Francisco Cervantes Selección y nota introductoria de Armando González VERSIÓN PDF |
Nota introductoria Una huella al margen |
La presencia de Francisco Cervantes ha dejado una huella profunda en la cultura mexicana: por un lado, como creador de una obra poética excéntrica y deslumbrante y, por el otro, como puente entre los idiomas español y portugués, mediante una pertinaz labor de traducción y difusión. En particular, los libros de poesía que hasta ahora ha escrito Francisco Cervantes conforman una obra excepcional, construida en los márgenes de la tradición poética mexicana. Porque las influencias, los motivos, la prosodia y la sintaxis de Francisco Cervantes escapan de las referencias generacionales y se saltan las taxonomías. Pero si Cervantes se sale de la aldea, su búsqueda cosmopolita tampoco se dirige a las metrópolis habituales, sino que se encamina hacia geografías ignotas, tradiciones adyacentes, épocas mal recordadas, cultos insólitos y herméticos, éticas y modales enterrados. Si sus mentores y ancestros poéticos son inusuales, con más dificultad podemos hablar de sucesores, pues se trata de una poesía sin las cualidades programáticas que suelen exigir los feligreses. Aunque, por el rigor con que ha sido forjada, su obra es una preceptiva indispensable, resulta muy difícil extraer de esta poesía torturada y extravagante una poética con posibilidades de éxito entre las multitudes. La poesía de Cervantes no le tuerce el cuello a ningún cisne, no es estandarte de oprimidos, no es sirvienta de la novedad, no es representativa de la época y, pese a la facultad hipnótica de su prosodia, es una poesía honda y cerebral, hostil a los imitadores y a los parásitos. No se trata, pues, de un lugar poético donde puedan regodearse los turistas, sino de un punto geográfico de difícil acceso, pero que fascina por su vegetación y sus frutos salvajes. La extravagancia de Cervantes comienza por el lenguaje: como decía Gabriel Zaid al comentar Cantado para nadie, hoy el bilingüismo es un hecho comercial y no cultural, de ahí la singularidad de esta apasionada exploración de lenguas como el gallego, el portugués y el español que busca rebasar las fronteras físicas y temporales entre idiomas y generar una lengua franca más cercana a los ritmos y las emociones que a los significados. Mediante este ejercicio de mezcla, experimentación, homenaje y asimilación de las lenguas, que va desde la utilización de moldes y ritmos de la juglaría, pasa por los rigores de los moldes métricos consagrados y llega hasta el cultivo de un engañoso verso libre, Cervantes completa una deslumbrante lectura y recreación no de una, sino de varias tradiciones emparentadas. La naturalidad con que Francisco Cervantes transita entre sus hablas elegidas va más allá del dominio técnico, implica una voluntad de autoconocimiento mediante la inmersión en los idiomas ancestrales; implica también la nostalgia de una lengua genésica, de una patria del canto anterior a Babel, a la que acaso sea posible invocar cuando las palabras trascienden los significados. No es extraño que a este creador de rarezas indispensables en el panorama de la poesía hispanoamericana, a este intelectual lúcido, hosco y claridoso se le regatee el reconocimiento y las recompensas materiales que el aparato cultural reserva para personalidades más apacibles y asertivas. Con todo, publicaciones como este mismo material de lectura, reconocen el valor de una obra y deleitan a esa “inmensa minoría” de lectores que aprecia el privilegio de la poesía de Cervantes.
Armando González Torres |
De Los varones señalados (1972)
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Lema y dama Combaten dos enemigos del de la inquieta espada Tres fueron los campos, los escudos tres |
Lema y dama |
era una bella |
Combaten dos enemigos del de la inquieta espada |
principiaba la noche |
Tres fueron los campos, los escudos tres |
El caballero a la moda llama a la puerta.
Superficial, externo, He nombrado a mis ancestros y digo: |
De La materia del tributo (1972)
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Último canto |
El filo doblegado, Discípulos no queden, En que talladas fueran Así se borra esta mención |
De Esta sustancia amarga (1973)
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Digamos a una sola voz |
Todas las tardes me visita, pues |
De Cantado para nadie (1982)
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Cantiga distante
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Cantiga distante |
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Aquel que recuerda |
A María Victoria Llavero
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Cantado para nadie |
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La fisura del pasado |
A Ernesto Volkening El sueño, que le es dado a todos, |
De Aulaga en la Maralta (1985)
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Del séptimo sello |
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De Heridas que se alternan (1985)
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Meditación sobre los maniquíes Máquina de la memoria El desnudado brillo La luz que ya se iba... Autorretrato tomado en febrero Espejos embistientes Heridas que se alternan |
Meditación sobre los maniquíes |
De la pintura de Bia Wouk, y para Joao Un laberinto es lo que somos. |
Máquina de la memoria |
Mientras todo fue el fragor fuera del pecho |
El desnudado brillo |
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La luz que ya se iba... |
Recuerdo que te miré con miedo |
Autorretrato tomado en febrero |
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Espejos embistientes |
Ni en la muerte espero dormir
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Heridas que se alternan |
Te preparas a salir, |
De Los huesos peregrinos (1986)
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Ó tejo, a agua doidejante! Oído entre dos tumbas |
Ó tejo, a agua doidejante! |
A Elías Nandino No sueños, no memorias. |
Oído entre dos tumbas |
Para Adolfo Castañón Enrik Traden
Es causa de infortunio grande
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De El canto del abismo (1987)
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Ni orgulloso ni humilde |
Dame, Señor, piedad para mí mismo Y que mi obra te responda. No espero comprensión de nadie Pues la máquina humana es limitada Y no hay otra cosa Que ajena consistencia de aquello que desprecio Y de igual manera me desprecia. Al nombrarte, Señor, me nombro a mí. No creas que no me entiendo, Pero antes de regresar a las tinieblas Es posible que tú quieras que te exprese al expresarme. Si así fuera, Señor, lo estoy haciendo.
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De El libro de Nicole (1992)
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Mísima* |
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* Mísima. Término neognóstico para misiva mínima. |
De Regimiento de nieblas (1994)
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Farol de la calle Ojos por teléfono |
De La obra soñada de Hugo Vidal (1995)
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Geografía La obra soñada |
Geografía |
A Laura Reinking,
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La obra soñada |
¿Recuerdas la mañana en que te despertaste |