Cantos
De la piedra, Eloísa, vuelves incandescente, de cada piedra eres extraída en un cúmulo de años: rosetones de lo que fue tu cuerpo. Te aligeras, tal vez te aligeras cuando apareces bajo el cincel, clara, cálida, de un ocre matutino. La luz con su prisma incita tu boca impregnada de sol. Pero la piedra te arrebata, sólo mis sensaciones te reconocen, ruedas entre los bloques extraídos del suelo, cantos agudos y esculpidos te arrastran del detalle hacia el tiempo tumultuario y amorfo.
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