José Lezama Lima Breve antología Selección y nota introductoria de David Huerta VERSIÓN PDF |
Nota introductoria |
En toda la obra de Lezama no hay un solo momento donde esta dificultad ceda o se debilite. Su poesía es, sí, como se ha dicho y se repite (como lo escribió el propio Lezama), de raíz gongorina, pero está nutrida también por las tradiciones y saberes más diversos: Grecia, Roma, Egipto, la pintura cubana, la civilización china, la filosofía e incluso la gastronomía, la anatomía, la heráldica, etcétera. Sus ensayos y narraciones participan de esa misma fluidez cultural, de esa misma tensión voraz que no es en Lezama sino la generosidad de un erudito que es también un artista. David Huerta Ciudad Universitaria, abril de 1977
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A manera de epígrafe* |
JOSÉ LEZAMA LIMA,
en diálogo con TOMÁS ELOY MARTÍNEZ
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Muerte de Narciso |
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Ah, que tú escapes |
De “Sonetos infieles”,
de Enemigo Rumor |
Soneto a la virgen |
De “Sonetos infieles”, en Enemigo rumor
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Llamado del deseoso |
De Aventuras sigilosas
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Rapsodia para el muro |
De La fijeza
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Retrato de don Francisco de Quevedo |
De la sección “Poemas no publicados en libros”, en Poesía completa
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Ernesto Guevara comandante nuestro |
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El pabellón de la vacuidad |
Revista Diálogos número 71, septiembre-octubre de 1976
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Sobre un grabado de alquima china |
Debajo de la mesa se ven como tres puertas de pequeños hornos, donde se ven piedras y varas ardiendo, por donde asoma el enano que masca semillas para el sueño. Encima de la mesa se ven tres cojines grises y azules, en dos de ellos hay como figuras geométricas hechas con huevos irrompibles. Al lado un jarrón sin ornamento. Pedazos de leña por el suelo. Un hombre curvado con una balanza pesa una cesta de almendras. La varilla de ébano Alcanza de inmediato el fiel. El hombre que vende teme a los tres pequeños hornos que esconden debajo de la mesa. Por allí deben salir las figuras esperadas que vendrán cuando el pesador logre el centro de la canasta. A su derecha el hombre que contempla absorto al pesador, juega con unos pájaros. |
Fragmentos y aforismo* |
De "Playas del árbol", en Tratados en la Habana
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Espacio, respiración, imagen* |
Existe una función creadora en el hombre, trascendental-orgánica, como existe en el organismo la función que crea la sangre. La poiética y la hematopoiética tienen idéntica finalidad. Instante en que lo inorgánico se transforma en respirante, es decir, en que aparece el espacio asimilado, pues la respiración es el espacio asimilado que se devuelve. En una superficie de metal, ágata o piedra, el aire es refractado, devuelto; el vegetal lo incorpora, pero sin posibilidad de diálogo. El hombre solamente asimila el espacio y lo devuelve con logros, con un sentido, es el verbo. El verbo era Dios y Dios era el verbo, los dos espacios, el exterior y el interior, el visible y el invisible se comunican, o mejor, están ya en la unidad. La frase de Héraclito, en el sueño el alma tiene ojos de lince, y la de Bloy, la mejor música es la respiración de los santos, coinciden por igual la vigilia y el sueño, la agudeza y lo vegetativo, el oleaje y el mirador. En el sueño, tal como aparece en las teogonías, el alma unida al aliento se refugia en las cejas, el O H M, por eso los antiguos afirmaban que si en el sueño golpeáramos esa región con un martillo de plata, el hombre muere. De tal manera que el verbo aparece como la imagen de lo estelar. Voz, verbo e imagen, trilogía que sólo acompaña al hombre. En la respiración del hombre se conjuga por instantes en el verbo, la voz, la imagen con lo telúrico de las entrañas. El espacio más secreto del hombre se transfigura con la llegada de lo estelar.
Fragmento de la ponencia “Sobre poesía”,
presentada en el Congreso de la Habana |