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HECHA POLVO Tanto te amé ese día que la muerte Voló por la ciudad como mil soles, Abeja de mi duelo En el definitivo verano que te llama. Fui descubriendo un astro en tu desnudo Tras de mis pasos ciegos por tu sombra, Presente, ocio feroz, donde toda sangre Al hombre exige lo que para el cielo es imposible. El mundo, espejo de mi mano iba Como una joya opaca por tus ojos, Te miraba mirar rostros, reinos, memoria Súbita, nube que como una desdicha Pasa por la carne de donde me retiro Desterrado a la ajena imagen que te asalta. Te fui quitando abrazos, conquistas, el peso De una dinastía que ahora habita la noche. Yo te hice habitar en las estrellas. A ti, arrogancia, cuerpo impenetrable, La pena de todos vencedora te ha penetrado. |