Voz de esperanza
Tienes ojos de orgullo desesperado y de fuego cubierto Tienes carne color tormento milenario como los desiertos de cólera variada y en el fondo idéntica Tu tristeza es sentir la injusticia vertiginosa que enmohece la marcha Y arrastra los pedazos Tu dicha sería romper las ataduras que te llaman a las tinieblas Y crear con tus manos un planeta en forma de corazón Oyes la tos de los esclavos y un horno ruge en tus entrañas Oyes las maldiciones abatidas Oyes gemir y gimes Oyes los gritos del hambre bajo sombreros como tabacos deshojados Bajo los harapos de nocturna factura Oyes el llanto y lloras Oyes la muerte que sale de la noche entrando en los huesos Oyes el cuerpo del mundo retorcido en lamentos Oyes al angustiado hermano de los pechos sin aire Oyes gemir y gimes Con todo tu esqueleto de amarguras inmensas Mojado de siglos y catástrofes mojado de esperanzas Oyes la súplica de los mares empuñados Oyes caer las lágrimas a lo largo de la noche Y las ves atravesar el día Oyes sufrir y sufres Oyes llorar al hombre y lloras como el hombre Pero una fiebre de mariposa gigantesca Parte del alba retardada entre redes opacas Nace una hoguera y nace una voz rodeada de fuego Una voz que redime a un astro ciego y taciturno Una voz que se ha lavado en largos sueños Una voz de torrente sacudido Una voz de pavorosas profundidades Una voz que levanta los gestos Blandiendo el mundo entre centellas iracundas Martillando en la fragua del universo Una voz cansada de llorar Y que se alza de sus principios A la dignidad negada por inmundas razones Y exigida por todas las raíces de su ser invencible Una voz cansada de gemir El hombre es paciente Pero no tanto como el tiempo contemplado Desde la orilla de la noche El hombre es sufrido Sus músculos labrados a golpe de milenios Pero la tierra es suave y le comprende y le ama De tantos siglos hasta tantos El hombre es afable La tierra le ama y pide un modo de armonía Y quiere una forma de fraterna dulzura No quiere estar cubierta de tragedias Ni rodar bajo crímenes entre fiebres sangrientas La tierra le ama (Que sea siempre así) Quiere su luz de flor meditativa Quiere su dicha como un canto necesario a la marcha Que caigan entonces los que construyen la desgracia Los que cierran el horizonte Los que impiden el canto Que se entierren al fondo de su noche Que caigan sí que caigan Y vamos descargando los muertos al borde del planeta Arrojemos carroñas al vacío Y que el cometa del mal agüero les envuelva en su sudario Y les arrastre a la nada sin memoria Se acercan los hombres en marcha desprendida De montañas geológicas y llenos de ternura Viene el hombre amado de la tierra Con sus ojos de abrazo suficiente Llega el hombre a pedir sus derechos Yo me descubro a tu paso como ante un mar que viene de la noche Y te entrego mis manos y te entrego mi pecho Y dejo a tus plantas la actitud de mi cerebro Tienes un cuerpo traspasado como alarido de perro nebuloso Tienes tu voz de lágrima a sonrisa Tienes tu cielo como un mar levantado por sus ansias Tu tristeza es ver que no saben lo que vales bajo tu piel terrestre Tu alegría amasar el futuro de tus hijos como hierbas entusiastas De tu mujer como árbol de dulzura Árboles árboles velad sobre el destino Árboles cantando su existencia Sed luminosos sobre el sueño del aprecio ¿Qué hora sería en el revés del mundo Cuando tu corazón sintió su hora Y que tu piel terrestre fue traspasada de alaridos? Árboles árboles qué desnudez se acerca Y qué mañanas de metal cantante se preparan Las hojas contaban a la tierra sus proezas Y la visión del venidero ilustre se alzó en algunos ojos exclusivos Que desde entonces lloran de fiebre entusiasmada Qué hora sería qué hora Cuando el mundo te trajo la noticia del futuro coronado Los pies se hicieron rápidos El cuerpo se vistió de desnudez en estatuas de viento Y los ojos devorándose entre ellos como dos locos furibundos Rodaron entre soles y vidrios por todo el universo Tus manos qué delirio de fuego qué ancha simpatía Qué lento abrazo a los ruidos de la vida Tu corazón en buzo bajando a sus raíces Nadando en sus comienzos De pie en su objeto comprendido Tenías tanta hambre de ti mismo Ruta de obscuras geologías de selvas submarinas Y de sombras arrodilladas bajo el viento Hasta el momento que una tiza en el sueño trazó el destino Levantó los gestos de sus profundidades Y te dijo lo que eras y tendrías que ser Sobre ese pedestal que recorres inconsciente Qué hora sería qué hora cayendo de los árboles Cuando los muertos dieron la orden de despertar Y las tribus soñolientas mirando las estrellas Se pusieron en marcha hacia la forma de sus lenguas Hacia su esencia de memorias desveladas Y su pasión de ser en penetrante vida Idea redentora como un pan obscuro que se hace luz de sangre y células Qué hora sería entonces El huracán rugía entre sus barbas sorprendido Y el viaje era una estatua de su raíz al tronco y al ramaje Un trabajo invisible de siglos y cimientos anhelantes de aire No hay detención posible hasta el arco de flores y horizontes Que señala su triunfo Es el hombre El hombre de pie sobre sus sueños
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