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El viaje soy sin sentido El viaje soy sin sentido —que de mí a mí me translada— de una pasión extraviada, mas a un fin no diferido. Lo que pierdo es lo que he sido para ser silencio y nada, y, por el alma delgada, que pase el azar su ruido. Entre la sombra y la sombra ¿qué imagen se ve y se nombra la misma que se aventura? Sólo azar es el abismo que se abre entre mí y yo mismo. El azar cambia y no dura. Coda: La presencia fue aquí y todo palpitó aliento de vida. Hasta el aire se hacía como tenaza a las cordiales brasas escondidas. La presencia fue aquí y en todas las sonrisas. La feliz circunstancia de un abrazo hizo el aire delgado como brisa. El mundo se reía penetrado de gracia y de fe pía. La Creación toda entera, vuelta luz, se recreó en las pupilas un instante, abrió luego los poros delirantes transformando las venas en luceros. El cuerpo se perdió en rayos de sol. El hombre, vuelto nada, lo fue todo. Y el crepúsculo vino. La luz se fue apagando. El cuerpo se hizo sombra; nuevamente ocupó el viejo lugar. Y al cabalgar las horas nuevos tedios lo agobian. La mirada se pierde en el recodo donde volteó el reflejo. El sol cayó a lo lejos en líneas fugitivas. La soledad se hizo lluvia en las pupilas. |