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El viento norte
PARA TOCAR TUS HOMBROS La tarde bárbara sube a golpes de mar hasta las islas donde estalla el calor. Sube la luz en árbol convertida. Crecen los hombres en vértigos azules, en altos laberintos de sangre bajo el cielo. Una doncella cierra el día, una doncella monta el caballo de agua donde se mira el día. En la columna rota un dios espera el cuerpo de la noche perforado de estrellas como larvas. Han muerto los hombres en la crestería del agua. El mundo se ha poblado de naufragios. Hay que rezar por todos. Una oración de tierra y viento para los hombres muertos. Desde los púlpitos del tigre y la anaconda una oración de selva para la flor sin barro de los hombres.
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