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Famam librosque cano ¿Tus canciones? ¡Oh! Las pequeñas madres las cantarán en el crepúsculo, y cuando la noche se desvanezca al beso de la aurora que ama y mata, la hora que las golondrinas llenan con sus notas, los conejitos del campo que algunos llaman niños, tal como son, altos y gordos, comentarán tus besos entre risas, poniéndose los zapatos, listos para el día de negocios, serios negocios infantiles de los que el mundo ríe, y crecen viciados tal es el relato −parte de él− de tu canto-a-la-vida. ¿El mío? Un libro es conocido por aquellos que leen los mismo. Tu público está presente en mí arenga. ¡Vamos! Desde hace años los considero mi audiencia tal como antes lo fue tuya. Flaco, con anteojos, sin tacones, tal como uno que siente al mundo como una suerte de maldición contra su borrachera revolcándose en sus últimos años por una roja codicia y sin embargo; a toda velocidad aún cuando debería correr por su propia satisfacción, se volverá para mofarse porque no tuvo un centavo, ninguna voluntad para asumir las desastrosas consecuencias del Demonio de la Riqueza. Tal como aquel de quien se apartan las mujeres por las cenizas de tabaco esparcidas sobre su saco y cuyo cuello muestra poca familiaridad con la navaja de afeitar y una barba de tres días; tal como aquel que recoge una andrajosa copia sin reverso del establo, demasiado barata para ser catalogada, discurso, "¡Ah-eh! El extraño y raro nombre... ¡Ah-eh Debe ser si aún yo no he..." Tal edad mientras perdona sus hábitos analiza la forma y piensa en ver cómo escapé a la inmortalidad.
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