I La flor macho se inclina sobre la flor hembra esparce polen coloreado sobre el pistilo. El sol se levanta sobre la escuela en Vejrum cerca del fiordo Lim. Es el 3 de marzo de 1914. Y así, de súbito, estás ahí, Asger Adam Homo. Un vándalo inspirado. Te llamaron águila marina. Dijeron que estabas vivo como un águila marina. II Desde niños salimos a la vida profesional, actuamos sobre los oblicuos tablados de la alegría Éxito tintineante en las cajas registradoras. Nuestra compañía de teatro se llamó: Reír, no llorar. El fin de los bribones de Silkeborg. El fin del mundo en jueves. Rosamunda y el Jinete Azul. Actuamos en todos los locales infantiles, almacenes, parques, azoteas, traspatios, canchas de escuelas y en los verdes callejones de la ciudad que se apoyan en paredes de madera. Una mezcla jutlandesa del exceso de poesía y de arte juglar, de opereta, circo, misa y película musical Te llamaron águila marina. Dijeron que estabas vivo como un águila marina. III Llegar a los extremos, ser quien transgrede los límites de la vida y las formas expresivas se paga en Dinamarca con hambre. Él supo pintar, escribir, tocar flauta traversa. Supo tocar trombón, piano y violín. Pero esta rica persona fue marcada tempranamente por la muerte, con su látigo de escasez. Padeció escorbuto y tuberculosis en París mientras los buitres del arte se saciaban en Copenhague. Te llamaron águila marina. Dijeron que estabas vivo como un águila marina. IV Tu obra, tu poesía visual. el largo viaje de tu pintura alrededor del mundo son montañas de miel en marcha. Son la negación en el umbral de la mentira, polinización de flores silvestres en el despeñadero del anhelo. El duende y los pájaros crecen ante la luz roja exiliados de la isla de la bienaventuranza. Signos y hechos del orden natural, Un cerdo solar y contaminante en el jardín sagrado. Una pelea cósmica entre las filiales de la red situacionista. Te llamaron águila marina. Dijeron que estabas vivo como un águila marina. V Las mujeres, tu fiebre azul— fueron tabla de salvación en la travesía de tu vida entre Scylla y Karybdis entre Helhesten y Cobra2 entre fábula y mito entre sueño y realidad Maren Jorgensem, nuestra suave y cobijadora madre. Genia, Katz Rajkmann, la muchacha en el fuego Kirsten Lyngborg, la profesora que desposaste. Matti Domselaar la nueva Babilonia de tu virilidad. Nanna Enzenberger, sol y luna de tu cénit. Te llamaron águila marina. Dijeron que estabas vivo como un águila marina. VI Atado ahora por la fiebre a la cama de hierro en el hospital comunal de Aarhus cuando los brotes de las hojas de la primavera revientan bajo la luz del sol, en el signo de Piscis, tras el invierno verde— luchas a muerte contra la metástasis que te consume. Dar la vida es morir un poco cada día. Pasan tantas cosas cuando uno muere. El cuerpo, resto mortal de la realidad es el viejo vidente de lo verdadero. Y la sangre, la sangre del corazón rompe venas y vasos. Rosas rojas con espinas arden en el corazón de todos, por eso sangra. Te llamaron águila marina. Dijeron que estabas vivo como un águila marina. VII Hay puertas que no se deben abrir. Hay cuartos a donde no debe entrarse. Hay cosas que no se deben pintar. Hay palabras que no se han de pronunciar. ¿Han visto al rey de la ruptura en acción? Entonces, también han visto al rey hacedor de las imágenes. El gran espectáculo de la vida es quebrar, irrumpir, levantarse, decir no, abrir paso. Toda renovación es, por naturaleza, un crimen contra los petrificados bosques de las convenciones, contra las camisas de fuerza ideológicas del arte. Un día todos vivimos el sobresalto como la alarma en un estanque de patos asustados, como la manía persecutoria de los delincuentes, en angustia y estremecimiento en cuchillo y guitarra en suerte y azar. Te llamaron águila marina. Dijeron que estabas vivo como un águila marina. VIII De ala en ala. El poseído por la pintura, transgresor de límites. El pájaro del horizonte sin fin arriesga lo inaudito, dentro de las íntimas banalidades de todos los hogares transgrede, transforma sus intenciones en ensueños de imágenes en sensible poesía en espejismos de visiones en mágicas noches desdobladas en enloquecidos retratos de cuerpo entero de seres nunca vistos: Monstruos aplastados, licántropos, marcianos de tamaño natural. Aggernakker, Gofs, Kalki, Fusko, Nuknik Dida y Didaska.3 Pintaste la realidad de Dybbol en 1864 el cruento baño de sangre sobre la blanca nieve de Stalingrado en 1942 y el Dragón del Cielo y el Cerdo Solar en Corea y Vietnam. Te llamaron águila marina. Dijeron que estabas vivo como un águila marina. IX Llueve DDT, nitrógeno, radio y flúor. Llueve PCB, fósforo, insecticidas y mercurio. Ningún óbolo para combatir el cáncer basta. Ningún cañón de cobalto contra las áreas enfermas de los pulmones. ¿Cuál remedio contra la civilización? ¿Los radiactivos rayos de la polución? Él quiere vivir, no sucumbir. Es ahora cuando los mortales rayos del doctor Wulf deben salvarlo antes de que los necrólogos-necrófilos cobren la tristeza. En los más altos grados de la fiebre, en las últimas horas de la vulnerabilidad grito pidiendo ayuda. Ayuden todos a que la sinrazón sobreviva antes de colapsarse los pulmones y de que manos invisibles atenacen desde el interior las gargantas de la gente. Te llamaron águila marina. Dijeron que estabas vivo como un águila marina. X Conocer a Sir Price es costoso. Los buitres del arte del ‘establishment’ olfatean los nuevos precios y las ganancias del mañana. En estos días fatídicos, los chupasangres de la cultura reducen tu muerte tan temprana a un acontecimiento bursátil paraíso en efectivo de los vampiros de imágenes financiados por la sangre de tu corazón— los sepultureros de la carroña, los cerdos de oro ya están listos con la pala. Te llamaron águila marina. Dijeron que estabas vivo como un águila marina. XI Hace mucho que tomamos café en el jardín de Heerup.4 La vida es extraña, particularmente ajena a la muerte. La semilla del trigo vuelve a la tierra y debe morir para vivir. El color de la muerte estuvo siempre en tu paleta. Ahora llena todo el cuadro. Después de la primera muerte no hay otra. La muerte es extraña, particularmente ajena a la vida. Te llamaron águila marina. Dijeron que estabas vivo como un águila marina.
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