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Cuaderno de cuatro años
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Todavía otro Erebo para hacerte más candente y ocultarte para siempre en mi vida, nudo que jamás ha podido desatarse. Balsas y azufre –relámpagos inocultables– a la deriva en un canal neblinoso, no para embarcarnos, sino para el lúbrico encostalamiento de hombres y de hielo. No para ti ni para mí, si un punzón de diaspro graba en nosotros el blasón de quien resiste. |
Poco hilo me queda, pero espero hallar el modo de dedicarle al próximo tirano mis pobres cármenes. No me dirá que me corte las venas como Nerón a Lucano. Querrá una loa espontánea que brote de un corazón agradecido y la tendrá en abundancia. Asimismo podré dejar huella perdurable. En poesía lo que cuenta no es el contenido sino la Forma. |