a Aurora y Julio Cortázar
Ahora bien:
Quién dejará de hundir su mano en busca del tributo para la pequeña olvidada. El frío pagará. Pagará el viento. La lluvia pagará. Pagará el trueno. por un minuto de vida breve único de ojos abiertos por un minuto de ver en el cerebro flores pequeñas danzando como palabras en la boca de un mundo ella se desnuda en el paraíso de su memoria ella desconoce el feroz destino ella tiene miedo de no saber nombrar de sus visiones lo que no existe Salta con la camisa en llamas de estrella a estrella, de sombra en sombra. Muere de muerte lejana la que ama al viento. Estos huesos brillando en la noche, estas palabras como piedras preciosas en la garganta viva de un pájaro petrificado este verde muy amado, este lila caliente, este corazón sólo misterioso. ahora en esta hora inocente yo y la que fui nos sentamos en el umbral de mi mirada no más las dulces metamorfosis de una niña de seda sonámbula ahora en la cornisa de niebla su despertar de mano respirando de flor que se abre al viento explicar con palabras de este mundo que partió de mí un barco llevándome El poema que no digo, el que no merezco. Miedo de ser dos camino del espejo: alguien en mí dormido me come y me bebe. como un poema enterado del silencio de las cosas hablas para no verme en la noche un espejo para la pequeña muerta un espejo de cenizas
una mirada desde la alcantarilla puede ser una visión del mundo la rebelión consiste en mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos te alejas de los nombras que hilan el silencio de las cosas
|