Hacia el rescate de Gilberto Owen
Para Alí Chumacero, a quien le debo no poco
De los "Contemporáneos", Owen es el romántico, el menos civilizado, el más épico, aunque su epopeya sea la que se redime en el olvido. Un día lo dijo: "...Sabrán mi vida por mi muerte", y esta vil paradoja también le va dando la razón. Erige su epifanía. Así lo padecí un instante sobre el césped inglés que cubre sus huesos, sin una lápida, a la orilla no casual de un árbol de grapeapple, en el cementerio de un suburbio de Filadelfia. Entonces ahí lo vi. Lo vi en su desgarradura, en la ausencia, en la poderosa desmemoria de los que pueden hacer algo: familiares, amores, políticos, nosotros…; en no dejar que este poeta que todo lo perdía —cielo, mundo, infierno— siguiera perdiendo. Murió en 1952 mancillado por la cirrosis; había nacido en 1904 y no en 1905 como se venía creyendo.1 Nunca estuvo mucho tiempo en ninguna parte; era fiel, pero por la más difícil fidelidad: la que se anuda sobre las distancias. Esto hace que sean girones, muchos imprecisos, lo que sabemos de su vida y de su obra, todavía diseminada. En abril de 1952 Luis Alberto Sánchez comentaba: "Nunca se supo de 'Mundo perdido', un poema largo que (Gilberto) me leyó estancias en Guayaquil".2 El mismo hecho se confirma en carta a Josefina Procopio: "Luis Alberto Sánchez me decía en una carta: 'Se perdió El mundo perdido que le oí recitar en Guayaquil'".3 Se sabe que Owen después del Perú vivió una temporada en Ecuador y a finales de 1932 va a Colombia. Ahí se casó en 1935 con Cecilia Salazar Roldan, hija del General Víctor Manuel Salazar; ahí le nacieron dos hijos, Victoria Cecilia en 1936 y Guillermo en 1938. Desde su llegada a Bogotá, Owen publica esporádicamente en el diario El Tiempo. Precisamente, su primera colaboración —enero 22 de 1933, p. 5— corresponde a una plana completa en "Lecturas Dominicales", el suplemento cultural de dicho periódico. La página lleva un retrato de Owen, una "Nota autobiográfica", y cuatro poemas: "River Rouge", "La semilla en la ceniza"4 , "Defensa del Hombre"5 y "El infierno perdido". La "Nota autobiográfica", de vital importancia puesto que nos aclara datos anteriormente confusos o desconocidos sobre su vida y su creación, dice al final: "Los (poemas) de esta página podían haber sido escritos hace cinco años; forman parte de un libro: El infierno perdido, que en la muerte voluntaria de mis sentidos meridionales es el último juego..." Primera interrogante: ¿No será que Luis Alberto Sánchez, quien citaba de memoria había trastocado el sustantivo infierno por el de mundo? Segunda interrogante: ¿No será que en vez de estancias, como dice Luis Alberto Sánchez, Owen le leyera poemas todavía sin titular? Cabría una tercera pregunta: ¿No habrá modificado Owen —tras su encuentro con el peruano en Guayaquil— la estructura del poema y aún sustituir el término mundo por el de infierno? De cualquier manera creo que no existe ese "poema largo", sino que se trata de una equivocación, más con la recuperación ahora de una composición llamada precisamente "El infierno perdido" y de un comentario del poeta donde confiesa que piensa designar con el mismo nombre un conjunto de poemas, cuya anticipación se da en esa página de El Tiempo. Para mayor confirmación, en 1940, Owen hace preceder la publicación de "Discurso del paralítico" con una nota en la que se lee: "Entre los papeles que iban a servirme para componer algún día El infierno perdido (irremediablemente, ¡ay!), he hallado un poema tan ajeno, tan en tercera persona, que al leerlo y ponerlo en limpio para su publicación, no he podido mudarle voz alguna. Su tema, una meditación de la Semana Santa de 1936, recoge las ideas de todos mis clásicos, acaso por haber estado reducido en los seis años anteriores, por deberes profesionales, a lecturas tan someras que me confinaban casi a la hemeroteca, sin uno nuevo que añadir a mi santoral. Reclamo como único invento mío las palabras en que está escrito, pues aún la forma en que las adorné me fue impuesta por mis pensamientos".6 Intento ahora ordenar con composiciones hasta ahora no recogidas y las ya conocidas, lo que hubiera sido El infierno perdido, o por lo menos los poemas que hubieran sido coleccionados con ese título si Owen se hubiera decidido a publicar el libro. Se podría alegar que "Tres versiones superfluas", formada por "Discurso del paralítico", "Laberinto del cielo"7 y "Regaño del viejo",8 fue incluida en Perseo Vencido9 último libro editado en vida por Owen y, que si él la insertó ahí, habría que respetar su decisión. Sin embargo Perseo Vencido publicado como un anexo de la revista San Marcos tiene más la traza de una antología de los últimos poemas que entonces llevaba escritos Owen y no de un libro autónomo. Tal criterio se confirma en parte por la inclusión de "Libro de Ruth" en Perseo Vencido que cuatro años antes se editó como una obra unitaria10 y de "Sinbad el Varado" aparecido en el número 3, de enero —marzo de 1948 en la revista San Marcos. Pero además para un lector constante de la poesía de Owen salta a la vista el anacronismo de "Tres versiones superfluas" dentro de la línea general de Perseo Vencido y más aún con la declaración del propio Owen de que "Discurso del paralítico" lo escribió en 1936. En resumen esta reconstrucción de El infierno perdido, ordenada cronológicamente, es una hipótesis y no un resultado concluyente. Quizás solamente sea una contribución para la recuperación de un admirable poeta.
Luis Mario Schneider
1 Definitivamente Owen nació en 1904. En la "Nota autobiográfica" encontrada ahora e inserta en este trabajo, fechada en enero de 1933, el poeta que nació el 4 de febrero, confiesa tener 28 años.
2 Sánchez, Luis Alberto: "Gilberto Owen", El Tiempo, Bogotá, abril 13 de 1952.
3 Procopio, Josefina: "Advertencia" en Poesía y Prosa de Gilberto Owen, Imprenta Universitaria, México, 1953.
4 Ya había sido publicado en Escala, México, núm. 1, octubre de 1930. Reproducido por Inés Arredondo en Plural, México, Vol. IV, núm. 39, diciembre 15 de 1974.
5 Anteriormente en Contemporáneos, México, septiembre-octubre de 1930. Reproducido en Poesía y Prosa.
6 "Salida de Gilberto", Letras de México, México, enero 15 de 1940. Reproducido en Poesía y Prosa.
8 En Letras de México, México, junio 15 de 1943. Reproducido en Poesía y Prosa.
9 Perseo Vencido, anexo de la revista San Marcos, Lima, 1948.
10 Ediciones Firmamento, México, 1944.
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