Bosquejo
Los pliegues apenas se hunden en aceite y el plomo blanquecino del cuerpo de virgen amanece; dentro de una gama de lienzos —en el azul diurno de la seda— el índigo se vuelve cauteloso y relata el caso excepcional del rojo soleado que cruzara la tela. Intenso, de cochinilla y laca, es azul sangrado y proviene de la alquimia: la virgen es un bosquejo, ficción del sulfato y la potasa. Hecha de impurezas, con su falda sedosa de cianuro es inocua, guarda su fórmula cosmética en secreto como una historia sagrada.
|