Aquí, quemándome en fuegos de artificio. (¿La verdadera lumbre, Señor, dónde la guardas? ¿Dónde la fuerza, el sol? ¿Dónde la lucha? ¿Dónde la luz, la rabia?) Aquí, quebrándome en batallas inútiles en trabajos estériles. (¿Dónde el peligro, el mar? ¿Dónde la muerte? ¿Dónde la loca crepitación del fuego? ¿Dónde el volcán y dónde el exterminio?) Y guardo mi pasión, la encierro en la profunda gruta de mí mismo. Escucho la sonata de los días tendido en el desván de los recuerdos como el muñeco de la cuerda rota.
He sido el oso pedernal y la cueva de carne náufrago del desierto peregrino del mar zozobra amor y por las playas planto rito de la intención más alta objeto. Y si el amor, sitia quizá de pronto la plaza de Caín sitia mi plaza te suplico madre de Dios María ofende y hiere maltrata ya destruye al que no supo hacer del sufrimiento luz de la culpa y de los hombres faro.
a María Zambrano
Tersa la luz, desvanecida y alta... La hora del derrumbe llegó despacio, displicente y seca; olvidada de sí; túmulo y fábula. Cayó el Castillo; y con él cayeron el señor, su ayudante y el ayudante del ayudante del señor del Castillo; bóvedas; muebles; cuadros y cruces; el cazo de la sopa y la sopa de pan. De la cima a la sima; cúmulo y suma; súmula y cifra. (Los habitantes del pueblo cubren con una lápida el humus que apisona esencia y huesos del agrimensor, del ayudante del señor agrimensor, del señor.)
Será
1 En la espiral será si no en la esfera. Entre la bruma, solos. Sólo de amor abiertos; a lo demás, cerrados. Sólo al amor, al nuestro; solos y atados. Si no en la esfera, será en el torbellino, en la espiral será. 2 Señálame en la boca la huella de tu nombre; sumérgete en mi sangre; palpita en mí, desnuda; entiérrame en la carne la sed de tus raíces; florece en mí, madura; deshazte en mí, desnace.
|