Sonata
La violeta, los lirios, la muerte con Elena! ¿Qué deseo, qué busco en el sueño del mundo? Voy libremente entre cosas tristes, con la pena de un destino sin vida; o lo aparto o me hundo. Dulce como la flor, infinita azucena en la tristeza de las tardes, errabundo, grande como la luz, esperanza serena, la busco en un suspiro solitario y profundo. La abrazo en un suspiro solitario y piadoso, la abrazo en un suspiro, sin que hacia mí la llame, y en un altar la pongo, de la tierra, ruinoso, mientras las hiedras negras me hablan de que la olvide, y la primera estrella me dice que la ame en un sumiso exceso, que el mundo no me impide.
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