Esta época cruel me ha desviado
Esta época cruel me ha desviado como a un río fuera de su curso. Desviada de las riberas familiares, mi cambiante vida fluyó a un canal hermano. Cuántos espectáculos me perdí: el telón alzándose sin mí y cayendo también. Cuántos amigos que nunca tuve oportunidad de conocer. Aquí, en la única ciudad que puedo llamar mía, donde caminaría dormida sin perderme, cuántos cielos extranjeros pude soñar que no rendirían testimonio a través de mis lágrimas. ¡Y cuántos versos fui incapaz de escribir! Sus coros secretos me acechan muy de cerca. Un día, acaso, me estrangularán. Sé los comienzos y también los finales. y la vida-en-la-muerte y alguna otra cosa que mejor será no recordar ahora. Cierta mujer ha usurpado mi sitio y usa mi verdadero nombre, dejándome sólo un apodo con el que he procedido lo mejor que he podido. La tumba a la que vaya no será la mía. Pero si pudiera salir de mí misma, y contemplar a la persona que soy, sabría, por fin, qué es la envidia.
(Leningrado, 1944)
|