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El oficio La poesía, esa batalla de palabras cansadas; nombres de cosas que el ruido escamotea; llegan los fieles a reconocer el signo, heráldica donde cada rito tiene su lugar: allá la cornucopia, el ara, el gerifalte, aquí muy cerca una noche y una estrella: amplia red de sonidos que ocultan este corazón aterido y amargo, un gajo de uvas verdes, el silencio irrepetible de una calle de mi infancia. La poesía: este consuelo de bobos sin amor ni esperanza, borrachos por el ruido del verbo, aturdidos por cosas que significan otras cosas, sonidos de sonidos. Prefiero mirar tus cartas que leerlas; de súbito dibujas un beso; la poesía: esta langosta, esta alharaca, esta otra cosa que no es ella, la risa de Alejandra, el esplendor de tantos sueños silenciosos, una forma callada. |