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La caída
En una concentración de ciudadanos en la plaza pública, un hombre con aire suspensivo desembolsa, furtivo, un libro menudo como él. Lo abre y lee para sí. Lo que lee se refleja en sus reacciones: las quijadas trabadas, el puño apretado, el color encendido del rostro, cierto intento de levitación. De pronto, un ventarrón sopla entre la multitud ciega y sorda, azota las páginas del libro con un hojeo brusco y hace volar todas las palabras abandonándolas a su peso sobre la multitud. Los extraños volantes van cayendo y cada ciudadano, como si ese fuera su designio, recibe del aire su palabra. Todos los puños blanden sus palabras contra el hombre del poder que desde el balcón del palacio cae palabreado, múltiplemente muerto.
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