Page 18 of 35
Redoble bajo una ceiba |
1 Padre anciano, Obrero y gran señor, Sesenta y nueve ramas se han secado En tu arbolado corazón. Padre, es claro. Yo acecho tu bastión: Me abro paso entre cedros y álamos Cuando, de pronto, soy la multitud hambrienta de una calle Aherrojada en cilicios de terror. Padre obrero, Obrero y gran señor. 2 Entre el moribundo y el muerto Cómo zumba el asombro, Cómo zumba el insecto burlón del silencio; Cómo en esa mirada de pez sobre la arena Sube la marea de la preñez amarilla Del espectro; Cómo su boca se abre Sin estruendo; Cómo su frente es un paisaje Ya sin viento Y un día breve es su mejilla. En su mano derecha Hizo su tálamo el tiempo. El cuarto es un planeta a la deriva Que encallará en su pecho. El gruñido lejano de una puerta Desova la noche entre sus huesos. 2 ¡Qué proa su nariz hendiendo el alba! Un invisible animal se duerme en sus cabellos. 7 Esta vida que tú me dejaste, padre... Poema anónimo de Chiapas —La vida que tú Me dejaste, padre, Es la yegua gris Que monto. Me tira: La monto; la monto: Me tira. No importa. (No sirve la espuela Ni la brida. Dando Tropezones ando, Hasta que me duela.) Látigo silbante Que nos desfigura: Esta pena es dura Y el vivir constante. —Y esta vida que tú me dejaste, Padre, Es la yegua que también montaste. |