Una noche
La noche última el viento silbaba tan fuerte que creí iba a derribar las rocas de cartón. Mientras duraron las tinieblas las luces eléctricas Ardían como corazones. En el tercer sueño me desperté cerca de un lago Donde venían a morir las aguas de dos ríos. Alrededor de la mesa las mujeres leían. Y el monje se callaba en la sombra. Lentamente pasé el puente y en el fondo del agua oscura Vi pasar lentamente grandes peces negros. Súbitamente me encontraba en una ciudad grande y cuadrada. Todas las ventanas estaban cerradas, doquier silencio Doquier meditación Y el monje pasó aún al lado mío. A través los agujeros de su silencio podrido vi la belleza de su cuerpo pálido y blanco como una estatua del amor. Al despertar la dicha dormía aún cerca de mí.
Giorgio De Chirico
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