Fueron traídos al mundo Transparentes bajo oropeles improvisados. Es así como se fundó la maledicencia.
Deseo, deseo con una sola maleta y múltiples trenes.
Amo a quien respeta a su perro, quiere sus herramientas, no decortica el árbol para castigar la savia, no le echa agua al vino de la verdad, se burla de la existencia de un mundo ejemplar.
Hubo el vuelo silencioso del Tiempo durante milenios, mientras que el hombre se adaptaba. Vino la lluvia; después el hombre marchó y actuó. Nacieron los desiertos; el fuego se elevó por segunda vez. El hombre, entonces, poseedor de una alquimia que se renovaba, estropeó sus riquezas y masacró a los suyos. Agua, tierra, mar, aire, apoyaron; sin embargo, un átomo resistía. Esto sucedía hace algunos minutos.
No inciten a las palabras a hacer una política de masas. El fondo de ese océano ridículo está empedrado de cristales de nuestra sangre.
Desde la operación de los totalitarismos ya no estamos unidos a nuestro yo personal sino a un yo colectivo asesino, asesinado. La ganancia de la muerte condena a vivir sin el imaginario, fuera del espacio táctil, en mezclas envilecedoras.
Baudelaire, Melville, Van Gogh son dioses despavoridos, y no lecturas de dioses. Agradezcamos. Y agreguemos Mandelstam El Inclinado, nadando, el brazo azul, su mejilla apoyada sobre el espanto y la maravilla. El espanto que le infligieron, la maravilla que él no le opuso pero que emanaba de él.
Recorrer el espacio, pero no echar una mirada sobre el Tiempo. Ignorarlo. Ni lo hemos visto, no lo hemos sentido, menos aún medido. En un segundo, todo se queda en el único sagrado incondicional que jamás existió: aquél.
¿Han elaborado, las delicias de la imaginación, los horrores que afrontamos?
Las largas lluvias de la imaginación, aunque tengan todo el campo, tienen un derecho y un revés. Bien que mal.
Algunos días, no hay que temer nombrar las cosas imposibles de describir.
El universo de la materia es más mentiroso que el mundo de los dioses. Es permitible modificarlo e invertirlo.
El Arte ignora la Historia, pero se sirve de su terror. Los acontecimientos de nuestra existencia, el bandidismo de las sociedades, forman el montón de grava de escombros y de fierro que sirven a sus cimientos.
Voy a hablar y voy a decir, ¿pero cuál es el eco hostil que me interrumpe?
A la vez vivir, ser engañado por la vida, querer vivir mejor y poder hacerlo, es infernal.