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Pedro Salinas Selección y notas de Pablo Pedroche VERSIÓN PDF |
Nota introductoria |
En el prefacio a su libro Todo más claro y otros poemas, editado por Sudamericana en 1949, dice Pedro Salinas:"... no, escribir un prólogo, no. Ya nos sabemos, a estas alturas de la vida, lo que sucede con los prólogos, más o menos galeatos: la gente joven se los salta, sin sombra de duda como si se hubieran escrito para eso, para no leerse; los eruditos se relamen con sus renglones, demorándose tan singularmente en su lectura (‛¡tiene mucho valor documental!') que se desaniman de leer lo que sigue, que es sólo poesía; los maduros, duchos en las tareas lectoras y sus rendimientos, lo leemos todo, resignadamente". Y si el poeta se niega al prólogo, mal haríamos nosotros intentándolo. Si acaso, como él añade líneas abajo, lo que cabe es hacer un "... zaguanete de la poesía; en ese camarín dedos delicados despojarían al lector —el alma que entra allí debe ir desnuda— de los cuidados menores que lleva encima el ánimo para que llegase, ya bien desnudo de menudencias, con sólo su gran cuidado encima, al borde de los versos, a la escalinata suave de endecasílabos, o a la escalerilla del romance, por donde se desciende a las aguas del poema". Pero el renunciar al prólogo no nos impide remitirnos a uno, excelente, hecho por Jorge Guillen a las Poesías Completas de Salinas que publicara Barral editores en 1975, en la que basamos esta introducción. En él, de entrada, Guillen apunta que: "Los sesenta años de Salinas (1891-1951) se resolvieron en una línea recta. Treinta años de preparación. Treinta años de producción." De ellos, los que van de 1933 a 1938, opina, señalan la cumbre del poeta (La voz a ti debida, Razón de amor, Largo lamento), sin que lo anterior y posterior deban ser vistos, lo uno como tentativa preliminar, lo otro como epílogo. El conjunto, finalmente, definirá la calidad de poeta de primer orden que distingue a Salinas. Su primer libro de poesía, Presagios (Biblioteca Índice, Madrid), se publica en 1924. Salinas había escrito durante varios años sin apenas aparecer ante el público, hasta que un día se decidió: seleccionó cincuenta poemas y se los llevó a Juan Ramón Jiménez, quien ordenó el libro tal como se dio a la imprenta. En 1929 apareció Seguro azar (Revista de Occidente, Madrid), y dos años después, 1931, Fábula y signo (Editorial Plutarco, Madrid) que cierra lo que se puede llamar su primera etapa. La siguiente, donde su voz alcanzará la mayor altura, la constituye una trilogía que se inicia con La voz a ti debida (Los Cuatro Vientos, Signo, Madrid, 1933), sigue con Razón de amor (Cruz y Raya, Madrid, 1936) y se cierra con Largo lamento, libro que en vida del poeta será publicado, incompleto, en distintos fragmentos, y cuya versión definitiva no se conocerá hasta 1975 en la segunda edición de Poesías Completas de Pedro Salinas, preparada por Soledad Salinas de Manchal, prologada por Jorge Guillen y con pie editorial de Barral editores, Barcelona. En la primera edición (1971) de esta antología no está incorporada la totalidad del libro, del cual había publicado el poeta parte en Pareja, espectro (Sur, Buenos Aires, 1938), La falsa compañera (Bread Loaf Anthology, Middlebury, 1939), Error de cálculo (Fábula. Imprenta de Miguel N. Lira, México, 1938), Ángel extraviado (Baltimore, 1938), Adiós con variaciones y El cuerpo, fabuloso (Sudamericana, Buenos Aires, 1949 —en Todo más claro), más dos plaquettes en ediciones especiales italianas: la diminuta Dueña de ti misma (Vanni Scheiwiller, Milán, 1958) y Amor, mundo en peligro (Verona-Milán, 1958). Su última etapa empieza con el libro publicado en México en 1946, El Contemplado (Editorial Stylo), sigue con Todo más claro y otros poemas (Sudamericana, Buenos Aires, 1949) y termina con la póstuma Confianza (Aguilar, Madrid, 1955). Y hasta aquí su obra poética tal como él la concibió; las antologías sobre ella así como lo publicado en otros géneros, se consigna en la apretada biografía que sigue. Pedro Salinas nació el 27 de noviembre de 1891 en Madrid, España. En el colegio "Hispano-Francés", casi frente a su casa, cursó los primeros años escolares, y en el Instituto Nacional de Segunda Enseñanza "San Isidro", los cinco años del bachillerato en artes. Matriculado en la Facultad de Derecho de la Universidad Central en 1908, se cambia dos años después, siguiendo su vocación, a la Facultad de Filosofía y Letras, sección historia. En 1911 publica sus primeros poemas en la revista Prometeo (Núm. 32) que editaba y dirigía Gómez de la Serna. Entre 1913-1914 participa como traductor de Samain, Régnier, Guérin y otros en la antología La poesía francesa moderna, concluye su licenciatura e inicia su doctorado en la misma disciplina. Es nombrado secretario de la comisión de literatura del Ateneo madrileño, y poco después profesor-lector de literatura española en la Universidad de París. Se casa con Margarita Bonmatí Botella el 29 de diciembre de 1915. En 1916 recibe el doctorado en filosofía y letras. Publica en España (Núm. 79) su poema "La palma y la frente". Gana, en 1918, oposiciones para la cátedra de lengua y literatura española y opta por la Universidad de Sevilla. Publica poemas en España y La Pluma, revista esta última que dirigía Manuel Azaña. Traduce a Musset. Pasa unos meses en Cambridge University en el año académico 1922-23 como catedrático visitante de literatura española. En 1922 aparece su traducción de En busca del tiempo perdido y su primer libro de poesía Presagios. Entre 1924 y 1926 prepara la edición de los Poemas de Meléndez Valdés para la colección Clásicos Castellanos y una versión "en romance vulgar y lenguaje moderno" del Poema del mío Cid para la colección Musas Lejanas de la Revista de Occidente. En esta revista publica poesías y ensayos y fragmentos de Víspera del gozo, prosa narrativa que Salinas denomina novela. Se traslada a Madrid en 1928 donde dirige los cursos de vacaciones para extranjeros en el Centro de Estudios Históricos (1928-1931). En 1929 aparece Seguro azar. De 1930 a 1936 ejerce la cátedra de lengua y literatura española para extranjeros en la Escuela Central de Idiomas. En 1931 sale Fábula y signo. Al reorganizarse la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid, en 1931, es nombrado profesor encargado de curso para la enseñanza de autores y temas modernos. Dirige, desde su fundación, de 1932 a 1936, la nueva sección de literatura contemporánea del Centro de Estudios Históricos y su publicación Índice de literatura contemporánea. Funda, con Alberti, Dámaso Alonso, Bergamín, García Lorca, Jorge Guillen y otros, la revista Los Cuatro Vientos, en la que publica en su primer número seis poemas (1933) con el título de "Amor en Vilo" que recoge posteriormente en una plaquette (Ediciones la tentativa poética). Aparece ese mismo año La voz a ti debida. En el verano del mismo 1933 el gobierno de la Segunda República inaugura en Santander la Universidad Internacional de Verano, nombrando a Salinas secretario general de ella. En ese originalísimo centro de estudios cuya "invención" se debía en gran medida a Salinas, lo encuentra el levantamiento fascista de 1936. En ese año publica Razón de amor. En el otoño llega al Wellesley College de Massachusetts para ocupar la cátedra "Mary Whiton Calkins" de literatura. En la primavera de 1937 da en la Johns Hopkins University (Baltimore) cinco conferencias sobre "El poeta y la realidad de la literatura española" en la cátedra "Tumbull" de poesía. Desde el verano de 1937 enseña en la Escuela Española de Middlebury College (Vermont), institución que le concede un doctorado honoris causa meses después. Invitado por el Consejo Nacional de Educación Superior de México, da conferencias en Bellas Artes en 1938. Publica la plaquette, Error de cálculo. En 1939 representa a los escritores españoles republicanos en la reunión del Pen Club International. Invitado por la casa de España (luego Colegio de México) viaja de nuevo a México. En 1940 se incorpora al Departamento de Lenguas Románticas de la Johns Hopkins University. La editorial de esa universidad publica sus conferencias de 1937. Presenta en el Segundo Congreso Internacional de Catedráticos de Literatura (Los Ángeles, 1949) una ponencia sobre Sor Juana Inés de la Cruz. Dirige una colección de clásicos españoles que se edita en México (Editorial Séneca) en la que publica sus ediciones de Maravilla del mundo de Fray Luis de Granada (1940) y de las Poesías completas de San Juan de la Cruz (1942). En otro volumen publica sus estudios y ensayos Literatura española siglo XX (1940), reeditada en 1973 por Alianza Editorial. Losada de Buenos Aires publica en 1942 Poesía junta, que recoge los primeros cinco libros de Salinas. Entre 1940 y 1941 imparte cursos en la Universidad de California (Berkeley). En 1943 pasa a la Universidad de Puerto Rico, donde vive los seguramente más felices años de su exilio. En 1944 viaja a Cuba y Santo Domingo para dar conferencias. Publica en Cuadernos Americanos (octubre-septiembre 1944) el poema largo Cero (reimpreso con su traducción al inglés por Contemporary Poetry. Baltimore, 1947). Regresa a su cátedra de Johns Hopkins University. Reside en Baltimore los siguientes cinco años. La Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos graba su lectura (1946) de El Contemplado. En 1947 da conferencias en Colombia, Ecuador y Perú, y aparece su libro Jorge Manrique o tradición y originalidad (Sudamericana, Buenos Aires, 1947: reeditado por Seix Barral en 1974). En 1948 se publica El Defensor (Universidad Nacional de Colombia; reimpreso en 1967 por Alianza Editorial). Losada le edita, 1948, La poesía de Rubén Darío. En 1949 aparece Todo más claro y otros poemas. Comisionado por la UNESCO que dirige Torres Bodet, prepara el proyecto de una revista internacional (Plural). Aparece en 1950 La bomba increíble (Sudamericana, Buenos Aires, 1950). Nueva grabación para la Biblioteca del Congreso de poemas seleccionados. Asiste en Nueva York al estreno de su obra La fuente del arcángel (febrero de 1951). Por su enfermedad no puede asistir al estreno en La Habana de su obra Judit y el tirano. Publicación en México de El desnudo impecable y otras narraciones (Tezontle, FCE, 1951). Tras varias hospitalizaciones, fallece el 4 de diciembre de 1951 en la clínica Philips House, víctima de un mieloma canceroso con metástasis. Es enterrado en Puerto Rico el nueve del mismo mes en el cementerio de Santa Magdalena, junto al mar y al pie de las murallas de San Juan. En 1952 son publicadas, por primera vez, en España: tres piezas dramáticas, Teatro, Ínsula, Madrid. Varias revistas de distintas partes del mundo le dedican números especiales: Ínsula de Madrid, Asomante de Puerto Rico, Hispania de Estados Unidos, Buenos Aires Literaria de Argentina. En la Colección Austral (1154) Jorge Guillen edita y prologa Poemas escogidos de Pedro Salinas. En Cuadernos Americanos (mayo-junio, 1954) se publica su pieza, con tema de la guerra española, "Los Santos", misma que es estrenada en La Habana el 14 de abril de 1960. En 1955 Aguilar, de Madrid, publica Confianza y una primera edición de sus Poesías Completas. En Italia aparecen Volverse sombra y otros poemas (del libro Largo lamento), editado por All'insegna del pesce d'oro, Milán, 1957, y Poesie publicado por C. M. Lerici, Milán, 1958. En 1969 la editorial Castalia de Madrid reedita La voz a ti debida y Razón de amor en un volumen. En 1971 aparece la antología preparada por Julio Cortázar para Alianza Editorial: Poesía. El mismo 1971 sale la primera edición de Poesías Completas de Banal editores que incorpora varios textos inéditos y que prologa, como queda dicho, Jorge Guillen. En el XX aniversario de su muerte, 1971, el Ateneo de Puerto Rico (San Juan) y la Universidad de Puerto Rico (Río Piedras) organizan un homenaje a Pedro Salinas con conferencia de Jorge Guillen y representación de obras teatrales del poeta muerto. El número 300-301 de Ínsula (noviembre-diciembre, 1971) es dedicado a su memoria. En 1975 aparece la segunda edición de Poesías Completas (Barral editores) con numerosos inéditos de Salinas. |
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De Presagios (1924)
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El alma tenías tan clara y abierta, que yo nunca pude entrarme en tu alma. Busqué los atajos angostos, los pasos altos y difíciles... A tu alma se iba por caminos anchos. Preparé alta escala —soñaba altos muros guardándote el alma— pero el alma tuya estaba sin guarda de tapial ni cerca. Te busqué la puerta estrecha del alma, pero no tenía, de franca que era, entradas tu alma. ¿En dónde empezaba? ¿Acababa, en dónde? Me quedé por siempre sentado en las vagas lindes de tu alma. 34
La obediencia que esta noche me susurras al oído obediencia es de veleta. ¿Estar quedo? ¿Cambiar mucho? Eso será como quieran los aires que muevas tú para jugar con la ausencia. No te quejes de mis vueltas y de no encontrarme nunca cara a cara: eI huirte es obediencia. Y si mi alma no te está nunca quieta, no la llames volandera: fidelidad te he jurado —yo de hierro, tú de aire— de veleta. 48 Desde hace ya muchos años, la reja me tiene partido el mundo que se ve por la ventana, en cuatro partes iguales. Y así en una se me niega lo que se me ofrece en tres que no son nunca las mismas. Cuando yo rompa los hierros, ya lo sabes, no ha de ser para escaparme: será porque ya no pueda sufrir más el ansia esta de ver todo el mundo entero, sin cuatro partes iguales. |
De Seguro azar (1924-1928)
Soledades de la obra
"Voy a hacer." (¡Qué mío es lo que voy a hacer!) "Estoy haciendo." (¡Qué mío!) "Ya está hecho. Míralo." ¡Cuidado! El hacer, enajenar, quedarse solo, de hacer. Salta, vuela, ya no es tuyo. Solo. Solo sin lo mío hecho. Solo de lo mío, de eso que hice yo, que me inventé para no estar solo. Forma de mis soledades, yo me la estaba labrando. Escapada. La hice con ansias, con alas de ansias. Se va detrás de otras ansias, suyas, poblando los cielos, suyos. Y entre todo lo que hice, mío, ya ajeno, ya lejos, qué solo estaría hoy sin eso, enorme, infinito, de nadie, que me acompaña: lo que aún está por hacer, lo que yo podría hacer. ¡Y mientras lo hiciera, mío! 36 Mirar lo invisible La tarde me está ofreciendo en la palma de su mano, hecha de enero y de niebla, vagos mundos desmedidos de esos que yo antes soñaba, que hoy ya no quiero. Y cerraría los ojos para no verlo. Si no los cierro no es por lo que veo. Por un mundo sospechado concreto y virgen detrás, por lo que no puedo ver llevo los ojos abiertos. 39 Sí reciente No te quiero mucho, amor. No te quiero mucho. Eres tan cierto y mío, seguro, de hoy, de aquí, que tu evidencia es el filo con que me hiere el abrazo. Espero para quererte. Se gastarán tus aceros en días y noches blandos, y a lo lejos turbio, vago, en nieblas de fue o no fue, en el mar de el más y el menos, cómo te voy a querer, amor, ardiente cuerpo entregado, cuando te vuelvas recuerdo, sombra esquiva entre los brazos.
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De Fábula y signo (1931) |
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La tarde libre
La semana de abril de pronto se sintió una ausencia en el pecho: jueves, su corazón. Sí, robamos el jueves. Ella y yo, silenciosos, de la mano, los dos. Le robamos con todo. Con los circos redondos, y sus volatineras tiernas, conceptuosas doncellas de los saltos. Con las cajas de lápices, rojos, azules, verdes, y blancos, blancos, blancos, blancos, para escribir en las diez de la noche de los cielos más negros cartas a las auroras. Con las tiendas sin nadie: se vendían paisajes, héroes, teorías, arpas. Y todo a cambio de arena de la playa. De arena tan hermosa que al mirarla no se compraba nada por no dejarla allí color de carne intacta, entre plata, entre cobre. Con todo, sí, con todo. Con escuelas de adioses a las sombras y al beso. Al salir se creían los cuerpos y los labios que nunca estaban solos. Sí, con todo y sin fin. Delicia de ser cómplices en delicias, los dos. Y en el borde del miércoles ver quedarse parados almanaques atónitos —no podían seguir— mientras tú y yo secretos, ya más allá del cielo, del tiempo, de los números, vivíamos el jueves. 31
Luz de la noche
Estoy pensando, es de noche, en el día que hará allí donde esta noche es de día. En las sombrillas alegres, abiertas todas las flores, contra ese sol, que es la luna tenue que me alumbra a mí. Aunque todo está tan quieto tan en silencio en lo oscuro, aquí alrededor, veo a las gentes veloces —prisa, trajes claros, risa— consumiendo sin parar, a pleno goce, esa luz de ellos, la que va a ser mía en cuanto alguien diga allí "ya es de noche". La noche donde yo estoy ahora, donde tú estás junto a mí tan dormida, y tan sin sol en esa noche y luna del dormir, que pienso en el otro lado de tu sueño, donde hay luz que yo no veo. Donde es de día y paseas —te sonríes al dormir— con esa sonrisa abierta, tan alegre, tan de flores, que la noche y yo sentimos que no puede ser de aquí.
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De La voz a ti debida (1933) |
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De Razón de amor (1936) |
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De Largo lamento (1936-1939) |
Dueña de ti misma |
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[¡Qué olvidadas están ya las sortijas!] |
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[¡Cuántas veces te has vuelto!] |
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[¡Cuánto sabe la flor! sabe ser blanca] |
¡Cuánto sabe la flor! Sabe ser blanca cuando es jazmín, morada cuando es lirio. Sabe abrir el capullo sin reservar dulzuras para ella, a la mirada o a la abeja. Permite sonriendo que con su alma se haga miel. ¡Cuánto sabe la flor! Sabe dejarse coger por ti, para que tú la lleves, ascendida, en tu pecho alguna noche. Sabe fingir, cuando al siguiente día la separas de ti, que no es la pena por tu abandono lo que la marchita. ¡Cuánto sabe la flor! Sabe el silencio; y teniendo unos labios tan hermosos sabe callar el "¡ay!" y el "no", e ignora la negativa y el sollozo. ¡Cuánto sabe la flor! Sabe entregarse, dar, dar todo lo suyo al que la quiere, sin pedir más que eso: que la quiera. Sabe, sencillamente sabe, amor. |
De El Contemplado (1946) |
El contemplado Tema De mirarte tanto y tanto, del horizonte a la arena, despacio, del caracol al celaje, brillo a brillo, pasmo a pasmo, te he dado nombre; los ojos te lo encontraron, mirándote. Por las noches, soñando que te miraba, al abrigo de los párpados maduró, sin yo saberlo, este nombre tan redondo que hoy me descendió a los labios. Y lo dicen asombrados de lo tarde que lo dicen. ¡Si era fatal el llamártelo! ¡Si antes de la voz, ya estaba en el silencio tan claro! ¡Si tú has sido para mí, desde el día que mis ojos te estrenaron, el contemplado, el constante Contemplado! Variación I Azules Variaciones que enseñaban en la escuela: Egeo, Atlántico, Indico, Caribe, Mármara, mar de la Sonda, mar Blanco. Todos sois uno a mis ojos: el azul del Contemplado. En los atlas, un azul te finge, falso. Pero a mí no me engañó ese engaño. Te busqué el azul verdad; un ángel, azul celeste, me llevaba de la mano. Y allí en tu azul te encontré jugando con tus azules, a encenderlos, a apagarlos. ¿Eras como te pensaba? Más azul. Se queda pálido el color del pensamiento frente al que miran los ojos, en más azul extasiados. Eres lo que queda, azul; lo que sirve de fondo a todos los pasos, que da lo que pasa, olas, espumas, vidas y pájaros, velas que vienen y van. Pasa lo blanco, mortal. Y tú estás siempre llenando, como llena un alma un cuerpo, las formas de tus espacios. Cada vez que fui en tu busca, allí te encontré, en tu gloria, la que nunca me ha fallado. Tu azul por azul se explica: color azul, paraíso; y mirarte a ti, mirarlo. |
De Todo más clasro y otros poemas (1949) |
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De Confianza (1955) |
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