Tajo
Tiene que haber sido el mar con su furia. Arrastró de tajo las formas, la lengua, la plegaria matinal. Tiene que haber sido esa descomunal fuente de cristal en pedazos. Labriego insoluto, huérfano océano desbordó la intimidad; rabioso horadó los herrajes de la noche. Furia venida del espesor de arenas y rocas. Con su perfil de resaca nos dejó sin costa, sin muelles, en la abstracta posición del alba.
(De Eloísa, Editorial Aldus y Universidad de Guadalajara, Ciudad de México, 2010.)
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