Materia nombrada
Que bien sé yo la fonte que mana y corre, aunque es de noche.
San Juan de la Cruz
1
Tu desnudez añade a mi desnudez el ala requerida.
Qué bien sabemos el vuelo donde el azul mana y corre.
Sin pensarlo mucho he dicho sueño y sin quererlo he tenido conocimiento de que bajo el párpado hay otra desnudez, por añadidura donde el sueño comienza.
Encima pasan gentes, un jet, un relámpago a destiempo.
Pasa la carrera del verano.
Y pasamos nosotros a otro párpado. 2
Mientras te amo la selva de tus poros libera pájaros de sal que hunden un ala en mi pupila de. acecho; y la otra en el aire arrodillado de tu cuerpo. El pájaro que ha hecho nido en tu axila se disuelve en mis labios y trago parte de tu alma. La selva tiene algo de ti y de mí, y nosotros dos tenemos algo de los tres. 3
Nuestras voces se encuentran como nuestros cuerpos hundiéndose en la claridad donde nada podemos ver pero que al sentir estamos viendo, oyendo todo pegados a esa oscuridad que hablamos para no decir nada.
4
Al centro de tu cuerpo, demasiada memoria conmovida.
En sus orillas ese clamor de patio profundo donde se va atesorando la memoria, oro contumaz.
En la cumbre de tu cuerpo el oro duerme.
Y cuando tu cuerpo se mueve apenas el oro de mi memoria habla con oro conmovido.
El clamor va colmándonos como el primer discurso del agua a un árbol, como la demencia del primer día del año. En lo profundo del patio hay una flor de hemanto.
5
En cuanto goce, el sol es el temblor del tránsito de lo luminoso a la desnudez. En tu pelo el sol oloroso desarrolla su totalidad: la oscuridad en sí misma. Lo anterior será más comprensible si lo completamos de esta manera: Hemos gozado tantas veces que el sol es nuestra propia desnudez y la totalidad de su fuerza es la dificultad de su olor oscuro.
6
Busco el centro como una idea su luna.
Centro de labios donde tu muslo moja mis labios.
Busco la orilla de la idea en tus mojados senos.
Orilla de luna o porvenir que canta en el pasado.
Busco la cumbre de tus labios y sólo encuentro el centro reducido a un punto de lápiz. En ese punto descansan mis ideas, orillan, se encumbran.
Canto en el presente para que el porvenir me calle.
7
Experiencia de piel, inteligencia que busca en el movimiento no la idea, sino la idea de la desnudez.
La desnudez en un seno, aire y ola de la realidad. Movimiento que quebranta los cabellos y los dedos de la experiencia, inteligencia que en unos minutos es aniquilada por una muchedumbre de bocas.
Y sin embargo estaremos apenas una semana separados. 8 Mi mano en tu nuca es la última letra de la palabra que te nombra. Los vellos de vidrio del amanecer se quiebran en las laderas donde mis labios aran con una palabra de liberación. Oh sudor sexual cuando acaricio tu memoria y cuando la salamandra de mi avaricia se hunde en tu pasado de fuego removido. Saliva de selva tiene el movimiento que va a hablar, delgadez de palabra nuestros cuerpos asidos entredientes. Te nombro y me nombras en el movimiento. Sólo en el movimiento nuestros cuerpos tienen un nombre. Yo tomo el tuyo y se deshace en mis labios. Tú dices el mío y lo rompes al pronunciarlo. Nuestras voces juntas, entonces, hacen un cuerpo que aún dormido se mueve. Agarrados de la muerte caminamos en esa niebla de ojos desnudos. Mi mano en tu voz en la primera letra de la palabra que nos alumbra. 9 La violencia en el movimiento desajusta puertas, cambia sillas de lugar, hace entrar un mar en el cuarto para que manoteemos en el reflujo que nos arrastra. Lo hacemos en la orilla de la cama, bajo la regadera, tragándonos, lanzándonos a esa violencia que nos ensaliva el corazón, que sella nuestras almas con sacos de cemento. Caigo de piernas en la marea de tu pensamiento que como un molino va triturando el día y haciendo otro día para nuestra esperanza de seres abrazados tras la cortina de la clandestinidad. Las puertas tendrán que ser arrancadas. Las ciudades desaparecerán. El flujo del mar llenará mi boca. Y en el desierto seguiremos abrazados. 10 Qué bien sé yo aquellos lugares que te he arrebatado, Un paisaje, una calle que los restituyo cuando nada te doy; qué bien sé yo aquellos lugares de tu cuerpo que nadie más sabrá porque ni tú ni yo estaremos en ese paisaje o en esa calle. Complicidad de tu cuerpo y el mío cuando desaparecemos en los lugares que te he restituido. Te doy todo. Nada me das porque me has arrebatado los lugares donde todavía no voy, ni iré. Aunque es de noche. 11 con Guillaume Apollinaire
Tu piel se cubre entonces de golondrinas te toco con pestañas que son plumas de águilas como si nunca más fueras a ser amada cuánto hemos amado donde los cuatro vientos se arrodillan me basta gustar el sabor de laurel de tu sexo yo nada sé y te amo solamente estoy ebrio por haber bebido todo el universo escucha mi canto de universal embriaguez 12 Tus costillas son un círculo: ciérralo. Cimiento el caos. Me pongo a ordeñar el universo. Hordas de árboles nos vigilan.
No puedo contenerme. No puedes contenerme. El torrente se apodera de todo lo que vive. Se ha iniciado el asalto. Te me quiebras como el canto de un pájaro. El canto está soldado a mí. Toda entera aprietas mis rodillas, mis talones, mi cintura. Círculo cerrado de la armonía cargadas semillas que horadan la tierra
Nosotros somos uno: nosotros mismos. 13 Niegas lo que posees cada día. Afirmo lo que poseo cada día. En esa frontera nos completamos. Toda lucha es una piedra donde escribimos nuestros nombres y la arrojamos fuera de nosotros; te tengo prisionera en la piedra que no he arrojado. Relámpago del jardín, danza del pensamiento, alcoba de la carne, alegría que huele a tu cuerpo. Tú te vuelves a mí, me haces una seña. Saltamos la frontera y nos perdemos en un país extraño. 14 Materia tu respiración de hojarasca que va abonando la lengua del tiempo; materia tus pezones siempre en eclipse que hacen crecer un número a un mar; materia el aullido, la sobrevivencia, el trabajo que nos ha derrumbado y turbado; materia la historia de los puentes por donde hemos pasado y no hemos vuelto; materia de resentimiento y a veces de odio en la esquina donde no hemos desaparecido; materia el cansancio después del vértigo fijo como un eje separando la vitalidad de nuestras carnes; el resplandor del tronco oscuro que con un soplo se apaga. Dame la mano: te doy la esperanza: también la esperanza es materia que piensa; pensamiento que respiramos y arma en la lengua que divide a nuestros cuerpos. 15 Aunque es de noche sé donde está el orden y desorden de tu cuerpo, todo ese impulso que escucho como si estuviera dentro de una música oscura. Tú también estás adentro y el pez de tu cuello se agita en mi sangre. Tú y yo pertenecemos a la historia contemporánea. La noche es repetición de amaneceres, la acumulación y asimilación de las señales de la luz, la mitad de tu cuerpo que levanto con una mano, la otra mitad que cabe en mi boca. Tu rostro es el de la mujer que nunca he visto. En ese rostro resbalo, fuera del planeta que es nada más el origen, el orden y desorden de la historia, nuestra situación en la noche.
16
Te nombro junto a mi nombre en esta realidad que nos oprime. Antes de mí, vienes. Vienes por una calle inclinada y quiero salir a tu encuentro, y cuando llego al sitio donde esperaba abrazarte, una multitud está lanzando gritos; tú me recibes con un grito, y yo grito. La realidad estalla. Nos amaños a gritos. Sacudiéndonos. Revoleándonos en los despojos de nosotros mismos, hundiéndonos en el nombre que nos ahoga. Pero regresamos a la cumbre, alzo las manos para tomar un poco de turbulenta nube y untarte con ella tu desnudo cuerpo. Antes de ti, vengo. Vengo por una calle empinada y tú me esperas al final de ella con un grito, rodeada de una multitud enronquecida que me da unnuevo nombre. Y yo no sabré más de ti y tú me habrás olvidado en lo que buscabas. La realidad nos junta. 17 Solar, abierta, estás hecha de materia decible, en movimiento, apretándome con ese lenguaje de hierba que me hace dar respuestas bruscas.
El espejo del cuarto refleja lo que llevo anotado y mas adentro de él, en el fondo, la idea de este poema que pienso.
Estás hecha también del lenguaje que me hace caer Salimos, cada uno se dirige a sus quehaceres con esa sensación de hierba arrasada Bita carne.
Apresuramos el paso para que la materia de que estamos hechos vacíe sus espejos. 18 Abrazados, somos el polvo que pisamos donde aún nada sabemos, que cruje como el otoño al desgajarse de los bosques que aspiramos, mi mano es el tiempo de la respiración en la mirada del reloj, tu boca es el espacio que hace crecer el entendimiento del horizonte, la imperceptible desunión del mundo en la que trabajamos, la avería de una infortunada ala fuera de la realidad descubierta, la agitación de que todo es irreal porque estamos en la realidad, porque viajamos hacia atrás en el hachazo de un adiós tremendo: agarra mi cabeza cortada, yo veo la cicatriz que amarra tu cintura como si el sol hubiera abierto una zanja y desde ahí nos llamara por nuestros vientres, y pies, y supiera de nosotros como nosotros mismos. Nosotros que aún no sabemos nada. 19 La claridad de tu amor está en tu piel y la claridad de mi mano en tu piel mueve la oscuridad. En tu piel labios derrumbados. Lo que el movimiento encierra es el derrumbe 20 Donde tu desnudez mana y corre, velo tendido.
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