinero además cuando pierde el [equilibrio debe segregar no sé qué líquidos internos [que inclinan su balanza en una o en otra dirección y si no vean cómo [todo ha sido —inevitablemente— necesario para que cada [uno de ellos beba su alcohol de [mundo. Ahora las olas caen sobre la cubierta ascienden y diluyen [los espectros y presumiblemente volverán a golpear fuera de los [conceptos, de las ideas; las palabras que están debajo de la superficie entonces dirán cuando alguien las mire a través de las [transparencias del descubrimiento, que toda oscuridad es clara, que también las joyas que [me dio la Reyna tenían un sentido, la inevitable multiplicación del [texto, la dirección histórica de las carabelas el viento (süave) sobre una flor pequeña que yo veo debajo de las aguas.
Fasten seat belt
Ajustar el cinturón porque cualquier obra del artista lo puede hacer saltar del asiento y salir por la [ventanilla o el ojo de buey hacia las algas que anuncian [la cercanía de la tierra o hacia la sorpresa de relaciones personales del arte, aliado con las ciencias. Ésa es una posibilidad de sobrevivir ahora que la [tormenta se despliega en lo inestable, aun cuando siempre me he preguntado ante el parentesco de los peligros con los exorcismos, si un asiento al que estamos atados por la orden de los avisos, nos puede hacer borrar del jardín de la memoria —como si tuviéramos la [sensibilidad de los insectos— todas las intrigas del poder que sirven, por ejemplo, para saber que a un hombre lo arrojan maniatado desde una ventana del sexto piso de un edificio en construcción. Cosas así, que se pueden relatar en un cuento afortunado para lectores del horror en una pesadilla de fondo, o en [un poema errático que se mueve entre pozos de aire todos los días [al abrir el diario. ¿Cómo entonces, salir de la tormenta, si sabemos que el cartel rojo también puede desaparecer con nosotros? Es claro, está la posibilidad de estar hablando de otra [cosa, de los pantalones azules o el pullover azul [(oscuro) o del encefalograma que no registra jamás las [ondulaciones de la pasión vivida en un tiempo mítico, o de los [monstruos de Goya, o bueno, para darle a la historia un carácter más amable, [naturalmente, hablar de: Idi Amin presidente de Uganda o de una [relación de amor en Hiroshima/porque la desnudez de la pareja como [ocurre en la memoria/ es capaz de ampliar el tiempo de ella en él, más allá de [la muerte. Hablar de otra cosa quiere decir que el lector sabe las trampas proustianas con las cuales se evita el censor [fortuito a través de un código que mañana morirá cuando nadie [pueda saber con qué términos se soñaba al acumular proyectos de vida; datos insatisfechos que dan rienda suelta a un macabro tiempo extravagante. Continúan sin embargo atados a su asiento. La parábola [de la ballena blanca, la excitación notoria de una palabra que a tientas se sumerge y vuelve a [cantar, algunas idolatrías retóricas, digresiones narrativas que [a nuestro costado flotan se mueven como las nubes negras de la historia, y muchas veces es el miedo el que nos [hace que perdamos la razón. La razón de las palabras digo. Hablar de otra cosa para sobrevivir, ajustar el cinturón, y [no ver debajo de las colinas un país oscuro bajo la lluvia, sus cabellos mojados con las crines de una mujer que cabalga desnuda frente a los soldados antes de la [batalla. ¿Y si efectivamente la realidad imita al arte?
Observaciones climatológicas
Seré objetivo como el peso de una piedra preciosa de [Misiones cuyo nombre desconozco, y seguramente prosaico porque tampoco recuerdo si ella crece como una flor debajo de la lluvia: este año, en el Chaco, el verano llegó imprevistamente de golpe, de un día para el otro, sin transiciones otoñales como corresponde a un clima orgánicamente sensato, a un clima prudentemente [organizado. Ayer estábamos en invierno y hoy sábado estamos en [pleno verano, como si nos hubieran trasladado en un confortable [almanaque de una ferretería de materiales agrícolas, esa manera de [mirar la eternidad por la ventanilla del avión. Todo comenzó con un viento norte que según los [médicos de cabecera, y los psiquiatras altera la conducta de las personas: a los prudentes los [hace hablar de sus problemas de pareja en la oficina; a los tímidos [les da un desaforado yo de convicciones para que opinen [(equivocadamente); a los egoístas el corazón se les enternece (un rato nada [más); a los envidiosos los hace alegrarse del éxito de un colega, a los enamorados les sube más la temperatura de las piernas, a los tristes todo les parece un desastre nacional, a los optimistas la [situación los hace sentir incómodamente culpables. Hay quienes ven volar el casco de su cerebro por encima [de los techos, a las mujeres el viento norte les levanta la pollera, y éste, [es claro, no es el poema que quería escribir esta mañana. También había personas desorientadas que caminan con [camisas de verano en un delirio que afectaba al pasado y al presente de los [verbos. (Seguramente ahora entre las frondas ecológicas/ [pasa una joven desnuda en bicicleta.) Aquí hay un desajuste cronológico del espacio del clima que no entiendo, es como esos argentinos que sólo [piensan en francés delante de un molino de Fernández Moreno, es como [esas parejas que se separan por amor, es como los truenos en un día de sol, es como una sociedad aluvial adentro de una élite, [o como aquel profesor que aun equivocado en sus ideas, alcanza a ver claro el proceso de la historia, es como esos militares sudamericanos del subtrópico que sueñan siempre alcanzar la primera magistratura del país a fuerza [de lecturas (y después prohíben las novelas sobre los dictadores) y [entonces ¿quiénes son los equivocados en esta tremenda [irregularidad climática?
El cuadro dentro del cuadro
Como en Las Meninas de Velázquez nos gusta retratarnos [dentro del cuadro usando los espejos de los reyes pero jamás supusimos que vos, Ingrid Bergman y yo, [Humphrey Bogart nos veríamos como en el final de [Casablanca en la madrugada del 10 de mayo de 1982 viendo a los soldados subir a los aviones de transporte rumbo a los mares del sur, al frente de batalla, bah [a la guerra con los gurkas, así de simple ¿quién que vio ir a su hijo a la guerra no vio cómo se caía el borde del abismo? Todo fue como en una película pero la angustia y la garganta no nos dejaron salir del [film y sentarnos en la platea a llorar sentimentalmente por los [protagonistas. (Quizá Velázquez se dibujó en el espejo porque su hijo había sido enviado al frente de batalla.)
Los lapachos han vuelto a florecer
Los lapachos han vuelto a florecer en este mes de agosto como si fueran el eje de la historia, y la explosión de sus flores rosadas un movimiento circular de suaves [rotaciones ¿qué piensan dentro de sus ramas (aparentemente imperturbables) sobre lo que pasó este otoño en los mares del sur bajo un manto [de neblinas? Pero de pronto los lapachos florecieron y luego dejaron [caer sus flores en el sueño de esa llovizna sin noticias, y los albatros quedaron sepultados en las Islas. Y los padres nos quedamos mirando en el aeropuerto cómo nuestros hijos subían a los aviones de transporte con armas y cascos y mochilas y fuertes borceguíes para el frío del sur abajo del planeta que se iba cantando la marcha de San Lorenzo pero a él no lo [podíamos distinguir cuál era desde la terraza porque ya no era nuestro hijo sino un soldado que iba hacia la [guerra y a mí se me cruzaron todas las palabras rotas tartamudas y todavía siento que en aquella madrugada cuando los aviones se perdieron en el cielo a las seis de la [mañana supe que ya podía escribir rabiosamente la palabra cibilización con be larga, por lo menos. Y como si nada hubiera ocurrido, en agosto los lapachos [han vuelto a florecer sobre nuestros corazones con armas de papel “igual que [sobrevivientes que vuelven de la guerra”.
Textos y contextos
¡Oh Argentina, nación hermosa y soberana del sur! Ricardo E. Molinari
Las noticias de hoy son desastrosas: la ciudad de [Resistencia parece un hormiguero de caras angustiadas que miran hacia el cielo, con grandes nubes como (medievales) catedrales oscuras de más agua; y de alguna manera, todos, esperamos que no llueva esta [vez, que alguien nos salve de los acuáticos camalotes que [avanzan por las calles a pesar de las bolsas de arena que hemos puesto, quizá inútilmente en las puertas de la casa. Las aguas amazónicas están aquí, y un poeta amigo reclama un lugar en la República. 1 Antes eran las palabras solamente lasque hablaban; los textos eran como poemas [ciegos que en la oscuridad de su cuerpo tanteaban en cavernas [platónicas con una fina red de caricias, pero ¿qué quedó de aquella escritura [lujuriosa? Me imagino que en algún siglo venidero alguien logrará desenterrar de esas cavernas la imagen de un país, que [es como decir, extenderá un mapa de colinas (desnudas), de hondonadas [abiertas, de pliegues fastuosos con los gritos del maca de una mujer hermosa, y algún [arqueólogo corporizará la historia en las arenas gruesas de estas anécdotas pasajeras. ¿Acaso la energía del texto no nace imprevistamente del contacto sexual con el pensamiento reflexivo? 2 Yo imaginé a Manhattan desaparecer entre las aguas del océano; puedo decir que la vi hundirse como un cataclismo formidable. Entonces para mí las [inundaciones del diluvio provenían de los libros sagrados/lluvias [interminables sobre un Arca a la deriva/o de la [aterradora yegua negra de la noche, llovida, o del río Gualeguay, tan calmo que hubo personas ya muertas que los [domingos iban a ver a las señoritas de familias con grandes capelinas pasear en botes de/Renoir y los jóvenes remar entre los sauces, y la tarde caer con esplendor de kermés de fin de siglo, melancólico diría en [esos años, aunque la nostalgia del tiempo nos engañe. 3 Pero hoy todo es diferente. Hay grandes autopistas en [Buenos Aires y los grandes personajes se reúnen en los grandes hoteles junto al mar; hay [frívolos almuerzos de radiantes damas incandescentes, langostas oceánicas [entre los dedos de la conversación, oh europeas, campos inundados, la [banalidad de las palabras humilladas, y hay en esa enorme cabeza de Goliat, un albergue de [fantasmas en las cuatro manzanas de la City (Y hay deudas [internacionales y hay fábricas cerradas por el peso de las aguas, y El [barón rampante de Calvino, hace meses que está viviendo en el techo de su casa/”Otro busca en el fango, huesos, [cáscaras, ¿cómo escribir después del infinito?”) 4 Hoy todo fue distinto. Volví a mi casa arrastrando las noticias de la radio (local), y para encontrar consuelo, alguna imagen que distrajera los duros presagios de las aguas: ¿un mar [mediterráneo el litoral? ¿un cataclismo geológico?, ¿una nueva [ecología? prendí el televisor que traía colores en directo desde la capital de la República y vi con esa tristeza que separa un Aleph no borgeano que mostraba por ejemplo, las confidencias amatorias de una nueva estrella recién abandonada por su esposo, un funcionario [(conjetural) que descansaba en Mar del Plata de las arduas tareas [de gobierno, vi un confuso laberinto en el pecho y en él las ruinas de una nación atomizada, vi una mona gramaticalmente [inteligente que entrevista (disfrazada) a un supuesto Coronel que no tiene quién le escriba, vi un sonriente animador de turno diciendo diariamente [tonterías, vi un ridículo concurso de cantores, y al ver que todos [aplaudían, al apagar con pena el aparato me dije desolado (argentinamente desolado), que quizá todo esté bien [como contexto. Es éste un gran país no cabe duda porque no logramos conmovernos juntos. Quiero decir, que las aguas están llegando hasta nosotros y sólo queremos que no llueva.
Ya no hay lugar para la frivolidad
Todos poseen un límite; las lecturas en el jardín absorben el deseo de las plantas húmedas y el mundo [visionario habla allí únicamente con algunos seres animados de ojos [abiertos y profundos. (Entre los helechos y los tiernos animales inocentes el [espacio pasa como un equilibrista que abre su sombrilla para no caer [en el vacío.) Hay diferentes formas de fracaso cuando el trapecista joven [sufre el miedo en las cárceles de la pesadilla, aunque en el fondo sabe que los victimarios y los [torturadores se juntan en el infierno de la historia, y que las hojas caen [sobre ellos para convertirlos en tierra deleznable. Por eso canta ahora [y mira solamente hacia adelante/no dará explicaciones de la [vida: el cuerpo sabe esquivar los dardos venenosos del rencor, quizás, una [forma cerrada del amor que no fue correspondido. A veces los límites se abren y [comienza el vuelo; entonces, ya no hay espacio para las frivolidades como [saben los que vuelven de la guerra, o del errático exilio (del [poema).
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