Paráfrasis de un texto de Borges
Abel y Caín se encontraron después de la muerte de Abel. Sin quitar la vista de la cicatriz que Abel muestra en la frente, Caín, hijo mayor de Adán y Eva, implora perdón por haberlo matado. Abel, preferido del Señor, responde diciendo que es un hecho poco importante: lo ha olvidado y no conserva rencor por su hermano. Caín se exalta y vanamente trata de convencer a Abel de la monstruosidad de su asesinato. La Historia me recuerda como el primer criminal. En vida anduve errante y fugitivo, escondiéndome de hombres y bestias; muerto la aflicción no me abandona; tal ha sido mi propio infierno, la condena de Dios. Tu nombre se ha multiplicado mientras el mío es sinónimo de maldad entre cristianos y no cristianos. Hermano: necesito de tu indulgencia para expiar mi culpa. Abel insiste en su actitud y rechaza los argumentos de Caín sin darles importancia. La discusión adquiere matices violentos. El odio aparece en los ojos de Caín, quien furioso toma una gran piedra y mata a su hermano. Abel y Caín se encontraron después de la muerte de Abel.
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