Carece de causa
Indicios, del inscrito Retrato de DK a los 76 años de edad
Indicios, del inscrito
Está la yema del dedo corazón de su mano derecha en la extensión del versículo que dice Isaías (5:24) todavía está húmeda la yema del dedo índice (húmeda y grana) se derramó (ése) (ése era Elías, en lo alto) en el recto apresuramiento de la yema de aquel dedo que recorre en toda su extensión un versículo (se detuvo) derramaron, la copa: David, con el arpa ante la silla (Dios, mucho mayor) el orín (traba) las cuerdas del arpa (al menor toque) se desmoronará: ése, fue un rey insaciable; y éstas ya son sus generaciones venideras como aquél que se sentara a la cabecera de la mesa (rapado) (miope) se mece se inclina ah se emociona (y se ladea) es servicial es recto está embriagado de que haya cundido tanta desolación contra Jerusalén reyes inacabables cabalgaron hasta la frontera del limo, se desmoronaron: (él) señaló con aquel dedo índice las atalayas que parecen lienzo blanco calcinado (señaló) las fronteras en que Adonai varó los ganados hizo incendiar la túnica de los jinetes (embriagados, de sí) cabalgaron hacia la frontera (él) los señaló en el versículo donde dice fuego dice calcinación (óseo) espectáculo el ganado varado en aquella frontera de sí (no hay más rumbo) el esqueleto de la vaca está oxidado (orín) las cuerdas: rey David (yom) la noche. El dedo de mi abuelo Isaac o Ismael o rey ahora sin nombre o de nombre Katz o de nombre Lev o corazón de Judá (señala) la palabra donde se detuvo la recta maraña de las palabras, rey extranjero: el dedo, sobre la boca del hormiguero. 5:24, el fuego: óseo. La huella digital es lo que queda la uña tiene voz aún para algún aleluya en la cuerda del arpa. Traigan, su arpa: los batientes de la ventana del rey David el alféizar de su ventana hasta todo lo alto de las atalayas son lienzo derramado, en descomposición: en descomposición, el arpa. Alabémoslo: Él entiende sus cosas; Él entiende lo vivo en el objeto varado: el agua o el vino de las crecidas, pasada la frontera: Elías, a la cabeza de la biga de los jinetes que cabalgan. El dulce yugo, del sueño: se cumplió. Cumplido: pasada (yom) la quinta hora de la tarde del mes cinco del día veinte (es concreto: mi abuelo) el dedo índice (suave) posado sobre la rienda de su cabalgadura (suave) el versículo que lo guiara lo guía a la pequeña frontera (concreta) de su hormiguero. Entre jinetes: señalado. Todos, igual: el brazo izquierdo marcado por el fuego de las filacterias (marcados) los hombros por la voz del lino en el manto incendiado que recubre los hombros por igual de uno o éste (otro) o aquél, por igual todos reyes. Sus monturas, apestan: el contrito que expió, apesta. Mas es alheña el hedor (bodega olorosa a pasas) la muerte sobre el abuelo (su fornicación) una planta aromática. Está, en la sala: a la cabeza de la grandísima mesa con la gran arpa de su visión a la mano derecha de su postura, delante del libro. Y al pie del arpa, un tibor: para que escupa. Su muerte sus cabalgaduras su galope ritual de palabras (extranjeras): compuestas; de semillas de cardamomo (semillas) de cártamo para la unción nupcial de su manto su baldaquino su bonete ritual (ungido) por la gota (nupcial) de vino que guarda bajo la lengua: muerto. Todo (ungido) a su alrededor. Y mucho más allá, entre circunferencias: en la frontera ulterior, la sala. En la sala, una planta cubana de interior: la areca se reprodujo. El alféizar de la ventana es de piedra inmortal. Los batientes de la ventana son de boj inmortal que ni galernas ni ciclón de hormigas ni descomposición ninguna, alteran. Mi abuelo es de la fila genealógica de David, ante el arpa: jovenzuelo. Entre colgaduras. Entre jaeces. En sus pabellones. Todo el brazo derecho extiende al máximo el arma ritual del arquero (extiende) la ballesta al máximo de ballesteros en sus atalayas la flecha que disparará es bodegón de palabras un bodegón de líquidos que su unción, derrama: desde allá, toca la casa toca la mesa grandísima de pascuas a que nos sentamos: ésta (la silla) éste (el respaldo) éstos los jueces envarados que nos juzguen: éste es el libro de Isaías (abierto) en el versículo correspondiente del día en que corresponda reunimos como hojarasca calcinada del Señor, a bajar la cabeza bajo el peso contemplativo de las palabras extranjeras que al son de arpas al son de cítaras muy interiores elevaran a Elías muy en lo alto guiado por una biga ungida de caballos (nada) lo ataja: soy libre; de imaginación soy libre. Columbro las arpas del rey David, sus atalayas: (embadurno) su cuerpo con aceites aromáticos de cardamomo la yema de mis dedos tocada de eneldo lava la viva cavidad bucal de David: gran rey gran estirpe, los muertos. Éste, desciende de Israel: se llama Isaac (es concreto) está muerto (mi abuelo) a veinte de mayo, casi entrada la noche. Y ahora es que recorre los versículos inalcanzables del libro cada palabra que toca la yema de uno de sus dedos de la mano derecha, se abre: en la frontera (se abre). Pasada la raya de guerras (raya) de la embriaguez (toca) la yema del dedo sobre dulcemente sobre casi imperceptiblemente en el libro, palabras: una es silla una es cuero una pergamino (todas) caballo.
Retrato de DK a los 76 años de edad
Huele a marismas un trombo anida en sus ingles (abre la boca: absorto) extiende el brazo (amaga) tocar unas rosas carmesí hechas a base de masilla migas de pan (no) se atreve (se podrán desprender) unos coágulos que anidan en su vientre (movió) el vientre a la madrugada (recordó que en su país llaman a evacuar, corregir) olvidó que había ido y luego del segundo desayuno (eslavo) (literario) pidió que lo purgaran. Que mucho le pesaba el bajo vientre. Y la tarde, inmóvil (regó las dos arecas la malanguita en sus macetas blancas, recubiertas de imitación bambú) dispuso la cama para la siesta (cuánto ha dormido) silbó (se le cortó el silbido) inmóviles matas de fruta bomba en el jardín de enfrente (si pasara una vaca si escuchara un cencerro: Señor, una vaca un hato de borregos Señor) (una esquila: anunciaban tan bien la caída de la tarde, antes cuando fumaba) (Señor, una terraza) y las hormigas amarillas formando una elipse paralela (casi) a la grieta de la blanca fachada de casa (en ascenso, la grieta) sus larvas sus capullos su ínfimo enredijo animal del que saldría una gran mariposa blanca (inminente, es inminente) cualquier tarde. Y las hormigas (clepsidras) amarillas. Se agota absorto en el botón que le cuelga de un hilo en la bata azul celeste de casa una salivilla azul celeste le cuelga del labio inferior (irá) a desprenderse el cielo sobre la tarde el pavimento reflejo al sol de las ciudades el iracundo cielo dejará sentir su mano una bandada negra de pájaros sin fondo sin graznido surgirá de la grieta del cielo (flotarán en lo alto se zambullirán con un tajo en hoz esos pájaros negros en el vacío) se abrochará (solapas deshilachadas) su bata de casa (absorto) en el monograma del bolsillo con su gavilla que separa las letras del nombre qué nombre del apellido: se llama juez y parte rey de huestes y efímero tajo del ave en los cielos (es) ave Dios (es) ave su arcángel (aves) son los tres coágulos que anidan junto al ancho aneurisma de su vientre (ira de Dios) (estallará) en sus mercedes. Lo anegarán. En su vigilia (aumentó) media pulgada en unos pocos meses (se fatiga) el aneurisma (cepo de Dios) se va a deshojar la areca en cuanto la roce un rayo de luz por entre los cortinajes a las penumbras de la sala (Señor, Señor: está balando el hato de borregos en esta misma sala) no hay casa no hay gabinete de estudio con pulidas majaguas que reflejan el té las cestas de pan dulce la bandeja a dos tazas la luz del sol un pequeño reguero de migas sobre la mesa (siempre quiso comer a pelo sobre la madera) dieron la hora del segundo desayuno sobre las majaguas no hay muebles (una) ventana clausurada por tres tablones tres tablas despintadas de verde para el mes de septiembre su temporada de ciclones (sacaron) a la intemperie una butaca (al pie, de la pradera) se arrellanó (dormita) (duerme) (silba, la boca entreabierta de la que pende un hilillo azul de saliva que mojará en su sueño la boca del pantalón del pijama boca procreadora sin ascendencia): y por su sueño en la butaca de la sala descienden las reagrupadas hormigas amarillas de su antiquísima adolescencia (deposición) de orugas son (pústulas) son bichos en sus brazos que reposan recamados de pecas manchas postillas que son labraduras de Dios (deposiciones) de los borregos de Dios que marcan el pequeño espacio de sus brazos abiertos en reposo sobre el butacón de la sala. Está repuesto. De toda la filigrana viva de sus menesteres que al toque del alba iniciaba con sus calistenias en pantalón de pijama y camiseta (once horas siempre me parecieron sus ejercicios respiratorios) sorbía a grandes grumos ruidosos su pan mojado en el café con leche prendía su veguero de a medio (1936) su veguero de a veinte repetido ocho veces en un ritual por ocho (1953) fue el año de mi iniciación escamoteé un veguero de la oscura gaveta del chiforrobe me lo fumé me puse blanco una mano piadosa me subió a la cama, endomingado: éramos (hombres) hechos (por fin) y derechos a la vida diaria de los sacos visibles de yute al hombro de los cargadores del muelle en aquella ciudad de estibas mar pacíficos blancos con su hartura insondable de hormigas a un centro vivo de actividades (nos hundíamos) el escolar y el mercachifle el partícipe de los libros y el mayorista que una vez dijo haber trajeado a media población endomingada en los parques del interior de Cuba. De la bondad, el ojo cierto de sus costuras. La aguja, tembló (azogue) el reloj (son las cuatro) viene la noche (se morirá): es él, como siempre (esta vez, él) que acude (no tiene nada que hacer) a esperar que lo llamen (tañan) alguna sombra pase a su puerta se apiade del interminable día que no acaban por tocar a su puerta un toque de sombras un rasgueo imperceptible de los nudillos a la puerta para que acuda (meado) del vientre hacia abajo (amado) por moscas del corazón abajo (nadir) el día: forjan los pájaros en bandada allá en lo exterior un halo grande a la espera por los nimbos del cielo se filtra como un ruido de peces o pájaros chapoteando de ala en ala (cabrilleantes) escamas, la luz del cielo desciende en un amplio abanico de franjas hacia los lisos techos de brea y arenisca de la ciudad (se derrama) luz las adelfas luz los papayos (umbrosa) luz la cuaresma que se desliza sobre las amplias alas que peina el viento al mecer la hoja de los plátanos que hoy es febrero (se morirá) tres toques (las grajas a la puerta) (la lluvia a la puerta) sobre los hilos del tendido eléctrico (grajas) en todo lo exterior (hacia poniente).
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