Como Jonás en el vientre de la ballena Como la Sibila dentro de las paredes húmedas y negras Sin saber qué decir sin nada para decir Por ti siempre para ti Esta fidelidad debe haber sido a mí misma Viejos sentimientos cuidadosamente olvidados rompen el olvido Y sabes que te hablo a ti sólo a ti para siempre a ti El aire está inmóvil Se llena de flores La lluvia también se desplaza hacia el sueño Lentamente recupera su sombra se inclina como un sauce Cae Yo regreso a casa ¿Me oyes? Debajo de mi nombre estoy yo La pequeña olvidada dice que no sabe dice que no sabe Loba ¿estás allí? Y para recordarme vuelvo a ti Qué sola debes sentirte (esto es sólo el testimonio del oyente) ¿Me estás oyendo? Abísmame memoria para que pueda perdonar ¿Quién podría decir la compasión? Quédate Febrero Hablo de aquellos tiempos viviéndose Vuelvo a ver aquella cara ¿Puedo acaso arrancarme de mí? Escuchó a través de paredes subterráneas cómo los presos se dan señales unos a otros Memoria ¿me oyes? Creces como lo que se olvida Y aquélla que soy ofrece perdón a la que fui Sobre la mesa unas fotografías Esa muchacha la de la izquierda al frente, sí, esa soy yo (...) Desembarcamos un mediodía en el puerto de Veracruz. Traíamos abrigos gruesos de piel En La Habana comí mango por primera vez ¿A quién contarle esto? Memoria del mar y su tedio, de la muchacha que fui. El vestido gris que ahora se ve ridículo en la fotografía. Memoria de las tablas percudidas del barco, de aquellas olas impávidas, caducas en su belleza Memoria de la luna casi insoportable Es mediodía. Es hoy. Desembarco. Es un día de agosto Jamás me había sentido tan aferrada a la vida (...) ¿En qué momento aquellos sueños comenzaron a perseguirme? Es la lluvia que rasga la noche El grito es sin lágrimas, sin voz, desnudo. Es lo más cerca que puedo estar Ella no quiere que yo la recuerde Déjame hablar El grito lejos. Las palabras no pudieron llegar al corazón Rosas en el último peldaño Otra vez no reconozco la voz (...) El silencio es un trabajo que durará toda su vida. Ocurre en lo más profundo, en lo más oscuro como una enfermedad mortal ¿Yo? ¿Esa mujer soy yo? (...) Nada no me dices nada Tú que me escuchas La hora del dolor ha pasado Nada no queda nada Tú que me escuchas ¿todavía reconoces a la que fui? El tedio de la espera el diagrama de la lluvia el movimiento de los sueños el pasto cubierto de hojas secas Y me avergonzaba de mi acento de extranjera y de las costumbres de mi casa (...) La lluvia cae cumple No es insistir mirarla De allí hasta el principio Beso estos bordes. Dudo Queda el hábito de despertar. La mañana. Las flores momentáneas ¿Quién recordará mi casa? La sibila se demora Se van formando glifos en la orilla del alba El sentido es simple. Tan sencillo como estar aquí como el día que amanece Mi vida no fue larga. No dejó huella Agua en el agua Insípida No bastó sentir Ni siquiera bastó la serenidad Durante años he hablado en un idioma que no es el mío ¿Estoy acaso lista para morir? (...) Nunca sabré. No sé si estás oyéndome ¿Qué recuerdan los muertos? Afuera enmudece la lluvia (bendíceme madre) Suelto el hilo de Ariadna Trato de descifrar la oscuridad Estoy muy cerca de tu corazón, ¿tú me oyes a mí? La oscuridad se dilata El tiempo de vivir es tan corto Caigo en el sueño sin salir del sueño Es un día como cualquier otro Afuera llueve (...) La lluvia cesó. Queda su sombra Casi se filtran las voces ¿Las mismas? No lo sé
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