Las bodas del carpintero (Canto de Matrimonio)
Las junturas de tus muslos son como goznes labrados de mano maestra. Es ése tu seno cual taza hecha a torno.
Cantar de Cantares
Himno del marido
Oh largo paso hacia la madurez, hacia la ardiente paz que prepara la madera de María corazón de cedro fragante! Es el material vestido de domingo asomado a tus dedos, es el olor de sándalo de tus manos de palo, el perfume de tus cuatro costados, la habitación nueva de tu cuerpo alfombrado, tu viga recién labrada, tu palabra de rama recién cortada. Ésta es la serena puerta del tiempo que se abre ante tu rosa madura, tu frondosa presencia que alumbra los lugares donde permanecerán los hijos, el serrín de tu cuerpo taladrado la tabla de una caja que se ensancha tu destino en el fuego de la sangre. ¡Oh largo paso hacia el hogar de cenizas sagradas! Entra, entra a las brasas que esperan en ardiente familia tu tronco dorado.
Canto de la esposa
Carpintero, labra, carpintero, labra mi cuerpo entero. Hazme silla para tu descanso, cama para tu sueño, tu sueño entero, carpintero. Hazme mesa para tu almuerzo, come, carpintero hambriento. Sueña, carpintero despierto, pero labra, carpintero, labra mi cuerpo entero. Trabájame, artesano, con el trabajo de tu mano. Haz de mi cuerpo un lecho, de mi mano un vaso. Hiéreme con tu amor de filo rápido, córtame la flor, corta el racimo de sueños enamorados, corta también la hoja, corta el árbol. Corta mi carne de laurel, córtala a tu nivel. Clávame, martillero. Púleme, garlopero. Carpintero, labra, carpintero, labra mi cuerpo obrero.
El juramento
¡María, María, María de la carpintería! Aquí estoy, señor, esperando tu amor. María, te llaman mis brazos, te llaman mis labios, te llama mi sangre, María, te llama mi voz. Señor, te llama mi amor. La vida pregunta, María, si puede dormir con los dos. Mi vida te llama a la cama, María, nos llama a los dos. La mía responde, señor. La muerte de reglas podridas, la vieja de tablas desnudas está en el rincón. La muerte asegura, María, que luego seremos carbón. Cenizas seremos tú y yo. Allí llegarán nuestras vidas, allí llegará nuestro amor. Hasta la muerte, María. ¡Hasta más allá, señor!
La oración
Virgen de tabla pintada. Virgen de dulce madera, ya nuestras manos unidas forman una sola regla, nuestros cuerpos se han juntado incrustando los deseos, ya los dos seres de palo formamos un solo mueble. Está tu mesa servida, está tu silla dispuesta, tu rezador de dos brazos, tu hermosa cama de suegra. Nuestra vida y nuestra casa sólo por ti están abiertas, sólo esperamos tu entrada para clavar nuestra reja. Ahora somos la puerta de dos hojas, que se cierra, somos dos leños unidos que forman la cruz completa. Virgen de la tabla honrada. Virgen de dios y madera. como tu Hijo, llevamos desde hoy, nuestra obra a cuestas.
El coro
La fuerza del trabajo sobre el seno las pesadas manos sobre el pecho exigen troncos nuevos a los cuerpos pan y vino a los elementos pedazos de realidad al sueño. Las maderas se abren y crujen en deseos los sagrados tablones que fabrican y queman los hogares obreros el carpintero ardiendo que hace más carpinteros el mueble en llamas y la savia corriendo hacia los puntos de retoño, hacia el retoño del fuego. Oh detenida savia, oh esperanza de hojas en suspirar de frutos percibida, una vez más caminarás hacia la vida! Oh retoño guardado en el ropero, oh rosa de la puerta, oh flor del macetero, oh fruta que nace sola del frutero! Oh nuevo amor de la carpintería, oh viejo amor de la maderería, oh eterno corazón de cedro de María!
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