Sueño del guerrero Poema del cazador del pescador Mantaro, adormideras Merodeos y entrada Cartago El habitante El sol en el espejo Fin mundo que no tiene fin
Sueño del guerrero
He apagado la luz En las colinas lluvia inmóvil Doblegando mi pecho irisado poniente Por qué sin paz el felino me habita
Poema del cazador del pescador
Como errante lucero por el alba Lenta astuta sangre que me enredas y amontonas en la cuenca azul del día Como que engarza el vientre la esmeralda Como que alada trucha sella el lago Traspase mi saeta la muchacha de arena se detenga Poblado por el humo he de cazar los andantes contornos el Majes que Adelfas y Táuridos celaran Canta imposible más alto que mi aljaba Bebe la hiel y vuélvete falena Errante oreja oye los adioses sutiles del polen cuando cae cuando acaricia el éter mi carnero arroyos amarillos desenvainado viento Qué he de oír aún bajo el latido cuando el rumor celeste se deshaga Iré al padre balbuceando el hijo ¡Alondra de mi vida eleva el canto!
Mantaro, adormideras
Qué apasionado sol mas la garúa Qué lancinantes ficus en el viento Los brotes suaves de avellano potentes son aunque fingidos Qué bullanguera el agua gota a gota y las vueltas errantes del plumaje Después del ángel nadie nada Hierro en las ingles y de hiel el tiempo Para el Mantaro, adormideras ¿No pasó él parsimonioso en los róbalos blancos zurciendo parda espuma?
Merodeos y entrada
Cuántos osarios engendra la codicia Dulces gorriones hiere el aliento en las hojas Encandila y despierta la nieve No me preguntes por qué O si el amaru rompe los huevos en tu mesa Toda la fuerza para pulsar un astro seco Los arrayanes forcejeando en la herida Del borde del camino vemos el cielo flotar Pendiente el mundo de tus ancas Has soñado y al pasar el Río recobramos los imperios deshechos La anguila que certera salta hilvanando lo indecible Qué vanidad de hilo Los sublimes a su duración te amarran Tiemplan lo profundo a la pata Intenta Intenta comprender de la única ribera Este mundo no abdica y ha cojeado el dios Usura sólo afiladas garras en el ave Con hambre con sed invadimos el corazón Los regios irisados abismos escarbando Ni vuelta que dar ésta es la entrada La inaudita gloria del torrente Sin estrépito se remontan las hojas Alfojados confines Vorágines Pocos muy pocos reconocen su casa
Cartago
I El viento viene de Cartago esta tarde y ausculto mi pasión Díscolos punzantes favores La noche no mueve su diamante y el abejorro cae cae cae Estrella de la gracia habita el vellocino el lomo de la espada que al día desfallece La espera desfallece Sombras & Quimeras desatadas Con los caballos rojos en el viento II A solas con la arena entono mi canción Marinos y bajeles que no vi sino en el pajarillo en los muertos resecos Zumbante es el grito y me hundo en las riberas Me disputo un caracol un leño ¡Los eunucos me convidan la mar! III Los huesos del deseo están allí con las muchachas con los heliotropos los huesos del deseo están allí vende tu fama véndenos tus hijas IV Todos se han ido La muchacha la sombra los niños y la palpada losa es sólo olvido Señora del amor que nutres al hijo de la muerte El viento vuelve de Cartago y estos luceros no nos devuelven a la vida
El habitante
Sin ser otro se sintió reír Me estoy volviendo viejo pensó apoyado aún entre los sueños que como un dios lo habitaban a esa hora nula Me estoy volviendo viejo y sordo gritó armado en los rumores cada vez más intensos más perfectos de la carne plateada Tapó como pudo su vergüenza con las primeras hojas con los guijarros fieles a sus labios La frente estalló contra el aire sólido Había muerto el zancudo en su mano El planeta invisible aún brillaba Ama tus muertos dijo y besó las vidas deshechas el torbellino entonces pálido El alma de la alhucema permanecía quieta Como el vientre de Nazca soñó o pensó Daba lo mismo al centro de la cabeza verde Ah ah borrón del cuerpo en el verano sigiloso que un simple aleteo trasporta en el agua Los círculos cedieron bajo el peso la hoja de azafrán se ocultó en el cántaro En Nazca volaría la mariposa del tiempo irreal Una tres veces se oyó el escándalo de pétalos El quién vive del espíritu sobresaltándose Las aves de la piel unieron los infiernos con el cielo ah fluyente ah flotador ah flavo La estrella de los pies en los ojos humanos Resplandecía en la aladierna Con estrépito los pétalos cayeron El ojo palpitó detrás de la penumbra Oh últimos centelleos anclando en el vacío Muslos por debajo de la quietud sin límites Insuflaba el día en las aves guturales Nazca dijo recordándose ¡Quién podía desligar los soles de su cabeza muerta!
El sol en el espejo
Una tarde. Un fresno se inclina inexorable; la fronda que se instala. A contrafuego, abajo, el muslo; atada la muñeca desatada en lo fugaz del óleo. Va a llover; cielos furiosos, verdes. Una tarde no como otras. Ni tú ni yo mas los murientes reinos en los ojos y un frío en las entrañas. Una tarde poblada de lanzas, de tambores y de más cerca el desgarrado giro de los ópalos. Tinieblas. Soledad. Se adormece el acerbo De más en más ceden los mármoles. Tu rodilla sitia el corazón del suelo. Un llorar en la piedra; más adentro, en el túmulo. Brasas. La carne duele. La pavesa ligera traspone la muralla. Se escuchan trinos. Argucia de lo oscuro. Nunca es mañana mas la memoria del sol en el espejo. No amanece y abres la ventana. Nunca sorprendes las vírgenes leonadas. Hoy siempre hoy bajo amargos ojuelos. Aunque fustiga el viento muy temprano dominas ángeles y bestias.
Fin del mundo que no tiene fin
El oquedal cruje ¿has pulsado las otoñales violas? Se oye la sibila ¿trota el sol degollado en el vacío? Mundo que no tiene fin mundo que no tiene fin Cantan las hechiceras en las ondas Del otro lado del cieno los ángeles musitan ¿Comienza tu reposo la errante quietud de lo vivido? Primera testa Insaciada quimera Crujido chillido bramido Resuella el viento su fatiga en las hojas La certitud su río helado Mas qué campana suena aquí lo terso taladrando Sin dios sin lar no tiemblo El coro de los ángeles prosigue su estribillo Ópalo ópalo ópalo pelaje enarbolado Pero escuchas bajo tanto zureo Agazapado finjo que me oyes Como abeja presumo las flotadoras mieles Es noche de brujas El viejo tiempla su laúd como yo las afelpadas vidas Ya no recuerdo esa tonada pero imagino la malévola [estación El muerto por las estrellas perseguido La flauta mágica no responde a sus belfos La misma eternidad le tuerce los cartílagos Vejete súcubos atrocidades mías que como un beso al cuerpo me condenan y en la consciente luz siempre he lamentado ¿Sólo el vuelo de un fósforo despliega la ilusión repentina de la muerte? Mundo que no tiene fin ópalo ópalo ópalo Si estalla la oreja queda la cúpula el marfil la oscilante [armonía La espiral se pierde el néctar de su fluido escapa ¡Tu sueño en la redoma permanece! Ah dios criba lunar parpadeos Un beso la niebla célibes mirtos sellan la grieta Éter ovalante que vuelves boca arriba Tiempo sin apariencia poseído Esta desdicha aquellos bucles contaminan la luz Córtalos si puedes Tiende la banda de bólidos blanquísimos Tu mano guía los desesperados La núbil dama de rubíes ¡Delirantes pasiones!
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