Material de Lectura

Alfredo Veiravé



Selección y nota de Mempo Giardinelli


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Nota introductoria
 

Si la literatura es un camino sin retorno, puede decirse que la poesía es el no retorno mismo. Es la cima inalcanzable, pero que el escalador siempre procura. El Nirvana, el estado de gracia. Quiero decir, parafraseando (mal) a William Faulkner, que si hay tantos novelistas malos, tantos cuentistas mediocres y ahora sobran los ensayistas (esa moda necesaria, dados los tiempos que vive el mundo), los poetas son poquísimos, élite necesaria, como (todavía, y por siempre) la de los astronautas.

La poesía no tiene más compromiso que con la perfección. La poesía es perfecta o no es. Arte superior, por qué no decirlo, es también el género literario más inferiorizado, se diría que bastardeado, por esas dos razones que no puedo dejar de apuntar: por un lado, porque es inevitable que la gente se sienta inclinada a la simplificación, que es una de las peores enfermedades de la versificación; y por el otro, porque el rigor hace ya mucho tiempo que dejó de ser requisito indispensable para el arte (lo cual es un atentado al arte y al buen gusto, algo frecuente en esta modernidad de fin de milenio).

Y es en América Latina donde, pareciera, se ha abusado más de la poesía. Se le ha perdido respeto, en la medida en que se abusó de los adjetivos: poesía social, comprometida, de mensajes, hermética, intimista, prosística, etcétera. Pareciera, entonces, que la poesía ha empezado a servir para todo. Supremo utilitarismo que viene matando a la poesía, desdichadamente, en lugar de matar a tantos pésimos poetastros. Hace unos años, en Argentina, Vicente Zito Lema escribía que “la poesía no es un plato que se come frío”, lo cual es cierto. No obstante ello, no es sólo un plato caliente, ni un guisado, por muy exquisito que sea. Ni lo caliente implica sólo testimonio o ideología, ni lo frío es sinónimo de hermetismo elitista.

La falsa separación de aguas, materia de tantas páginas en la crítica académica y periodística latinoamericana, conlleva un olvido importante. La poesía es, siempre, una propuesta arquitectónica perfecta. Enrique Santos Discépolo, letrista de tangos famosos, definió al tango, brillantemente, como “un sentimiento triste que se baila”. Siguiéndolo, podríamos definir a la poesía, entre la interminable historia de intentos de definición, como una belleza que se siente. Y si así fuera, un poco a la manera de Paul Valéry, nos daríamos cuenta de que la poesía es forma pura, esencia contenida.

Para Michel Foucault, lo formal era sustancial, y creo recordar que fue Juan José Arreola quien dijo que la forma perfecta es contenido puro. Digamos, pues, que no hay esencia sin forma. No son opuestos, sino complementos necesarios. De modo que, como el gas que exige continentes perfectos para no evaporarse, la poesía, ontológicamente, es en tanto forma y contenido. Y esto es algo que en nuestros países parece olvidarse, ignorarse, y ha dado lugar a no pocas ironías exquisitas, como cuando Jorge Luis Borges, requerido para prologar una antología de cien poetas argentinos del siglo veinte, eludió hacerlo diciendo, con su acrimonia habitual, que le parecía asombrosa semejante producción de poetas, cuando otras cul­turas como la italiana no podían dar otro Dante en siete siglos.

Pienso que estas reflexiones son aplicables también a México y aún a aquellos que son llamados “países de poetas”, como Chile o Nicaragua, lo cual es (creo yo) sólo una frase hecha, de poco vuelo como todas las frases hechas, pues así se introduce impunemente a cualquier versificador mediocre en la misma tradición de Darío y de Huidobro, de Neruda y Cardenal, de Enrique Lihn y Coronel Urtecho, de Gonzalo Rojas y Pablo Antonio Cuadra. Y es que escribir en verso, en realidad, escribe cualquiera. La belleza perfecta, en cambio, es la única ruta segura hacia el cielo de la poesía.

Pensar todo esto, decirlo una vez más, me ha parecido necesario para poder referirme a uno de los poetas superlativos que hay, actualmente, en mi país. Y quien gracias a la amabilidad de Marco Antonio Campos, ante quien propuse esta breve antología, es menester que se conozca en México. No es el único escalador de ese cielo poético que hay en Argentina, pero posiblemente sea una de las voces más sonoras, profundas, acabadas, de la poesía de este fin de siglo. Criado en su natal Gualeguay, en la húmeda, verde y fértil provincia de Entre Ríos, en el mismo sitio de Juan L. Ortiz, de Carlos Mastronardi, con quienes se formó, Veiravé recoge en su obra las mejores tradi­ciones de la poesía argentina. Desde su inicio con El alba, el río y tu presencia (1951), Después del alba, el ángel (1955), El ángel y las redes (1960) y Destrucciones y un jardín de la memoria (1965), la poética de Veiravé se afirma y reafirma, y se confirma en los últimos quince años, cuando las sonoridades de Lugones y Fernández Moreno, de Macedonio y Alfonsina Storni, de Borges y Girri, y siempre el inolvidable Juanele, se sintetizan en su expresión actual, clásica y moderna a la vez, en la que los paisajes geográficos y humanos, la formación intelectual, la sutileza, el giro lúdico, la voz de la oralidad y lo espontáneo, se constituyen en concierto de antípodas resueltas, de estilos diversos que por diversidad y por dominarlos forman un estilo.

De hecho, Alfredo Veiravé es un poeta chaqueño, y quizá por eso mi ansiedad por difundir su conocimiento, su degustación. Tierra feroz, y feraz, en la inmensidad del vasto corazón de Sudamérica, el Chaco ha encontrado, finalmente, su poeta mayor. Y ése es un hecho que hay que festejar, con alborozo. Especialmente porque la adopción fue mutua: Veiravé lleva más de treinta años en el Chaco, y allí incorporó una geografía asombrosa y exorbitante:


Vivo en el Chaco en la ciudad de Resistencia y
                                                        conozco
el quebracho, el algodonal y el viento norte
en las siestas del verano
sus templos sacramentales y las lluvias 
                                              interminables...


Y por eso en su poesía florecen los lapachos, las tipas y los filodendros, pero no para mostrarnos un poeta costumbrista, un relator de geografías, sino un buscador de belleza, como un gambusino de la palabra y del destino del hombre:

 

aprendamos a leernos en la sequedad de
esta geografía
       en donde permanecemos
hasta alcanzar cierto grado de locura
       los informes meteorológicos anuncian grandes
                                                                 lluvias
en el Chaco
       pero las tribus nos arrojan sus granos de arena
sobre los ojos
       ni alegres ni tristes estamos en el claustro
codiciando el desperfecto de la máquina solar
                                                           sentado en
       el calor.


La presente antología no necesita las obvias adverten­cias sobre el sentido caprichoso del compilador, pues —eso se sabe— en todas las antologías hay la misma inevitable arbitrariedad. En todo caso, en la que el lector tiene en sus manos, la peculiaridad interesante de anotar consiste en que los poemas que conforman este libro fueron, digamos, acordados en su mayoría, entre el autor y quien firma.

Para concluir, nomás algunos datos sobre Alfredo Veiravé. Nació en 1928, como se ha dicho, en la ciudad de Gualeguay, cercana a la costa argentina del río Uruguay. Vive en Resistencia, Chaco, desde 1957, donde es profesor de Literatura Iberoamericana en la Universidad Nacional del Nordeste. Tiene dos hijos, una vasta erudición (por momentos excesiva, pero que no es sino un guiño cómplice para el lector agudo), y yo diría que tiene parentescos evidentes, acaso involuntarios, casuales (que son los mejores) con Octavio Paz y con Jorge Luis Borges, y también ese aire juguetón, cortazariano y espontáneo de las mejores páginas de un José Emilio Pacheco, de un Juan Gelman. Y tiene, también, un hermoso jardín, el mate siempre a punto para convidar a los amigos y una rara perfección en sus poemas, una poeticidad ejemplar como sólo tienen los enamorados de las palabras. Como él lo ha escrito en ese poema perfecto que es “Radar en la tormenta”:*

 

Y alguna vez, no siempre, guiado por el radar
el poema aterriza en la pista, a ciegas
                                          (entre relámpagos)
carretea bajo la lluvia, y al detener sus turbinas,
                                                        descienden
de él, pasajeros aliviados de la muerte: las palabras.



Mempo Giardinelli

Este Material de Lectura se publicó, originalmente, en 1987. Alfredo Veiravé falleció cuatro años después, el 22 de noviembre de 1991. (N. del E.)

 


Puntos luminosos


Puntos luminosos
Mi casa es una parte del universo

Rainy Taxi

 


Puntos luminosos


Podrías creer que el arte es como un espejo
sobre la superficie del pulgar que gira
pequeño entre ideogramas luminosos
pero los gatos
sentados entre las piernas de las hermosas
modelos te contradicen.

Ellos son un tema general abstractos como las abejas
en la lluvia como las catástrofes submarinas
el cabello de Odiseo sobre la arena
enumeraciones que no alcanzan jamás la concentración:
esa sabiduría visual de transformarnos
en puntos luminosos
dispersos dolores en la punta del pulmón
que nada tiene que ver con la concentración de la historia.

 

 


 Mi casa es una parte del universo

 

Los que la vieron dicen que la tierra
es una esfera en el espacio, un planeta
más bien pequeño
del tamaño del dedo pulgar de los astronautas.
Yo no lo dudo porque he visto las fotografías
y porque ahora estoy a casi medio planeta de mi casa.
Lo mejor de todo esto es que en ese pulgar
también mi casa es una parte del universo.
Cómo no serlo si en el patio del fondo
hay un filodendro de gigantes hojas y también gusanos bajo
           la tierra
aptos para la pesca, y ahora que me acuerdo
el olor de los helechos contra la pared
la cara de Delfina o Federico entre los árboles
y aquel canario que se nos voló de noche.

 

 


Rainy taxi


Llueve sobre las mujeres solitarias
cometas de plantas hechizadas
vienen corriendo entre los
gigantes gemidos
delirios fúnebres
bocas pintadas en forma de corazón
y al mismo tiempo
no sé por qué —alegres, empapadas—
con un paraguas negro
y unos guantes deliciosamente muertos las manos adentro
sus uñas violetas sus espaldas comidas por los caracoles.
¿Desde qué antiguo esplendor viene este taxi
bajo la lluvia
en la desnudez de las dos mujeres solitarias?

Podría decir que van para un museo
si no fuera que naufragan constantemente en los círculos
                                                                           [del Dante.

 


El imperio milenario


Poema
Nada se pierde todo se transforma
Poema levemente descriptivo
Explosivos

 
 

 

Poema
 
 
 
 


Claudia Cardinale ave de grandes plumajes y sus pechos
como torres me despierta temprano
se pasea por el hueco que dejamos los dos entre medio 
   y pone en la vitrola discos de Gardel o Joan Baez
me lee —es un decir— los últimos poemas ya borracho
alucinatorio Dylan Thomas A propósito escribe mal su 
   apellido y de
pronto un golpe de amigos lejanos me sube por las 
                                                                    [piernas
pido un mate y la veo pasearse desnuda entre
los huecos del tango
“las tardecitas de Buenos Aires tienen ese qué sé yo, 
                                                                     [¿viste?”
y me digo con alegría hoy no iría para nada al empleo 
   si no estuviera realmente
piantao piantao como ella me dice pero Claudia Cardinale
                                                                                  [me 
                                                                    consuela me 
   arregla el pelo con ternura italiana
me cuenta con sus dedos larguísimos y sus uñas violetas
las seis o siete arrugas horizontales de 
   la frente (casa de los gusanos en la morera 
       templo del dios del trópico 
             escritura de puertas cerradas 
                   el lugar donde los pensamientos eróticos se 
                                                                         [sientan
             en cuclillas mariposa que imagina rápidamente 
                                                           [el golfo estrecho
                             de Magallanes de tu cintura la magia
                                                     [de esos pantalones
                                                                       ajustados)
después se mete en el pecho 
         (departamento horizontal en pleno campo con
                                                                             vistas 
         a las 
         vacaciones anuales a los días sin nada y sin nadie 
         la máquina del mundo que pusiste a andar adentro 
                                   de mí, gramaticalmente correcto)
y me dice con tranquilidad no exenta de ironía
(la inocencia como estado ahistórico)
que no tengo la obligación de escribir poesía de 
                                                    [compromiso 
                                 o canciones de protesta que
nuestro amor es puro
y que nada nos salvará 
    cuando ella se haya ido cuando yo detenga los dedos
                                                                        [sobre
los broches de su corpiño Inútilmente me dejo arrastrar
por las dudas y después me siento a escribirle este poema
que le dirá “buen día Claudia” “tomemos juntos el 
    desayuno” No sé por qué la historia contemporánea
                                                                    [de América 
                          Latina no consigna estos detalles feroces 
    pero lo que sé
muy bien es que Claudia y yo nos amamos como dos 
                                                                         [buzos 
               bajo el mar como dos caracoles bajo la playa
como dos turistas en Venecia como dos espinas de la 
    corona
de Cristo en un relicario como dos
sombras revolucionarias de espaldas en la tierra.

 


Nada se pierde todo se transforma


Deja que se vayan igual volverán
cabalgando en otros caballos más briosos
las riendas hay que dejarlas sueltas
          no las tires hacia atrás hacia tu pecho
y verás que vuelven
                                      (los paladares los tigres los fetos
                                               el ocio y los engranajes)
Si escoges un huevo de perdiz
          tendrás el rumor del vuelo
Si pierdes la costumbre del agua
          adquirirás de pronto la humedad
Si esperas
          podrás ocupar un sitio de tu preferencia
Si corriges
          más vale quemar los papeles.

 

 


Poema levemente descriptivo


Me limitaré a describir el polvo por las calles
          que emerge soplado por el viento norte en una 
                      desobediencia pertinaz 
    de sapos muertos en el sol 
          y esta pregunta 
                    municipal 
          ¿nos tapará la polvareda
               con sus edificios sacramentales 
    este mediodía 
          en el pueblo?
                    Espiemos desde las 
    ventanillas de las casas que se fugan
          seamos hábiles en el trance de poner 
    el viento en sus dominios
          el calor en los bolsillos de los disidentes
    y
          desde luego
               aprendamos a leernos en la sequedad de 
               esta geografía
                        en donde permanecemos
hasta alcanzar cierto grado de locura
          los informes meteorológicos anuncian grandes
                                                                          [lluvias
en el Chaco
          pero las tribus nos arrojan sus granos de arena
sobre los ojos
          ni alegres ni tristes estamos en el claustro
codiciando el desperfecto de la máquina solar sentados en
          el calor.

 


Explosivos


Estoy cargado como un cañón a bordo un viejo y 
                                                          [herrumbrado
armatoste que de pronto se pone unas mariposas en
                                                                           las orejas
                                                 un tatuaje en los brazos o
un beso que me dejaron en el estómago
          sin para qué que tuvo su porqué de
gris y de llovizna 
          cuando remamos en el mar de los corales
y un marinero se ponía la mano a manera de visera
y oteaba “el proceloso” 
          el ruido que hacían las mariposas
no sé pero me cuido muy bien de prender la mecha 
           por ahora los delfines nos siguieron durante 
                          varios días recorriéndonos las bocas
                          los peces voladores fueron amables 
                          contertulios desde el fondo de sus 
                          ojos miré el largo cuerpo de Ayesha 
                          que no llegaba que no llegaba
nomás, “los corazones no dejaban casi respirar” 
          mientras, pienso que pronto tendré que empezar a 
          dibujar un nuevo mapa del universo y también el 
          Diccionario
La temperatura del cuerpo es normal
la humedad ambiente alcanza 100 grados
el cigarrillo se consume en el cenicero o en los bronquios
el papel donde revuelvo este disparo
es de color azul como mi camisa
                                   (meticulosamente desabotonada)
          y aquí en el Chaco llueve desde hace varios días.

 


La máquina del mundo 


Poema con color local

Qué es poesía me preguntas mientras
          clavas en mis ojos tu pupila azul

También la poesía es desacuerdo con el mundo

Adán y Eva
La monogamia y sus disculpas
Catálogo de necedades de los pueblos conquistados
F/plagios

Y por último

   


Poema con color local

Pintan a tu aldea y serás universal.
Tolstoi (citado de oído)

Vivo en el Chaco en la ciudad de Resistencia y conozco 
         el quebracho, el algodonal y el viento norte 
         en las siestas del verano
sus templos sacramentales y las lluvias interminables
no obstante eso ojeo la enciclopedia que en fascículos
                              llega a los quioscos
y leo sobre “La infancia de la humanidad”
                 “La estructura de las máquinas”
Soy de la primera generación de Tarzán y el 
   Tit-Bits fui Sobrino del Capitán y ahijado de Fantomas 
          y no veré seguramente
la colonización del planeta Marte 
          no obstante eso miro los lapachos florecidos
con cierta nostalgia becqueriana.

 


Qué es poesía me preguntas mientras
         clavas en mis ojos tu pupila azul


Un delirio naufragante de las memorias recuperadas
en un galeón perdido en el mar de los Sargazos
                                                                   es decir
la calle de los Muertos bajo el escándalo del sol
                                                           en Teotihuacán
(y los bichitos del jardín)
          La respuesta de los abismos en el asma de Marcel
          los trabajos de oficina de Franz Kafka
          la despedida de Cruz y Fierro en el desierto
(las asociaciones interminables)
                                            y tú.

 


También la poesía es desacuerdo con el
                              mundo


Puede haber un cuervo
          en el subterráneo imperio de las sombras:
sin comparaciones obligadas él rechaza la palabra
                                “conocimiento”
como una prueba paciente de las fórmulas.
No sé tampoco por qué insistimos en perseguirla
                                                con signos cuneiformes
o si somos acaso perseguidos por ella como un mar de
                                                                      [adentro
en las despedidas de Odiseo
                                         o someternos. Al fin y al cabo
no somos antenas de la raza (pararrayos celestes) sino 
     una poca cosa falsificadora 
     suave en los instrumentos
corolarios innecesarios
    doctores de la vanidad personal
                   incompatibles con el mundo.

 


Adán y Eva


En segundo lugar las fanerógamas y los vermes
    dictan sus formas con otras fórmulas químicas
aviesas en la continuidad de las especies.
          De la misma manera los ocultos segmentos de la
                                                  [locura (momentánea)
se transfieren de un cuerpo a otro y convierten en globos
                                                                            [terrestres
a las cándidas hijas de las matronas.

 


La monogamia y sus disculpas


En tercer lugar los cerebros de las víctimas
   eran comidos por los naturales de la sociedad carnívora
y eso provocaba ansiedades en la tribu.
   Por este camino se crearon las batallas de los
                                                                       [Amadises
                  y los caballeros salieron a cazar doncellas 
   cuyos largos cabellos rozaban la cara
                                                    de los dominadores
en el momento de la violación.




 


Catálogo de necedades de los pueblos
                        conquistados


Los pueblos conquistados desde ahora podrán ponerse
                                                               [como nosotros
los Infieles plumas de Caburé entre los ojos/Crin de 
                            [veloces caballos entre las piernas
y parir sus mujeres no bajo dibujos de Audrey Beardsley,
                                                          [no bajo palios de
oro con incrustaciones de dragones que echan fuego por
                                          [la boca sino en las maniguas
o los cocoteros sobre las hamacas colgantes. También
                                         [estos pueblos conquistados
deberán echar al fuego sus pinturas la cosmética de 
                                     [Carnaby Street los cristales
de Murano o las
         (fastuosas) (luminosas) (bellas) mariposas de color
                                     [de los vitrales de Saint Chapelle,
                                                                     [por ejemplo,
y extraer en cambio de los frutos de las papayas la leche
                                                                    [transparente
con la cual curamos las heridas o frotamos para bien de
                                                  [los ancianos de la tribu
el nido de las sacerdotisas antes del sacrificio ritual y para
                                                                               [colmo
cuando dejamos nuestras piraguas en la costa marina lo
                                                   [único que extrañamos
fueron los volcanes y aquella tierra azul que de pronto
                                                           [tiembla/se abre/
nos traga. Informo a los etnólogos y también a los
                                               [antropólogos de las
pirámides
que la tierra conquistada no sufre alteraciones de su
                                                 [continente desde la
prehistoria. Por eso todas las necedades de su lógica
                                                                    [tienen el
prestigio de sus jardines de Versalles: aquí se pueden
   prever las estaciones y los cambios del dólar con
                   [mucha anticipación. Hemos percibido
también en estos naturales un arraigado orgullo de raza
y que las tortugas de los experimentos atómicos se  
                                      [arrastran lentamente hacia
una playa de sombras.

 

 


F/plagios
                                        Por imágenes fragmentarias 

 

Él es rápido, piensa con imágenes claras;
yo soy lento, pienso con imágenes fragmentarias.
Robert Graves

 

Él es fuerte piensa con imágenes rápidas
yo soy oscuro todo se me ocurre en la escalera al salir.

Él es decidido piensa con las consignas del Partido
yo soy confuso me pierdo en los jardines detrás de una
    sombra.

Él es buen orador convence de inmediato sobre lo 
    mediato
yo soy torpe en las mesas redondas me quedo callado.

Cuando los hechos se le escapan él cuestiona su
                                                        [importancia;
cuando el hecho se me escapa yo desconfío de mis
                                                                 [imágenes.

Él persiste con las fechas exactas y las cronologías no lo
                                                                            [turban
yo confundo los cines con las escenas de Macbeth, las
                                                                   [matanzas de
Cholula con los dragones del paraíso, los besos de los
                                                    [sueños con los tuyos,
y así sucesivamente.

 


Y por último


Y por último la función de la palabra o del lenguaje 
    de los monos que apenas suple
                                     la transmisión del pensamiento.
O sea la escritura el tiempo que lleva para componer
un discurso un poema un tratado loable en las más raras
                                                [circunstancias a saber:
en una tumba como discurso de despedida del amigo
                                                                     [ausente
en el poema que todos leen muy ligero porque llaman al
                                               [almuerzo del domingo
en la protesta que se dibuja sobre los muros de la ciudad
                                                          [para convencer 
    a los que quieren creer en la caída de los ángeles
                                                      [anacrónicos
en las revistas para la mujer con sus horóscopos colocados
    en lugares visibles
                               y por último
                               en un eco que rebota en las paredes de
                                                                           [la selva 
                                           y es comido por los pumas 
                               de la memoria.

 

 


Historia natural


Apología de la ballena

Radar en la tormenta
Monos en el parque Ávalos
Hormigas
Especies vegetales
Retrato de Filodendro

 


Apología de la ballena


Una ballena en el Chaco es un hecho insólito
    un escándalo de la temperatura del planeta 
    una desviación del comportamiento de las especies 
    un signo perdido en capas geológicas sólo comparables
          con las arañas del Corán.
No obstante yo la he visto: enorme en la humedad de
                                                         [los helechos
con esa condición efímera de las grandes costillas
                                                     [ancestrales
    capaces de soportar la altura de tus largas piernas
    enfundadas en un jean o de tus cabellos 
    llenos de sal marina.
De pie dentro de la ballena te vuelves imponente 
    y en un intento de renovación vivimos la era del
                                                                 Paleolítico
sin preocuparnos por el arte de las cavernas o los
                                                        [deshielos
o de la inocente sorpresa de Jonás,
exactamente 7 años A.C.

 


Radar en la tormenta


Y alguna vez, no siempre, guiado por el radar
el poema aterriza en la pista, a ciegas,
                                                      (entre relámpagos)
carretea bajo la lluvia, y al detener sus turbinas, 
    descienden
de él, pasajeros aliviados de la muerte: las palabras.

 


Monos en el parque Ávalos


No estuvieron en San Juan de Puerto Rico bañándose
en el mar de las fosforescencias
no recorrieron el Museo del Espacio de Washington
con amigos inteligentes y jamás cometerán
el pecado de soberbia.
                                 En cambio
desde los árboles del Parque Ávalos se mueven
con una experiencia singular
gritan saltan
se despulgan tiernamente sobre los turistas
y así mueren sabiamente al margen de la historia.

 


Hormigas

 

Delicadamente transportan grandes piedras para
    las pirámides de los faraones
apenas se tocan desde lejos
    con las antenas versátiles
tristemente ignoran el sentimiento de los
amantes separados en los aeropuertos
y tampoco nada sintieron dentro del hormiguero
cuando la noticia de la muerte de Chaplin
recorrió el mundo en su silla de ruedas.

Según los especialistas de ciencias naturales
toda esa soledad de las hormigas no se siente
                                 simplemente
porque no se acoplan porque sus huevos
son fórmulas del anonimato,
y porque de la lluvia sólo sienten sustancias líquidas
no sus nostalgias y eso
les impide silbar un viejo bolero de Armando Manzanero.

 


Especies vegetales

 

La palmera pindó es una envidiable introvertida
como un ejecutante de jazz que improvisa sus temas bajo
                                                                       [el vuelo
                                     de los loros,
    el jacaranda en cambio es un árbol femenino
sin inhibiciones y más bien con un orgullo legítimo por
                                                             [su belleza;
el palo borracho aún pálido y anémico por el
                                       [problema de sus 
                                              glándulas
jamás puede disimular ese complejo de su apariencia
                                                                [que lo hace
desconfiar de todas las conversaciones en las cuales cree
    oír alusiones a sus formas.
Solamente el gomero, suave y refinado, silencioso y
                                           [seguro de sí mismo
cultiva el arte de la percepción frente a los más severos
                                                                 [críticos
y con buenos modales en las fiestas mundanas
sonríe para adentro sabiéndose dueño de un secreto
                                                          [poderoso.

 


Retrato de Filodendro

 

Si Monet pintó varias veces una parva de heno
en el mismo día para demostrar que la luz cambia el
                                              [color de las parvas,
por qué yo no voy a escribir otro poema al filodendro
                                                             [de mi casa
si siempre los amigos que llegan lo entrevistan
y le toman fotografías y él crece orgulloso contra la
pared igual que una vedette del cine mudo
porque el orgullo es objeto de la vanidad y eso se le nota
en los días de lluvia cuando desdeña las gotas pequeñas
y sólo deja caer sobre sus hojas art nouveau o de medusa
                                                                             [verde,
las gotas grandes y las más sonoras, ah, hijo, le reprocho
                                                             con Hipócrates:
la vida es corta, el arte largo, la ocasión fugitiva,
la experiencia falaz, el juicio dificultoso…
y él me sonríe y me cuenta que otra planta que no me
                                                                   [quiere
nombrar lo ama tiernamente en el jardín de las
                                                               [penumbras.

Además, agrega, la felicidad consiste en saber disfrutar
lo que no se tiene,
y no sé por qué enredos vegetales
                                                           [manifiesta
ahora un poco serio: “por eso yo no me mezclo en
                                         [rencillas de palacio

 

 


Radar en la tormenta



Reportajes sobre la realidad
Escuela o movimiento al cual pertenece
La última cena o el juego de lo posible
Descenso a los infiernos dantescos
Manipulación de los genes
Cristóbal Colón
Fasten seat belt
Observaciones climatológicas
El cuadro dentro del cuadro
Los lapachos han vuelto a florecer
Textos y contextos
Ya no hay lugar para la frivolidad




 

 

Reportajes sobre la realidad

 

Al ver caer las flores rosadas del lapacho sobre las
                                                      [imágenes
de este árbol que anuncia en sus cielos la actividad de la
mirada sentimental, el elogio simple de un espectáculo
                                                                  [que
no es sintáctico, cualquier novelista diría que ellas (las
                                                              [flores)
son personajes delicados, seres emergentes de voces que
                                                              [descubren
la realidad de los objetos, en este caso hermosos para la
                                                             [escritura
de las estaciones del año, el recuerdo guardado en el
                                        [pecho de sus criaturas
inventadas. El poeta que transgrede los géneros literarios
cerraría los ojos y en sus frases respondería con otros 
                                                         [resultados
a la ansiedad de sus lecturas compartidas en un reportaje
circular: ¿qué es lo que veo, qué es lo que quiero ver,
                                                    [qué es lo que
no puedo ver de estas flores del lapacho sobre
la alfombra rosada de la vereda, que aquí se ha formado
                                                        [hoy como
una metáfora de la vida o de la muerte?

La idea simple de una alfombra tejida de rosadas flores
                                                             [volátiles
es una antimonia de la realidad, una respuesta posible al
                                                        [cuestionario,
una metáfora de la imaginación o de la inteligencia,
                                                          [quizás,
simplemente, un homenaje al amor distante de quien las
                                                                  [mira:
—El significado de un poema sólo puede ser otro poema,
                                                          [pero ¿cómo
diferencia usted a la poesía de estas flores del lapacho?
—Es muy simple, porque el poema tiene el aspecto
                                                   [geométrico
de la poesía.
—¿Y cómo la reconoce?
—A primera vista, por el sonido mental de ese momento,
                                                             [y además
porque la poesía nos enriquece la realidad, como el
                                                     [lapacho.

 


Escuela o movimiento al cual pertenece

 

Pertenezco a la escuela o movimiento denominado
                                              [“Repentismo”,
inventado por mí que por supuesto en este instante
no soy Huidobro ni menos aquel francés ladrón de fuego,
sino argentinamente (simplemente) un poeta repentista:
una especie de ebrio momentáneo que después corrige
                                                    [sus (alcoholes)
—lo que está entre paréntesis se puede intercambiar
y las comillas indican otro texto:
“la energía verbal de un hombre rechazado
por tus hermosas piernas de gata complicada”
         un acuático camalote de la especie
en una gran laguna del Gran Chaco
que sinceramente les advierte:
no tiren sobre el agua ni una hoja del infierno
porque las ondas concéntricas son capaces de inventar
                                         [un Paraíso, y ya verán
de pronto en esas selvas Roussonianas las razones por
                                                          [las cuales
la pareja es arrojada del Edén; así lo menos,
para no explicar ahora
a cuáles modos en el uso de las hojas pertenecen
los vestidos desnudos de ella y él, o el rapidísimo festín
de las imágenes que inventamos ahora en este cine.
                        Perplejos y abismáticos
espectros que la vida borra con el codo. Sí, yo también
                                                           [entre ellas
           pertenezco
solamente al movimiento de las hojas.

 


La última cena o el juego de lo posible

 

Yo cumplo un luminoso y secreto destino,
lejos, en un país solar joven y extraño.
Raúl Gustavo Aguirre

 

Aquella noche fue:
(cómo diría)
inolvidablemente dócil a los afectos
porque nadie habló de la circulación de los planetas.
Y la situación al terminar otro año
era simplemente común a cualquier reunión de poetas
que han crecido juntos
según las condiciones de la época.
                             Conversaciones
en los espacios del departamento
(también se habló de algunos premios
que favorecían a las circunstancias, no a la poesía)
                                 lejanías
que nos trasladaban hacia otros tiempos/oscuridades
y también risas de la amistad
que cuando es así nos dice todo
sin preguntar desde afuera
                                               ¿quiénes son éstos?
Espejos,
organismos emotivos, borrosas fronteras de un país
                                                         [político.
Todos sentiríamos quizás
el goce de esta certidumbre ¿no es acaso una forma
                                                      [privilegiada
de la edad no tener que explicar a los demás quiénes
                                                           [somos?
Por supuesto, había copas de vino blanco, una de pie
entre los libros, otras con las
piernas cruzadas, inocentemente desprevenidas
entre los giros de la luz a la deriva, y al no sentarnos
a una mesa, picábamos como pájaros esto y aquello,
dando vueltas a la llave
de las anécdotas o de la inteligencia vital del poema no
                                                             [escrito.
        La alegría
quizás fue la culpable, o la invención del porvenir
la situación desventajosa porque sin que nadie lo
                                                              [advirtiera
          ¿cómo podría habérsenos ocurrido?
ella también estaba en esa cena,
mirando entre el juego de lo posible esas cabezas
—algunas medio calvas, otras canosas, más bien
experimentadas— y entre la fusión
de las palabras de la reunión que se iba terminando
(cuando algunos amigos se despidieron con un beso de
                                                              [hombre
como se hace en la ciudad, porque uno nunca sabe si se
                                                              [volverá
a encontrar), ella, la oscura y desdeñada,
eligió a uno de nosotros y dijo,
con su dedo largo: éste.
Creo que lo hizo delicadamente para que
nuestras mujeres no se dieran cuenta. Cosa rara
porque ellas siempre saben antes que nosotros,
aunque sea en sueños.
El cuerpo del poema en cambio, el organismo del
                                                               [poema,
la acomodación del poema en cambio, seguramente
sintió un roce que ninguno de nosotros advirtió.
El poema sabe más que nosotros de la vida
y percibe antes que nosotros el dedo de la muerte.

 


Descenso a los infiernos dantescos


Cuando Beatrice se bajó de sus coturnos griegos
de sus frívolos zapatos con plataforma
y quedó balanceándose a la altura de mis hombros
vi sin las trampas de las modas femeninas
por qué razón Virgilio se quema en los infiernos

 


Manipulación de los genes

 

Los genetistas aseguran que dentro de unas décadas se
                                                               [podrán
programar, manipulando en los cromosomas, unos
                                           [huevos humanos
perfectos, hacer un Charlie Chaplin, un Einstein, un
                                              [Valéry a voluntad,
pero yo que los conozco por haber ido junto con ellos al
                                                                [colegio
y haber tomado con ellos la primera Comunión,
podría, asegurar que algo fallará en esos proyectos
                                                [felizmente.
¿Es que el destino de esos genes se podrá manipular?
Lo dudo porque Carlitos depende del bastón y la galera,
porque Einstein tenía una sola idea fija, porque a Paul el
                                               [cementerio de Séte
sobre el mar ya lo atraía desde chico. Además porque no
                                         [hay una costumbre única
en este universo tan lleno de maravillas y exageraciones,
                                                       [una forma sola
de restaurar el equilibrio perdido y porque 
                      [—definitivamente—
los huevos humanos tienen dos funciones: una
                 [conservadora y otra rebelde.

 


Cristóbal colón

 

Avanzo lentamente porque los vientos del sur se cruzan
                                                                [con los
del oeste y las velas se inflan como globos aerostáticos
      y las nubes filmadas
      en cámara lenta o por el contrario, a toda velocidad,
alteran los ritmos circulatorios saltan del camarote
a la cabina de mando donde el timón sospecha las
                                                [tormentas.
Trabajo en el autorretrato de unos mándalas de oleajes
pero las aguas al partirse con la ceguedad de los
                                                           torbellinos,
sacuden ráfagas que el idioma sin variantes produce en la
                                                             [inevitable
                                                           información,
por eso me atraen los museos: es allí donde aquellos
                                        [vientos de la navegación
parecen haber cesado al fin, y donde todo está quieto el
                                                                   [alma
logra inventar otro movimiento personal, el de los
                                          [delfines que van
                         serenamente aunque saltan y brincan
                                                      [en la superficie
    del cuadro musical.
Y para colmo cuando observo o recuerdo los sueños
                                      [sospecho que el Diario
de a bordo se traspasa de oscuridades aunque anote
                                                    [fechas reales
                                         furiosas distancias reales
                                       o describa el color amarillo
                                       de los canarios que tienen 
       los hombres salvajes de la costa, las vegetaciones
                                                                [verdes 
                   que ahora flotan y hablan a los marineros
                                                         [hambrientos,
                               el éxtasis de olor de las gigantes
                                                               [mujeres.
(Cada navegante tiene su propia brújula
                —encantada, alucinante—
y las agujas enloquecen porque abajo está una ciudad 
                         [moderna de energías revueltas).
Yo creo que cada marinero además cuando pierde el
                                                         [equilibrio
                     debe segregar no sé qué líquidos internos 
                                            [que inclinan su balanza
en una o en otra dirección y si no vean cómo 
    [todo ha sido —inevitablemente— necesario
                                                       para que cada
                               [uno de ellos beba su alcohol de
                                                                [mundo.
Ahora las olas caen sobre la cubierta ascienden y diluyen
                                                         [los espectros
y presumiblemente volverán a golpear fuera de los 
                               [conceptos, de las ideas; 
    las palabras que están debajo de la superficie entonces
    dirán cuando alguien las mire a través de las
                                       [transparencias
                                              del descubrimiento,
    que toda oscuridad es clara, que también las joyas que
                                                                    [me dio
                                                                 la Reyna 
    tenían un sentido, la inevitable multiplicación del 
                                                               [texto, la
    dirección histórica de las carabelas el viento
                                                               (süave)
   sobre una flor pequeña que yo veo debajo de las aguas.

 


Fasten seat belt


Ajustar el cinturón porque cualquier obra del artista
    lo puede hacer saltar del asiento y salir por la 
                                                  [ventanilla
             o el ojo de buey hacia las algas que anuncian 
                                                          [la cercanía 
    de la tierra o hacia la sorpresa de relaciones personales
                                del arte, aliado con las ciencias.
Ésa es una posibilidad de sobrevivir ahora que la 
                                                   [tormenta
                       se despliega en lo inestable, aun cuando
siempre me he preguntado ante el parentesco de los 
    peligros con los exorcismos,
si un asiento al que estamos atados por la orden de los 
    avisos, nos puede hacer borrar
del jardín de la memoria —como si tuviéramos la 
                         [sensibilidad de los insectos—
todas las intrigas del poder que sirven, por ejemplo,
para saber que a un hombre lo arrojan maniatado
desde una ventana del sexto piso de un edificio en
                                         construcción. Cosas así,
que se pueden relatar en un cuento afortunado
para lectores del horror en una pesadilla de fondo, o en
                                                           [un poema
errático que se mueve entre pozos de aire todos los días 
                                                                       [al
                                                          abrir el diario.
    ¿Cómo entonces, salir de la tormenta, si sabemos que 
   el cartel rojo también puede desaparecer con nosotros?
Es claro, está la posibilidad de estar hablando de otra 
                                                                [cosa,
                     de los pantalones azules o el pullover azul
                                                                [(oscuro)
                o del encefalograma que no registra jamás las 
                                                          [ondulaciones 
   de la pasión vivida en un tiempo mítico, o de los
                                                 [monstruos de Goya,
o bueno, para darle a la historia un carácter más amable,
                                                         [naturalmente, 
    hablar de: Idi Amin presidente de Uganda o de una 
                                                [relación de amor
en Hiroshima/porque la desnudez de la pareja como 
                                     [ocurre en la memoria/ 
    es capaz de ampliar el tiempo de ella en él, más allá de
                                                             [la muerte.
Hablar de otra cosa quiere decir que el lector sabe las
    trampas proustianas con las cuales se evita el censor
                                                                 [fortuito
a través de un código que mañana morirá cuando nadie 
                                                                   [pueda
                               saber con qué términos se soñaba 
    al acumular proyectos de vida; datos insatisfechos
    que dan rienda suelta 
    a un macabro tiempo extravagante.
Continúan sin embargo atados a su asiento. La parábola
                                                                   [de la
                           ballena blanca, la excitación notoria
    de una palabra que a tientas se sumerge y vuelve a 
                                                            [cantar, 
    algunas idolatrías retóricas, digresiones narrativas que 
                                          [a nuestro costado flotan 
    se mueven como las nubes negras 
    de la historia, y muchas veces es el miedo el que nos
                                                                     [hace
que perdamos la razón. La razón de las palabras digo.
Hablar de otra cosa para sobrevivir, ajustar el cinturón, y
                                                                   [no ver
debajo de las colinas un país oscuro bajo la lluvia,
sus cabellos mojados con las crines de una mujer
que cabalga desnuda frente a los soldados antes de la 
                                                           [batalla.
¿Y si efectivamente la realidad imita al arte?

 


Observaciones climatológicas


Seré objetivo como el peso de una piedra preciosa de
                                                         [Misiones
                                         cuyo nombre desconozco,
y seguramente prosaico porque tampoco recuerdo si ella
crece como una flor debajo de la lluvia:
    este año, en el Chaco, el verano llegó imprevistamente
    de golpe, de un día para el otro,
sin transiciones otoñales como corresponde a un clima
orgánicamente sensato, a un clima prudentemente
                                                   [organizado.
Ayer estábamos en invierno y hoy sábado estamos en
                                                              [pleno
    verano,
como si nos hubieran trasladado en un confortable
                                                    [almanaque
de una ferretería de materiales agrícolas, esa manera de
                                                [mirar la eternidad
por la ventanilla del avión.
Todo comenzó con un viento norte que según los
                                                     [médicos
                                   de cabecera, y los psiquiatras
altera la conducta de las personas: a los prudentes los
                                                         [hace hablar
de sus problemas de pareja en la oficina; a los tímidos
                                                                [les da
un desaforado yo de convicciones para que opinen
                                     [(equivocadamente); a
los egoístas el corazón se les enternece (un rato nada
                                                        [más); a los
envidiosos los hace alegrarse del éxito de un colega,
                           a los enamorados
les sube más la temperatura de las piernas, a los tristes
todo les parece un desastre nacional, a los optimistas la
                                                              [situación
los hace sentir incómodamente culpables.
Hay quienes ven volar el casco de su cerebro por encima
                                                         [de los techos,
a las mujeres el viento norte les levanta la pollera, y éste,
                                                               [es claro,
no es el poema que quería escribir esta mañana.
También había personas desorientadas que caminan con
                                                  [camisas de verano
en un delirio que afectaba al pasado y al presente de los
                                                                 [verbos.
         (Seguramente ahora entre las frondas ecológicas/
                        [pasa una joven desnuda en bicicleta.)
Aquí hay un desajuste cronológico del espacio del clima
que no entiendo, es como esos argentinos que sólo
                                                 [piensan en francés
delante de un molino de Fernández Moreno, es como
                                                     [esas parejas
que se separan por amor, es como los truenos en un día
de sol, es como una sociedad aluvial adentro de una élite,
                                                          [o como aquel
profesor que aun equivocado en sus ideas,
alcanza a ver claro el proceso de la historia, es como esos
militares sudamericanos del subtrópico que sueñan
siempre alcanzar la primera magistratura del país a fuerza
                                                             [de lecturas
(y después prohíben las novelas sobre los dictadores) y
                                                             [entonces
¿quiénes son los equivocados en esta tremenda 
                                  [irregularidad climática?

 


El cuadro dentro del cuadro


Como en Las Meninas de Velázquez nos gusta retratarnos
                                                                  [dentro
del cuadro usando los espejos de los reyes
pero jamás supusimos que vos, Ingrid Bergman y yo,
                                                      [Humphrey
                         Bogart nos veríamos como en el final de
                                                             [Casablanca
                       en la madrugada del 10 de mayo de 1982
viendo a los soldados subir a los aviones de transporte
     rumbo a los mares del sur, al frente de batalla, bah
                                         [a la guerra con los gurkas,
así de simple ¿quién que vio ir a su hijo a la guerra
no vio cómo se caía el borde del abismo?
    Todo fue como en una película
pero la angustia y la garganta no nos dejaron salir del
                                                                 [film
y sentarnos en la platea a llorar sentimentalmente por los
                                                         [protagonistas.
    (Quizá Velázquez se dibujó en el espejo porque su hijo
había sido enviado al frente de batalla.)

 


Los lapachos han vuelto a florecer

 

Los lapachos han vuelto a florecer en este mes de agosto
como si fueran el eje de la historia, y la explosión de
sus flores rosadas un movimiento circular de suaves
                                                     [rotaciones
                                                                    ¿qué
piensan dentro de sus ramas (aparentemente
    imperturbables) sobre
lo que pasó este otoño en los mares del sur bajo un 
                                                             manto
                                                                 [de
                                                           neblinas?
Pero de pronto los lapachos florecieron y luego dejaron
                                                              [caer
sus flores en el sueño de esa llovizna sin noticias,
y los albatros quedaron sepultados en las Islas.
Y los padres nos quedamos mirando en el aeropuerto
cómo nuestros hijos subían a los aviones de transporte
con armas y cascos y mochilas y fuertes
borceguíes para el frío del sur abajo del planeta que se
iba cantando la marcha de San Lorenzo pero a él no lo
                                             [podíamos distinguir
cuál era desde la terraza porque
ya no era nuestro hijo sino un soldado que iba hacia la
                                                               [guerra
y a mí se me cruzaron todas las palabras
                                 rotas
                              tartamudas
y todavía siento que en aquella madrugada
cuando los aviones se perdieron en el cielo a las seis de la
                                                                  [mañana
                        supe que ya podía escribir rabiosamente
la palabra cibilización con be larga, por lo menos.
Y como si nada hubiera ocurrido, en agosto los lapachos
                                             [han vuelto a florecer
sobre nuestros corazones con armas de papel “igual que
                                                         [sobrevivientes
que vuelven de la guerra”.

 


Textos y contextos

 

¡Oh Argentina, nación hermosa y soberana del sur!
Ricardo E. Molinari

Las noticias de hoy son desastrosas: la ciudad de
                                                [Resistencia
parece un hormiguero de caras angustiadas que miran
                                       hacia el cielo, con grandes
nubes como (medievales) catedrales oscuras de más
                                                                 agua;
y de alguna manera, todos, esperamos que no llueva esta
                                                                     [vez,
que alguien nos salve de los acuáticos camalotes que
                                             [avanzan por las
                                         calles a pesar de las bolsas
                                                                 de arena
                             que hemos puesto, quizá inútilmente
                                           en las puertas de la casa.
Las aguas amazónicas están aquí, y un poeta
amigo reclama un lugar en la República.

1

Antes eran las palabras
solamente lasque hablaban; los textos eran como poemas
                                                             [ciegos que
en la oscuridad de su cuerpo tanteaban en cavernas
                                                   [platónicas con una
fina red de caricias, pero ¿qué quedó de aquella escritura
                                                         [lujuriosa?
Me imagino que en algún siglo venidero alguien logrará
desenterrar de esas cavernas la imagen de un país, que
                                                  [es como decir,
extenderá un mapa de colinas (desnudas), de hondonadas
                                                 [abiertas, de pliegues
          fastuosos
con los gritos del maca de una mujer hermosa, y algún
                                                    [arqueólogo
corporizará la historia en las arenas gruesas de estas
anécdotas pasajeras. ¿Acaso la energía del texto no nace
                 imprevistamente
del contacto sexual con el pensamiento reflexivo?

2

Yo imaginé a Manhattan desaparecer
entre las aguas del océano; puedo decir que la vi hundirse
como un cataclismo formidable. Entonces para mí las
                                                   [inundaciones
del diluvio provenían de los libros sagrados/lluvias
                                                      [interminables
                                  sobre un Arca a la deriva/o de la
                                                              [aterradora
yegua negra de la noche, llovida,
o del río Gualeguay,
tan calmo que hubo personas ya muertas que los
                                     [domingos iban a ver
a las señoritas de familias con grandes capelinas
                pasear en botes de/Renoir
y los jóvenes remar entre los sauces, y la tarde caer con
esplendor de kermés de fin de siglo, melancólico diría en
                                                           [esos años,
aunque la nostalgia del tiempo nos engañe.

3

Pero hoy todo es diferente. Hay grandes autopistas en
                                                  [Buenos Aires
                     y los grandes personajes
se reúnen en los grandes hoteles junto al mar; hay
                                      [frívolos almuerzos
de radiantes damas incandescentes, langostas oceánicas
                                                      [entre los dedos
de la conversación, oh europeas, campos inundados, la
                                                              [banalidad
                                          de las palabras humilladas,
y hay en esa enorme cabeza de Goliat, un albergue de
                                                         [fantasmas
en las cuatro manzanas de la City (Y hay deudas
                                          [internacionales
y hay fábricas cerradas por el peso de las aguas, y El
                                              [barón rampante
de Calvino, hace meses que está viviendo
en el techo de su casa/”Otro busca en el fango, huesos,
                                                              [cáscaras,
¿cómo escribir después del infinito?”)

4

Hoy todo
fue distinto. Volví a mi casa arrastrando
las noticias de la radio (local), y para encontrar
consuelo, alguna imagen
que distrajera los duros presagios de las aguas: ¿un mar
                                                        [mediterráneo
el litoral? ¿un cataclismo geológico?, ¿una nueva 
                                       [ecología? prendí
el televisor que traía colores en directo desde la capital
                                                      de la República
y vi con esa tristeza que separa
un Aleph no borgeano que mostraba
                             por ejemplo,
las confidencias amatorias de una nueva estrella
recién abandonada por su esposo, un funcionario 
                                               [(conjetural)
que descansaba en Mar del Plata de las arduas tareas 
                                                     [de gobierno,
vi un confuso laberinto en el pecho y en él las ruinas de
una nación atomizada, vi una mona gramaticalmente 
                                                     [inteligente
que entrevista (disfrazada)
a un supuesto Coronel que no tiene quién le escriba,
vi un sonriente animador de turno diciendo diariamente
                                                            [tonterías,
vi un ridículo concurso de cantores, y al ver que todos 
                                                         [aplaudían,
al apagar con pena el aparato me dije desolado
(argentinamente desolado), que quizá todo esté bien 
                                                [como contexto. 
                 Es éste un gran país no cabe duda
porque no logramos conmovernos juntos. Quiero decir,
que las aguas están llegando hasta nosotros
y sólo queremos que no llueva.

 


Ya no hay lugar para la frivolidad

 

Todos poseen un límite; las lecturas en el jardín
absorben el deseo de las plantas húmedas y el mundo
                                                          [visionario
habla allí únicamente con algunos seres animados de ojos
                                              [abiertos y profundos.
(Entre los helechos y los tiernos animales inocentes el
                                                      [espacio pasa
como un equilibrista que abre su sombrilla para no caer
                                                 [en el vacío.) Hay
diferentes formas de fracaso cuando el trapecista joven
                                                      [sufre el miedo
en las cárceles de la pesadilla,
aunque en el fondo sabe que los victimarios y los
                                                [torturadores
se juntan en el infierno de la historia, y que las hojas caen
                                                             [sobre ellos
para convertirlos en tierra deleznable. Por eso canta
                                                              ahora
                                                            [y mira
solamente hacia adelante/no dará explicaciones de la
                                         [vida: el cuerpo sabe
esquivar los dardos venenosos del rencor, quizás, una
                                    [forma cerrada del amor
que no fue correspondido. A veces los límites se abren y
                                                   [comienza el vuelo;
entonces, ya no hay espacio para las frivolidades como
                                                                  [saben
los que vuelven de la guerra, o del errático exilio (del
                                                            [poema).