yo creía que la muerte era una forma más de ser y no la otra cara de las piedras presentes busqué debajo de tu rostro la sonrisa de mi infancia y hallé el guante enlutado de tu madre tus palabras botaban como canicas por las escaleras del silencio hasta los pies de mi alma momificada por tu gesto se abrió la tierra y se tragó los pájaros del alba que contenían tus manos y una marea de miedo inmóvil te cubría la muerte se asentaba en los poros del día y yo, vigilante impávido, presenciaba la desintegración del universo
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