El caballero a la moda llama a la puerta. Nadie lo recibe, Sólo nosotros, De nuestro origen fantasmal conocedores. FG
Épocas hubo, lamentaciones hubo, Hubo un poco de humo por dentro de la carne Y un poco de viscosa materia en derredor de sus huesos Una oscura memoria asombrosamente silenciosa Que veía venir una nostalgia Del sueño escanciadora; aquella que ofrecía su cuerpo A las caricias del tiempo y del pensamiento. No se interrumpe el fuego, acaso cambia, El leño apagaréis, mas nunca el fuego; A nada dais la muerte, eso que tocáis es un muñón tan sólo, Pero plantas brotarán, oh querido Marco Bruto, Claquín famoso, oh Valentino Exilio, dulce exilio, sombreada muerte, Fresca desolación la que nos trae con la alegría el viento. Oh amada, tierna la herida siempre fuera Como de niña que cumple todas las noches Siempre la primera de su amor, sin fatigarse. ¿Quién es aquel que acepta ser la sola encarnación de un instante, el proyecto de un instante? Esto sucede a su pesar, Aunque no haya sido decretado Ni exista aquel que lo decrete. La resistencia y aun el acto de acatar, Rebeldía o resignación, Son gestos de los dioses Y todos somos caretas para que ellos hagan muecas. Pero, a su vez, ellos no son sino el consuelo De quienes buscan un bastón o un antifaz para dormir. Oh pequeños, aceptad la belleza de todo Porque no perdura, y lo que al tiempo se resiste No es más lo que al principio fue, Ni los dioses otra cosa son Que vanidad todavía más frecuentada.
Superficial, externo, Pero nunca fieramente fiel, Oh, no soy de vuestra estirpe ponzoñosa, Ni de la de aquellos que llegan al potro Donde la felicidad estira sus miembros dolorosamente. Esto lo escribo en el exilio, Encuentro este silencio y su destello vacuo. He nombrado a mis ancestros Y sus divisas, sus escudos: La espada del suicida, El corno de los bosques, El toro que en latas torres ondea Mientras mueren mercenarios.
He nombrado a mis ancestros y digo: Ésta es la raza que yo acepto, No la elegí ni ella me escogió, El azar fue que nos condujo, Ondulaciones que nos enfrentaron. El sueño contra el sueño, El corazón contra el latido, Ansia contra el cansancio, Lecho contra prisión y desconsuelo. Miro borrarse los secretos bajo la yerba, Miro los años ir detrás de muchos hechos, Miro la muerte en todos los extremos, en todos los extremos.
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