Les dejamos el placer en la tierra: Hierba quemada en el sol; cuerpos De agua, preciosos al paso de los años, Sin alas para nosotros; Las inmensas maravillas estelares; los muebles Del Espacio hechos astillas en el corazón; La imagen cínica del humo que se eleva Desde los hogares que nunca tuvimos. Les dejamos los mares en las playas abrasadas; El hierro retorcido en las enredaderas De nuestras tumbas: el estruendo ensordecedor Del silencio sobre todas las cosas. Apártense del cuerpo rebelde: aquí, La verdad desnuda de la hierba; El rostro del espíritu nublado Por la ceguera. Basta. Los dejamos.
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