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El llamado de lo indomable |
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El pesado viejo en su cama por la noche Oye cantar al Coyote en el monte lejano. Todos los años de ranchero y minero y leñador. Un católico. Un nativo californiano. y los Coyotes aúllan en su Octogésimo año. Mañana, Llamará trampero Al gobierno que usa el hierro contra los Coyotes. Mis hijos van a perder esta Música que ya comenzaban A querer. * Los exácidos de las ciudades Convertidos al Gura o Swami, Hacen penitencia con lustrosos Pesados ojos, y dejan de comer carne. En los bosques de Norteamérica, La tierra del Coyote y el Águila, Sueñan con la India, de dichosas y eternas alturas asexuadas. Y duermen en cúpulas geodésicas Calentadas con petróleo, Adheridas como verrugas En los bosques. Y ahuyentan el canto del Coyote pues temen el llamado de lo indomable. Y vendieron sus cedros vírgenes, los árboles más altos en millas, A un leñador que les dijo, "Los árboles están llenos de bichos". * El gobierno decidió finalmente Emprender la guerra a más no poder. La derrota es antiamericana. Y la emprendieron por aire, Con ellos sus mujeres peinadas de crepé ponían esmalte de uñas en los disparadores. Y nunca cayeron ya que se les hizo que el piso era procomunista. Y sucio. Y los insectos pactaban con el Viet-Cong. Así que bombardearon y bombardearon Día tras día, sobre el planeta cegando gorriones rompiéndole los tímpanos al búho astillando troncos de cerezos enrollando y atascando los intestinos del venado en las rocas abatidas y polvosas. Todos estos americanos en ciudades especiales allá en el cielo Arrojando venenos y explosivos Por Asia primero Y después por Norteamérica, Una guerra contra la tierra. Cuando concluya no habrá lugar Donde un Coyote pueda esconderse. envío Me gustaría decir Que Coyote está para siempre en ti. Pero no es cierto. |
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