Río Sena
(sepia)
Qué antiguas calles en las aguas lúcidas del río, de ellas brotan barcas, espejismos, diferentes formas del recuerdo. Camino y me hundo en las aguas azuladas, como piel de tigre manchada de luces, en la ciudad el río fluye. Camino y me hundo entre muros de agua, las líneas olvidadas son nervaduras de algún nicho oculto.
Fosforescente el cielo se comba, la luz crecida —al borde— es piedra que gime, raíz enredada al tiempo.
Camino y me hundo: los puentes alargan su desmesura, trastocan el relieve del pasado. Regreso siglos hasta mirar al agua tallar mi propia historia.
Allí nace lumbre en los vitrales: tus muslos y mis senos quemándose tras el altar.
Como plantas espinosas sobre los cuerpos, ahora la borrasca llega en arenoso frío.
El recuerdo quebrado se hunde templo invertido. Y sólo queda este caminar de canoa sobre las nervaduras del tiempo.
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