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Miyoshi Nagashimi
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¿Quién fue quien me compró, para empezar? En el mercado de esclavos azotado por el viento del norte aquel día, yo con cadenas en pies y cuello fui comprado solo y luego llevado al confín de la tierra donde ni siquiera florecían las dalias negras comprado por esos hombres cantores de cristianos himnos que gobiernan este vasto mundo civilizado. Soy un esclavo y los huesos del esclavo vitalicio tienen que moverse como pesadas ruedas oxidadas en esta alba civilización cristiana. Sea perro o buey puede darle alimento para gallinas. Era, para mí, una larga larga ruptura con la humanidad. Acostumbrada a habitar la tierra tenebrosa mi cabeza quedó seca como el trigo. De noche me acosté en el heno y conté las estrellas del mundo una por una. Eran más dulces que las cañas del azúcar liberadas del dolor, del vocerío y los látigos de cuero. Contemplé aquellas estrellitas remotas piedras frías hasta que se desvanecieron. Oh, esclavos para los hombres amarillos, tan diferentes esta civilización cristiana es demasiado cruel para nosotros. Cuando me desperté de repente un zapato enorme pisoteó mi cara como si fuera grava. "Ya está muerto... Compra otro". Oh, amigos, oh cristianos himnos. Oh, Merry Christmas. Compra otro esclavo nuevo. |