De Bajo el oro pequeño de los trigos (1984)
|
Bajo el oro pequeño de los trigos Retrato en sepia La llovizna de abril Filis Destino Bajo el oro pequeño de los trigos |
para Samuel Gordon |
Si me voy este otoño 1984
|
Retrato en sepia |
Obediente a la voz cósmica, agrio el destino, yo fui levantada en torbellino de lamentos. Yo fui la piedra de escándalo: contra mí se reventaron las lágrimas de todos mis hermanos. Yo fui la piedra que tiritó en la puerta y en los patios de las casas, sin acceso al hogar que aglutina a los hombres. La piedra con la que los otros tropezaban encendidos de vergüenza. La piedra del destierro, la que debió perderse en el fondo del légamo; el labio sumergido en la hiel; el receptáculo del sacrificio en donde vaciaron la indiferencia, la cólera, el despecho. Yo el perro sin dueño, rastreando compañía, con la cabeza gacha, abatido de soledad. Cuando me vaya no querré aullar, cojeando por los mismos caminos. Quiero dispararme como flecha hacia la dimensión que corresponda. A mitad de la borrasca de este tiempo debí hacer cantar al pájaro ciego en mi garganta, sola, sobrecogida por el relámpago y el trueno, calada hasta los huesos, bajo la tormenta. Canté y canté, bebiéndome las lágrimas. Sin ti, Marianne, se me habrían enlutado, sin amor, los caminos. |
La llovizna de abril |
La llovizna de abril esprendió el sueño lila que florecía en la luz de las jacarandas y ardió toda la tarde sobre el rostro gris de la calle como una tierna flama. |
Filis |
Nos estamos borrando, Demofonte. |
Destino |
Recorrió el verano brincando en un solo pie y su verano fue una estrecha hilera de ladrillos en la boca inacabable de un desfiladero. |