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Con una mano en el ancla
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En el hondo y extraño precipicio donde las palabras suenan cuatro veces, donde los vientos se entremezclan y confunden para formar el viento, donde las horas se convierten en siglos y la vida no pasa. En el hondo, extraño precipicio, he querido ser para ti pedazos de infinito, vida y muerte, noche y aurora, silencio de tus labios y palabra, oscura palabra de tu boca... Serás como el dado que se agita mil veces, que tiembla en la mano o en el cubilete, que señala la dicha o el número helado de la muerte. Serás como el dado: torpe, callada, indiferente. La esencia de mi ser. Bebí de ti |