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Arquitectura Barroca Agustín Piña Dreinhoffer Prólogo del Arquitecto Manuel Sánchez Santoveña VERSIÓN PDF |
Prólogo
Manuel Sánchez Santoveña
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La Arquitectura Barroca
Con los primeros años del siglo XVII, la vida en el Virreinato de la Nueva España sufre una transformación al desaparecer las circunstancias que le habían dado carácter durante los años inmediatamente posteriores a la Conquista. Por una parte, se estabiliza política y económicamente y, por otra, se concluye la labor de evangelización que había dado el sello distintivo al siglo XVI. Esto se refleja en el ambiente de tranquilidad en que se vive durante esos años, lo que permite el desarrollo de las artes a un alto nivel. |
Caracteres del Barroco Mexicano
Hay ciertos caracteres que dan personalidad al barroco novohispano, tanto en la composición de los edificios cuanto en el aspecto formal. Los más notorios son los siguientes: |
Edificios Religiosos
Empezaremos por los conventos de frailes; éstos, como ya lo hemos dicho, gradualmente abandonan los pueblos indígenas, tras de haber hecho el primer esfuerzo, el mayor, de evangelización, y se recluyen en sus monasterios urbanos. |
Conventos de Monjas
En los últimos años del siglo XVI empezaron las fundaciones de conventos de monjas, ubicados siempre en las poblaciones de importancia. Constituyen uno de los tipos más característicos que podemos encontrar en la arquitectura del siglo XVII. |
La Arquitectura del Clero Secular
La arquitectura del clero secular presenta también caracteres distintivos barrocos. El tipo y número de iglesias se multiplica para satisfacer las necesidades de mayores núcleos de población. En las catedrales de México y Puebla se continúan en el nuevo estilo las obras iniciadas en el siglo XVI. La Catedral de México fue dedicada en 1656, y casi con el siglo se terminó el interior con el magnífico coro. La de Puebla se dedicó en 1618 y se concluyó prácticamente a principios de la época barroca, gracias principalmente a la actividad del obispo Palafox. |
La Arquitectura Civil
Si las riquezas acumuladas por los terratenientes se reflejan en la arquitectura religiosa por la aportación de medios que para levantar los templos proporcionaban sus donaciones, también encuentran adecuada expresión en las mansiones que construyeron para propia comodidad. Los palacios urbanos rivalizan en esplendor con las iglesias y contribuyen a que las ciudades adquieran una nueva expresión acorde con la época de auge. |
La Arquitectura Militar
Al hablar del siglo XVI dijimos que la ciudad de México, lo mismo que todas las de ese siglo en la Nueva España, era abierta, es decir, no amurallada. Pero las amenazas de los piratas ingleses, holandeses o franceses, que aún antes de la época barroca empezaron a atacar no sólo a las embarcaciones sino también las ciudades costeras, obligaron a levantar muros de protección en todo su perímetro, reforzados por bastiones o fuertes. Veracruz, donde han desaparecido, salvo dos, y Campeche, que conserva algo más, a pesar de la absurda destrucción de gran parte de la muralla, con pretextos del urbanismo moderno, son los ejemplos máximos de ciudades amuralladas. En Acapulco debe citarse el Fuerte de San Diego, y tierra adentro, la Fortaleza de Perote, que defendía la ruta a Veracruz. |
La Arquitectura Utilitaria
También en el periodo barroco, lo mismo que en el siglo XVI, fueron necesarias las obras hidráulicas. El abastecimiento de las poblaciones hizo necesario en algunos casos la construcción de acueductos desde los manantiales hasta las fuentes del interior de la población. En la capital se construyeron los de Chapultepec y Tacuba, ambos de origen prehispánico, de uno de los cuales se conserva un corto tramo de veintidós arcos en la Avenida Chapultepec; terminaban en fuentes, ya desaparecidas, salvo la del Salto del Agua, ahora colocada en la huerta del Convento de Tepotzotlán, Estado de México; la que se levanta en el lugar original es una réplica. Morelia y Querétaro pueden citarse como ciudades en las que todavía hay acueductos barrocos. |
Aspecto Formal
El barroco novohispano no emplea las estructuras de gran movilidad que son propias de este estilo en Europa. Como consecuencia, los espacios tampoco participan de los caracteres barrocos. Pero, en cambio, algunos elementos arquitectónicos: torres, portadas y retablos, son de una opulencia tal que llevan el estilo hasta últimas consecuencias. Es aquí donde se encuentra, en su pleno valor, el espíritu que anima a la arquitectura de los siglos XVII y XVIII. |
Ilustraciones |
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Catedral de México; vista aérea. |
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Casa de los Condes de Heras y Soto; fachada.
México, Distrito Federal. |
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Iglesia de la Valenciana; vista aérea.
Guanajuato, Guanajuato. |
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Vista interior de la Iglesia de San Agustín.
Salamanca, Guanajuato. |
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Fachada del convento.
Tepozotlán, Estado de México. |
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Catedral; vista interior.
Morelia, Michoacán. |
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Vista interior del Templo de Guadalupe.
Morelia, Michoacán. |
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Vista aérea de la Iglesia de la Compañía.
Puebla, Puebla. |