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Ryuichi Tamura
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Para que nazca un verso debemos matar muchas cosas, debemos acribillar, asesinar y envenenar a nuestros seres amados. Ved, en el cielo de los cuatro mil días y noches, por tanto codiciar la lengua trémula de un pájaro, hemos matado a tiros lo silente de las cuatro mil noches y el resplandor de los cuatro mil días. Escuchad, en todas las ciudades lluviosas y en los hornos de fusión, en todos los puertos y las minas en estío, por arrancarle lágrimas a un solo niño hambriento, hemos asesinado el amor de los cuatro mil días y la misericordia de las cuatro mil noches. Grabad en vuestra memoria tan solo por codiciar el miedo de un perro callejero con ojos capaces de ver lo que no vemos, con oídos capaces de oír lo que no oímos, hemos envenenado la imaginación de las cuatro mil noches y el recuerdo frío de los cuatro mil días. Para engendrar un solo verso debemos matar a nuestros seres queridos. Es el único camino para resucitar a los muertos. Habrá que seguir este camino. |
Mezcalero |
MEZCALERO:
CORTE: |
Emperador |
Hay ojos en una piedra, ojos enclaustrados en la melancolía
y el tedio. El hombre pasa frente a mi ventana, vestido con negros atavíos. Emperador de invierno. Mi emperador solitario caminando hasta un camposanto europeo con la sombra de la civilización en su frente blanca como de cera. Bañada su espalda por el sol, es doloroso verlo autoflagelarse. ¡Dadme una flor! Usted extiende sus manos. El invierno en el mundo está a punto de empezar, después de años de razones y progreso. La belleza occidental no es otra cosa que ilusión; ¿quién besaría sus palmas? ¿Habrá aun tierra fértil en esas manos devastadas por un destino de color del milano? ¡Dadme una flor, una herida como una flor! |